Rosmari y Maritoñi se van al Rocío mientras Endesa apaga Galasa

A las alcaldesas de Garrucha y Mojácar, María Antonia López y Rosa María Cano, parece interesarles más la fiesta del Rocío que resolver los problemas de la empresa pública que suministra el agua a sus pueblos que, además, son accionistas de la misma

La alcaldesa de Garrucha, María Antonia López, sonríe desde la aldea de El Rocío aferrada a su báculo

Miguel Ángel Sánchez / 27·05·2016

Las alcaldesas de Mojácar y Garrucha se dejaron llevar por su fervor a la Virgen de la Paloma y marcharon al Rocío en plenas discusiones entre los partidos para fijar una posición consensuada que permita a Galasa salir del atolladero económico en que se encuentra. 

La mojaquera Rosa María Cano estuvo presente durante las primeras horas de la cita que reunió en la Diputación, el jueves día 12, a la mayoría de alcaldes socialistas y populares, en un intento de acercar posturas. Pero a la vista de que aquello se alargaba más allá del mediodía, abandonó el Palacio Provincial para preparar su viaje del día siguiente. A la romería llegó el viernes 13 por la noche. 

La garruchera María Antonia López ni siquiera asistió al encuentro. Ese mismo jueves ya estaba peregrinando en compañía de sus concejales María Luisa Campoy y Ángel Capell. 

Mientras unos daban públicas muestras de su devoción mariana entre tapas de jamón, queso y vino, el resto de autoridades de las dos comarcas afectadas, el Levante y el Almanzora, buscaban in extremis, con reuniones tanto de grupo como compartidas con los adversarios políticos, alternativas a la propuesta de modificación de tarifas y estatutos ofertada por la Diputación, en su condición de máxima accionista de Galasa, de cara a la Junta de Accionistas fijada para el lunes 16 de mayo. 

En tanto, las oficinas centrales de la empresa pública en Vera ya conocían desde días antes y en sus propias carnes lo que es un corte de suministro por acumulación de recibos impagados. Tal es la débil posición económica de Galasa. Evidentemente el corte no fue de agua, sino de electricidad. El martes, 10 de mayo, Endesa optaba por rescindir el servicio obligando a echar mano de generadores. La deuda, según manifestó Izquierda Unida, rondaría el millón y medio de euros. Ocurre sin embargo, que pese a la abultada cifra, al tratarse de un servicio público de primera necesidad, Endesa no puede presionar con nuevas restricciones que tengan incidencia en los sistemas de impulsión y distribución.