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Go West, young man, go West*

JUAN LUIS PÉREZ TORNELL

28·12·2016

La Diputación de Almería, por acuerdo plenario adoptado en la sesión de 30 de septiembre de 2016, aprobó una línea de subvenciones vinculada al Plan de Mejora de Eficiencia Energética y Energías Renovables 2016. 

Hasta ahí nada raro. Pero el diablo está en los detalles, y suele estar especialmente en los detalles de las subvenciones y otras mamandurrias. 

El extrañísimo criterio preferencial para la adjudicación de los beneficios de este loable Plan de Mejora se ha fijado tomando como base el venerable principio romano “prior tempore potior iure”: el primero en el tiempo es el que tiene mejor derecho. 

Principio que puede ser admisible, y de hecho suele ser sacralizado y de uso común en la cola de la carnicería, en su forma litúrgica “¿quién es la última?”. 

Pero a mí me rechina un poco este criterio para distribuir, “objetivamente”, los fondos insondables y pelágicos de las diputaciones. 

Vino a mi mente inmediatamente el recuerdo de las viejas películas del Oeste en las que las carretas de los colonos sin tierras, alineadas ordenadamente, esperaban la señal del disparo para adquirir, en una enloquecida carrera, toda la tierra a la que pudieran llegar con preferencia a los otros competidores, con peores carretas o jamelgos más lamentables. Era la aplicación práctica de la teoría del “destino manifiesto” que impulsaba a la colonización de todo el territorio hasta el Pacífico, en los lejanos tiempos del no menos lejano Oeste. 

Si la fórmula se impone y lo importante para la consecución de un objetivo pasa a ser, a partir de ahora, la celeridad en la petición y no las situaciones de carencias o desigualdades que se pretenden corregir, propongo formatos más vistosos, como la carrera de sacos o la cucaña, que premiaría en su caso a los alcaldes más ágiles o diligentes, recuperando al mismo tiempo tradiciones y juegos populares, tan rancios como vistosísimos. 

Una especie de “Juegos Moriscos” provinciales, como los de Purchena, en los que el premio fuese no una medalla o una placa, sino una jugosa subvención, pudiera ser incluso un aliciente turístico, dado que no me consta que las Administraciones públicas, hasta ahora, hayan tenido en cuenta la rapidez y la astucia como mérito para alcanzar subvenciones. 

En cierta ocasión sí supe que una multinacional japonesa primaba con ascensos a sus ejecutivos más voluntariosos organizando para ellos una carrera hasta la cumbre del monte Fuji, con la que demostraban su lealtad a la empresa, su ambición profesional y su excelente forma física. O sea, que hay ilustres precedentes. 

Como hoy día la tecnología permite, registro electrónico mediante, la medición rigurosa de esta velocidad en la presentación, hay que informar que el vencedor en esta singular justa fue el Ayuntamiento de Serón, que presentó su solicitud a los veintisiete segundos exactamente de abrirse el plazo para la presentación. Desgraciadamente, pese a su celeridad y diligencia, fue descalificado por deficiencias en la documentación aportada, pero fue el más rápido estableciendo un nuevo record provincial de velocidad que, por esta desdichada descalificación, pasa a manos del Ayuntamiento de Vélez Blanco, que tardó exactamente treinta y dos segundos. Record que debe ser homologado por los severos e insobornables jueces de la Diputación de Almería. 

Hay que dar cuenta asimismo de algunos ayuntamientos, cuyo nombre omito piadosamente, que aplicaron el aforismo, más castellano-manchego que latino, “por mucho trigo nunca es mal año” y presentaron su solicitud antes de la señal dada: las 00.00 horas del día 5 de octubre. Pillines. También fueron descalificados. 

La utilidad de las diputaciones, tan injustamente cuestionadas, está, en teoría y en la letra de la ley, en apoyar a los municipios más pequeños y paticortos, con población envejecida y futuro oscuro, priorizando precisamente su menor capacidad económica, su menor acceso a estos nuevos horizontes tecnológicos, restituyendo así, en la medida de lo posible, la limpieza de la competición, con la utilización de la discriminación positiva. Muy de moda en otros ámbitos, por cierto. 

* “Vete al Oeste, joven, vete al Oeste”.


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