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Calixto III, Blancanieves y el teniente Gallardo

SAVONAROLA

03·06·2016

Sé que entendéis que existen ocasiones, hermanos míos, en que a este humilde y pluscuanquemado fraile se le calienta aún más si cabe el ánimo y sube la temperatura de su sangre hasta alcanzar el punto en que el fluido vital bulle y estalla en las ya encallecidas venas, y es que no puedo evitar que algunos acontecimientos me traigan al recuerdo el crepitar de la leña seca ardiendo en la pira que en mi honor erigió aquel papa valenciano, por mal nombre Alejandro VI, en la Piazza de la Signoria de mi muy amada Florencia. 

Os hablaré hoy, caros míos, de la familia Borja, que tantos y tan malhadados pontífices dio a la Santa Madre Iglesia Católica Apostólica y Romana, que más que de Dios, parecieron enviados del mismísimo príncipe de los infiernos, Lucifer. 

Todo empezó en Torreta de Canals durante la nochevieja del año 1378. Allí, en esa fecha vino al mundo un niño que se llamó Alfonso y que habría de recibir el anillo del Pescador con el nombre de Calixto III. Nació en el seno de una noble familia, hijo de Domingo y de Francina Llançol, quienes, provenientes de la villa aragonesa de Borja, se habían instalado en el reino de Valencia tras participar en su conquista junto a Jaime I. 

Estudió leyes en Zaragoza y fue profesor de derecho en la Universidad de Lérida, donde llamó la atención del antipapa Benedicto XIII, que lo atrajo a su causa en el enfrentamiento que el Cisma de Occidente había provocado en la Iglesia. 

Su apoyo al antipapa lo convirtió en protegido del también valenciano San Vicente Ferrer, padre dominico, y le valió ser nombrado canónigo de la catedral de Lérida y entrar al servicio de Alfonso V como jurista y diplomático. 

Tras la muerte de Benedicto XIII en 1423, tres de sus cardenales se reunieron en cónclave y eligieron como sucesor a Clemente VIII, que instaló su sede en Peñíscola. 

En 1429, el rey Alfonso V, que antes había apoyado a Benedicto XIII, envió a Alfonso de Borja como legado a Peñíscola con la misión de lograr que el antipapa Clemente VIII renunciara y se sometiera al papa Martín V. El éxito de su negociación, supuso el fin del cisma que había dividido la Iglesia desde 1378, y Alfonso fue recompensado con el nombramiento de obispo de Valencia, pero en 1432 abandonó la ciudad para acompañar a Alfonso V como vicecanciller y consejero real en la conquista del reino de Nápoles, que culminó en 1442. 

El 2 de mayo de 1444 fue nombrado cardenal por el papa Eugenio IV y comenzó con una práctica que definiría su pontificado: el nepotismo, ofreciendo a sus dos sobrinos de quienes era tutor, Luis de Borja y Rodrigo de Borja, importantes cargos y beneficios eclesiásticos. 

El nepotismo, que viene del latín nepos, palabra que designa a los sobrinos y a los nietos igualmente, es la preferencia que manifiestan determinados políticos y funcionarios públicos para dar empleos a familiares o amigos, sin importar el mérito para ocupar el cargo, sino su lealtad o alianza. Su uso es generalmente negativo y se considera corrupción, pues suele venir acompañado por el propio interés y provecho. 

A la muerte de Nicolás V, en 1455, Alfonso fue elegido pontífice y adoptó el nombre de Calixto III. Cuenta la leyenda que su elección había sido profetizada por San Vicente Ferrer, pero lo cierto es que fue debida a la influencia política del rey Alfonso V. 

Tras su coronación, reclamó a sus dos mencionados sobrinos, a quienes otorgó categoría de príncipes, nombrando notario apostólico a Rodrigo y otorgando el gobierno de Bolonia a Luis, para al año siguiente nombrarles cardenales. 

Hacia el final de su pontificado, en 1458, se enemistó con la corona de Aragón debido a que, al fallecer el que fuera su gran aliado, el rey Alfonso V, se negó a reconocer al hijo de éste, Ferrante I, como rey de Nápoles, al considerar que dicho reino pertenecía a la Iglesia. Como diría don Vito Corleone, deudas y problemas de la familia. 

Según el matemático francés Pierre-Simón Laplace, Calixto III habría excomulgado al cometa Halley en 1456, con ocasión de su aparición sobre Europa. La razón de la curiosa medida estaría fundamentada en la tradicional creencia en los cometas como símbolo de mal agüero, que en aquella oportunidad lo sería contra los defensores cristianos de la ciudad de Belgrado, sitiada por los otomanos. 

Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como bos pascens -el buey que pace-, cita que hace referencia al escudo de armas de su familia, los Borja o Borgia, en el que aparece un buey dorado paciendo. 

Y, amadísimos míos, de bueyes dorados paciendo en los pesebres sin fondo de vuestros bolsillos, además de blasones y escudos, los palacios municipales, provinciales, regionales y de la nación entera, más que llenos, están ahítos de esos rollizos, mofletudos y sonrosados bóvidos. 

No me voy a remontar a los tiempos de Mari Castaña, ni a aquéllos en que supimos que Alfonso Guerra tenía casi tantos hermanos como Blancanieves enanitos. 

No os diré del empleo del hijo de Esperanza Aguirre como asesor en la Secretaría de Estado de Turismo, ni de los quince parientes a sueldo de los murcianos del desaparecido presidente socialista de la Región Carlos Collado. 

Hoy nos quedaremos mucho más cerca, en la plácida y hacendosa villa nacida de este nuestro Mar Mediterráneo. 

Y es que, amadísimos hermanos, si a aquel señor del aeropuerto sin aviones, don Carlos Fabra de Castellón y de la Plana, así como a nuestros paisanos Heredia, Viúdez y Alonso, Fortuna les sonreía en forma de billete de lotería, a otros parece que la gracia les viene por parentesco carnal o político. 

Recuerde el alma dormida, avive el seso, despierte y registre si en su árbol genealógico es posible que exista algún vínculo o contacto entre sus ramas de usted y las del concejal de Urbanismo y también teniente de alcalde José Antonio Gallardo Gallardo, pues por sus ‘carriles’ circulan novias de sobrinos e, incluso, hijos a sueldo de talleres adonde van a parar los autos municipales a reparar. 

Buscad, buscad, que siempre es posible encontrar algún vínculo más o menos carnal. O más o menos político, que el nepotismo no distingue entre familia natural, cuñados o compañeros de partido, porque, ¿quién sabe?, igual podéis acabar de arquitectos municipales sin necesidad de pasar las vicisitudes e incomodidades de una bolsa de trabajo, o ¿por qué no? como juez de paz aquí, para después gloria. Y vale.

1 comentario :

  1. Y parecía tonto el teniente Gallardo.
    Los socialistas entraron a gobernar el Ayuntamiento de Garrucha como santos, puros y limpios, pero resulta que no pueden pasar por donde lo venden. Otros que se suman a la corrupción; habrá que vigilarlos de cerca.
    ¿Y qué hace la oposición que no actúa? Memos.

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