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“Aunque no me siento el único responsable, si me piden que pague esas facturas lo haré”

El que fuera concejal de Obras y Servicios en el Ayuntamiento de Garrucha, Alonso Soler, cuenta su versión sobre el asunto de las toallitas y pide perdón por su parte de responsabilidad


Alonso Soler

Miguel Ángel Sánchez / 11·12·2015


La controversia de ‘las toallitas’ hace girar las miradas al área de Obras y Servicios, la Concejalía que dirigió durante 8 años Alonso Soler. Hasta el que fue su jefe de filas, el exalcalde Juan Francisco Fernández, le señala como responsable. Él niega haber hechos esos pedidos aunque no elude su parte de culpa por no estar vigilante con los proveedores: “asumo mi culpa y pido perdón”. Pese a todo, aclara que si el área de Hacienda que dirigía el propio exregidor hubiese funcionado con transparencia e informado a la Comisión de Gobierno, “esto no habría ocurrido”.
- Usted era el titular del área de Obras y Servicios del Ayuntamiento de Garrucha y encargado de hacer los pedidos. El exalcalde Juan Francisco Fernández lo ha recordado y le señala como responsable principal del tema de las ‘toallitas’.
- Cuando la alcaldesa lo cuenta yo estaba en el pleno y me quedé muy sorprendido . Es verdad que yo he pedido parte de todo eso y, por tanto, soy responsable en parte.
- ¿Toallitas desengrasantes? ¿Para qué?
Las toallitas son para quitarse los operarios la grasa de las manos. Cuando yo entré en el Ayuntamiento lo hacían con arena. Me encontré con un palet de arena. Pero aquí se están diciendo precios que yo no recuerdo haber aceptado. Si el responsable de las cuentas, que era el alcalde, me hubiera preguntado, yo habría pedido explicaciones a las empresas suministradoras. Dicen que he comprado cajas de 25 fluorescentes a 15 euros cada tubo, ¿es que estoy chalado? Ni que me llevara comisión…
- ¿Entonces qué?
- Esto es una papeleta que me han colado. No todos los pedidos que yo hacía eran para mi departamento. Con frecuencia mis compañeros hacían pedidos o me pedían que los hiciese yo y los endosaban a Obras y Servicios. Mi área era la que resolvía sus problemas.
- Pero llegaría el momento de aprobar facturas en la Comisión de Gobierno y se detectarían los exagerados precios que aplicaban los proveedores.
- No todas las facturas pasaban por Comisión de Gobierno, aunque era el órgano que debía aprobarlas. En el tiempo que yo estuve, unas se llevaban y otras no. Incluso sé que se pagaban facturas sin pasar por Comisión. Habría que preguntar al concejal de Hacienda, que era el alcalde.
- Menudo desastre. ¿Por qué aceptaban ser miembros de la Comisión de Gobierno en estas circunstancias?
- Fuimos miembros hasta que decidimos dejarlo, irnos del gobierno, del grupo municipal y del Partido Popular. Yo llevaba dos años queriendo hacerlo y no lo hice por mis compañeros. No podía permitir eso. Yo me he negado a confirmar muchos pedidos que endosaban a Obras y Servicios porque no eran míos. Sí asumo que he llegado a tener que contratar pintura a una empresa de Málaga y a un euro más cara de lo que se podía conseguir en la comarca, pero fue porque las empresas de aquí no servían al Ayuntamiento de Garrucha. Como no pagábamos, no servían pedidos y Garrucha había que tenerla limpia y adecentada. Por todo eso acepto la parte de responsabilidad que me toca y pido disculpas por no haber estado tan alerta como debía, y si me piden que pague esas facturas, lo haré porque me siento responsable, aunque no el único.
- ¿Cualquier factura se habría podido colar al Ayuntamiento?
- Supongo que no. Lo cierto es que El 90% de las facturas que pagábamos eran de Obras y Servicios. El interventor llegó a llamarme y decirme “te has pasado Alonso, tienes 300.000 euros en facturas”. Empezó a sacarme facturas que yo le iba diciendo que no eran mías. La concejal de Festejos, por ejemplo, tuvo a diez operarios de Obras y Servicios trabajando 24 horas en las fiestas y cargó los gastos y los materiales que emplearon a mi departamento.
- ¡Menudo desorden!
- Viendo esto, un desastre. Yo estaba muy quemado. Lo siento por la gente, pero yo tampoco me esperaba esto..
- ¿Le ha llamado el exalcalde para aclarar estas compras a precios desproporcionados?
- Sí. Me llamó antes del Pleno para preguntarme qué había hecho. Yo le dije que de los tubos fluorescentes no sabía nada. De un herbicida sí. Era para abonarlo en seis meses y lo pagaron en dos años. En Garrucha no se pagaba a 30 días como se decía. Por otra parte, 29.000 toallitas son 72 cajas y media. Yo no he visto 72 cajas y media de toallitas en el almacén jamás.
- Entonces ¿qué cree usted que puede haber ocurrido?
- Creo que al ver que no se les pagaba, las empresas han ido poniendo más unidades de las que se habían pedido. Juan Francisco me preguntó si se habían pedido fluorescentes, contenedores o la pintura de Málaga. Le dije que sí, no me escondo, pero no por esos importes.
- ¿Y cómo lleva usted todo esto?
- (Visiblemente emocionado guarda silencio durante unos larguísimos segundos) Muy mal.
- ¿Qué cree usted que piensa la gente?
- Qué va a pensar. No sé. La familia, los amigos... Todo esto me ha superado, pero el tiempo pone a cada uno en su lugar. Yo asumo mi culpa y pido perdón al pueblo de Garrucha.
- Y con esta descoordinación querían gobernar otra vez…
- A lo mejor hubiéramos arreglado nuestras diferencias dentro del equipo de gobierno. Yo estaba a las siete de la mañana en la calle y volvía a comer a mi casa a las 3 de la tarde. Si, como van diciendo algunos, a las 8 yo estaba en el bar tomando café y leyendo el periódico, era porque ya tenía los deberes hechos y me permitía desayunar. Pero el alcalde no llegaba hasta las doce y media o las una. O no iba. Por el Ayuntamiento han pasado personas que han ido hasta seis días seguidos en su busca y no lo han encontrado. Luego se escudaba en el “no sé nada” cuando, en realidad, los que sabíamos poco de sus decisiones éramos sus concejales. De muchas cosas nos enterábamos en los plenos por la oposición. En 8 años no he pasado ni una dieta ni un kilometraje ni nada porque siempre entendí que todo iba en el sueldo y, cuando ha hecho falta ir a algún sitio, lo he pagado de mi bolsillo, pero Juan Francisco bien que los cobraba.
- Usted no está de acuerdo con el comportamiento de el exalcalde en relación a este asunto, ¿qué haría si estuviera en su lugar?
- Yo no me hubiera quitado de en medio echándole el muerto a otro. Él tiene su responsabilidad como Alcalde y como concejal de Hacienda. Y porque no he dicho todo lo que habló conmigo antes del pleno.
- ¿A qué se refiere?
- No sé si es conveniente…
- No nos deje así, cuente.
- Me dijo ‘tú no te preocupes que yo lo explico todo. Tienes las puertas abiertas en el partido’. Él no quería llevarme en su lista electoral última porque me veía demasiado viejo para ser concejal, pero me ofreció un puesto de encargado municipal. Yo le dije: ‘Juan Francisco, no voy a seguir en el Ayuntamiento y contigo menos aún. Pero por el bien del Partido Popular de Garrucha, tú no debes seguir tampoco. Deja a otro, por favor’. Él me decía que iba a arrasar y yo le respondí que la gente estaba harta de él y que perdía las elecciones fijo, y él me decía ‘piénsate el trabajo que te he ofrecido. Piénsate lo que te he dicho’. O sea, antes de las elecciones me intenta canjear un puesto en la lista por un puesto de trabajo en el Ayuntamiento y ahora me invita a volver al Partido Popular. Como rechacé una y otra cosa, me pone a los pies de los caballos. No es mala persona, pero sí muy liante. Con la de cosas que le he tapado y mira ahora con lo que sale. 
- ¿Ve usted alguna similitud entre este caso y el de las papeleras que se compraron en la anterior etapa de gobierno socialista sin concurso ni consignación presupuestaria?
- A nosotros nos dejaban las mismas papeleras en 70 euros la unidad, pero aquello y esto no se parece. Aquello sí que fue un escándalo que le costó al pueblo 200.000 euros, por 200 papeleras contratadas a dedo y sin consignación presupuestaria. Esto, en cambio, está pasado por Comisión de Gobierno. Tampoco tenía consignación la Plaza de Pedro Gea y el aparcamiento público y de 4 millones se fue a 10. Los socialistas lo hicieron muy mal.
- ¿Es todo? 
- Pido perdón. No estuve a la altura que debía.

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