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“Desde 1966 a 1999 no se hizo nada, todo iba al ‘cajón de Palomares’”

Juan José Pérez Celdrán, pedáneo de Palomares durante 16 años, describe la actividad desarrollada por el equipo de gobierno del popular Jesús Caicedo en el asunto de las bombas que ha desembocdo, según él, en la firma del reciente acuerdo España-USA


Juan José Pérez Celdrán en los estudios de RADIO ACTUALIDAD

INMACULADA G. MELLADO / 11·11·2015

Hasta una veintena de reuniones en el Ciemat, preguntas en el Senado y al propio presidente Rajoy, encuentros en la Embajada de EEUU y con técnicos del Departamento de Energía Norteamericano… El que fuera pedáneo de Palomares durante 16 años describe una auténtica “caza” hasta conseguir lo que durante 50 años Estados Unidos ha negado a España: un acuerdo por escrito para descontaminar la pedanía cuevana.
  
- ¿Cuando ustedes llegaron al Gobierno de Cuevas en 1999 se encontraron un tema vivo, encima de las mesas de los despachos de Asuntos Exteriores, o un tema sepultado?
- Nosotros accedimos al Gobierno el 3 de junio de 1999. A los pocos días le dije a Jesús [Caicedo] que ese tema estaba olvidado y que lo teníamos que solucionar. Me dijo que nos pusiéramos manos a la obra. No sabíamos ni a quién dirigirnos, así que pedimos una primera cita en el Consejo de Seguridad Nuclear. Nos recibió la presidenta, María Teresa Estaban Bolea. Le dijimos que éramos el pedáneo de Palomares y el alcalde de Cuevas y que estábamos interesados en saber en qué situación se encontraba este tema y qué se estaba haciendo, entonces nos enseñó una caja grandiosa que ellos llamaban el ‘famoso cajón de Palomares’. Allí iba toda la documentación de Palomares, a la caja aquella. Todo estaba sin organizar, sin archivar, sin ordenar. Toda la información que mandaban del Ciemat [Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas] y de todos lados iba allí. ¿Esto cómo puede ser?, preguntamos. ¡Un tema tan importante! Nos respondió que eso había estado así desde siempre. Desde el año 66 hasta el 99, no se hizo nada, todo iba al ‘cajón de Palomares’. Ésa es la respuesta que nos dio la presidenta del Consejo de Seguridad Nuclear. También nos informó de que quien hacía el seguimiento del caso de Palomares era el Ciemat. Pedimos cita y en enero de 2000 nos reunimos con el director general, Félix Induráin, que nos dijo que allí se hacían las analíticas a los vecinos y los controles de la flora y la fauna de la zona. Empezamos a reivindicar, a pedir soluciones. Estábamos preocupados… Al poco tiempo, el Ciemat cambió al director y nombró a César Dopazo. Después, la misma historia. Hemos seguido a todos los directores generales del Ciemat, pero persiguiéndolos, persiguiéndolos…
- ¿A fuerza de tanta persistencia habrán acabado siendo amigos?
- Bueno, amistad relativa... Nos hemos conocido bastante, desde luego. Hemos seguido a todos los directores generales del Ciemat, hasta que nos encontramos a dos personas que nos ayudaron mucho, Teresa Mendizábal, que trabajaba en el Ciemat, y Juan Antonio Rubio, que fue director general. Él nos prometió que pondría en marcha el tema de Palomares para solucionarlo y así fue. A través suyo y de la intervención del diputado Rafael Hernando, conseguimos iniciar por primera vez el proceso de expropiación de los terrenos que en principio se consideraba que estaban afectados –y digo se consideraba porque entonces no existía un mapa de la zona afectada-. Hemos llegado a hacer 20 visitas al Ciemat… y también hemos tenido contactos con responsables y técnicos del Departamento de Energía de EEUU, por ejemplo. Jesús Caicedo fue, de forma personal, a aquel país por invitación de uno de los responsables del departamento de Energía. También ha formulado preguntas en el Senado y hemos visitado tres veces la Embajada, con diferentes embajadores. Jesús ha hablado de Palomares varias veces con el presidente del Gobierno, con el ministro Margallo y con Morenés. Ha habido reuniones en Moncloa con la vicepresidenta… Es decir, esto ha sido una caza de las personas que han tenido responsabilidad en el asunto de Palomares hasta conseguir lo que se ha conseguido.
- El nuevo equipo de Gobierno les reprocha que no haya ni una sola acta que recoja toda esta labor.
- Debe de haber un acta de una de las reuniones que se hizo con el Ciemat en el Ayuntamiento de Cuevas del Almanzora. No obstante, cuando vas a una administración a presionar, ¿qué acta va a haber? No vamos a llevar al secretario en la mochila, pesa mucho, es muy grande. Si El PSOE nos pregunta por las actas de nuestras reuniones yo también podría preguntarles qué actas había anteriores a 1999… Cuando se adopta un acuerdo sí hay que levantar acta, ¿pero qué acta vamos a levantar nosotros?
- Pero se pudo dejar constancia.
- La solicitudes que se han hecho para ver al embajador las ha hecho Jesús como senador o diputado y eso consta. Uno no llega, toca a la puerta y te reciben.
- ¿Cree que las presiones ejercidas por el Ayuntamiento cuevano han sido determinantes en el acuerdo firmado hace unos días entre España y Estados Unidos?
- Si no hubiesen existido presiones por parte de la institución municipal yo creo que las cosas igual seguían en el ‘cajón de Palomares’. En 1999 nos encontramos con que llevaban 33 años en el cajón. ¿Por qué no iban a estar 100 años más? Hemos presionado a los diputados del PP e incluso a la gente del PSOE. Juan Antonio Rubio es una persona que puso el PSOE al frente del Ciemat. Él entendió el problema y nos ayudó. Si nos hubiésemos echado a dormir, aún se habría tardado mucho más. Yo tengo claro que la intervención de Jesús Caicedo fue fundamental. Yo no digo que sin su intervención no se hubiese solucionado, pero sí lo ha agilizado. Tenemos por primera vez, aunque sea de intenciones, un acuerdo por escrito, algo que EEUU nunca había querido hacer.
- ¿Quiere añadir algo?
- Sí, que estamos a disposición del nuevo Gobierno de Cuevas para cualquier asunto relacionado con la descontaminación de Palomares.

“No somos verdes ni tenemos antenas”
  
- ¿En qué consisten los análisis que periódicamente se hace la población de Palomares?
- Son anuales y se realizan en Madrid a aproximadamente 150 personas. Se hacen análisis de sangre, de orina, te miran el oído… Te lo miran todo. Después te mandan informes de la exploración y de las analíticas.
- ¿Son personas distintas cada año o es un grupo concreto al que se le hace seguimiento?
- Son vecinos distintos. Además, salvo que se detecte algún problema, que no es habitual, son los propios vecinos los que solicitan hacerse las pruebas. Allí están dos días y van de forma escalonada, a lo largo de varias semanas. Viajan en taxi.
- ¿Quién decide quién va?
- Antes la selección se hacía desde Madrid, aunque había una persona en Palomares que hacía una preselección. Ahora se decide en Madrid pero previa solicitud desde aquí.
- ¿Usted ha ido?
- Yo no he ido nunca. No he tenido tiempo, es la verdad. Alguna vez lo he intentado, pero no he podido.
- ¿Han detectado algún tipo de dolencia que se dé con especial incidencia en Palomares?
- Yo no puedo responder a eso porque no hay ningún estudio epidemiológico, algo que por cierto debería denunciarse. Es increíble que 50 años después del accidente la administración con competencias en salud no haya llegado a un acuerdo con el Ciemat para, al menos, hacer un estudio epidemiológico. Yo puedo hacer una apreciación subjetiva y no creo que haya nada desmesurado... En Palomares no somos verdes ni tenemos antenas. 

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