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Sobre Hera, Zeus Eleuterio Sánchez y Rosmaritoñi

SAVONAROLA

20·06·2016


Queridísimos hermanos en Cristo y en la libertad de amar, pensar, creer y decir, por lo que he podido saber, los griegos de la antigüedad no le concedían tanta importancia al culto religioso a la libertad, como la que practicaban los romanos. 

Sin embargo, amados míos, aquellos habitantes de la Hélade eran mucho más libres que los de la península itálica. En el Olimpo, la morada de los dioses griegos, no existía una diosa de la libertad con la importancia que tenía en Roma la diva Libertas, cuyo templo era uno de los más importantes de Roma y fue erigido por que así lo dispuso el general y estadista romano Tiberio Sempronio, padre de los célebres hermanos Graco, como se conoce en la historia a los tribunos de la plebe Tiberio Sempronio y Cayo Sempronio. 

La explicación que dan los mitólogos a la ausencia en el panteón griego de una diosa de la libertad, del mismo rango que la romana Libertas, es que para los griegos la libertad era atributo de todos los dioses, no de alguno en particular. 

La palabra que utilizaban los helenos para referirse a la libertad era Eleuteria y tal era uno de los epítetos comunes de dioses tan importantes como el mismísimo Zeus, Dionisio (Baco), Artemisa y Atenea. 

Otras deidades también estaban relacionados de manera directa o indirecta con el concepto, el sentido y la práctica de la libertad. Tales eran los casos de Temis, la poderosa diosa del orden natural y divino de todas las cosas, y Niké, que era la titular de la justicia y al mismo tiempo de la victoria, como dando a entender que para aquellos griegos que se distinguían por rendir culto a la mesura, el imperio de la justicia representaba una victoria de los dioses. Eleuterio era la denominación que se le daba a un esclavo cuando obtenía su libertad. Con el correr del tiempo, el concepto de Eleuteria derivó en símbolo de la libertad. Inclusive Eleuteria adquirió el rango de diosa pero, como dije antes, sin tener un culto ni un templo dedicado particularmente a ella. 

Dicen los historiadores que en las afueras de Argos, ciudad emblemática fundada alrededor del año 2000 antes de Jesucristo y considerada como la más antigua de la Grecia clásica, de la que en la actualidad sólo quedan sus históricas ruinas, aunque a su lado se yergue ahora una hermosa ciudad heredera de aquélla, había una fuente de aguas cristalinas en las que se purificaban las sacerdotisas y los fieles de la diosa Hera antes de participar en sus rituales. 

Eleuteria se llamaba aquella fuente sagrada de Argos, la ciudad de Jasón y donde se fraguó la Guerra de Troya, y por eso también se le tenía como cuna de los héroes que participaron en aquella contienda épica que pertenece al mito y a la historia. Tan importante era Argos que Homero, en La Ilíada, denomina a los griegos en general, con el sobrenombre o gentilicio de argivos. 

Al convertirse Eleuteria en un símbolo de la libertad, en su honor se celebraban unas fiestas que eran llamadas precisamente eleuterias, en cuyo transcurso se concedía la libertad a los esclavos que hacían méritos suficientes ante sus amos. 

Las eleuterias más importantes eran las que se celebraban cada cinco años en la ciudad de Platea, en honor de “Zeus eleuterio”, o lo que es lo mismo, Dios libertador. Era la ocasión en la cual se conmemoraba también la gran batalla de Platea, en la que dirigidos por Pausanias, el gran general y estadista espartano, los griegos derrotaron a los persas. 

Sin embargo, queridos hermanos en Cristo, amados hijos contemporáneos del único y grande Dios que os hace libres, no sabe este atribulado monje si hoy sois más griegos o más romanos. 

Aunque sí que sospecha que en este nuevo mundo en apariencia tan laico, lo que tal vez han cambiado algunos, y también algunas, son las deidades de su devoción. 

Y érase una vez que parece ganar adeptas entre nosotros Hera, conocida por su naturaleza celosa y vengativa, principalmente contra las amantes y la descendencia de Zeus, pero también contra los mortales con los que se cruzaba, como Pelias, o Paris, quien la ofendió al elegir a Afrodita como la diosa más bella del Olimpo, obteniendo así su odio eterno. 

Disfruta, al parecer, la celosa y vengativa Hera de un templo dedicado a su advocación cerca del municipio de Almonte, hasta donde peregrinan algunas de sus devotas sacerdotisas y feligresas más reputadas. 

Discípulas separadas por las siglas políticas, pero unidas por el camino del Rocío, la linde de sus dominios, sus ínfulas de venganza y el odio a los medios de comunicación que osan no reconocerlas como las más bellas de sus respectivos olimpos municipales. 

Tal pareciera, además, amados míos, que también pudieran adorar al padre Zeus Eleuterio. Aún más, al dios Zeus Eleuterio Sánchez, patriarca del Olimpo y patrón de los mercheros. 

Los mercheros son, sin duda, símbolo de la libertad por antonomasia. No tienen jefes ni autoridades de la comunidad. Participan de usos en muchos aspectos similares a las costumbres tradicionales gitanas, aunque no comparten con éstos su origen étnico. 

Los mercheros no son gitanos, ni tampoco mestizos, son un grupo étnico aparte. 

Al igual que las sacerdotisas de que os hablo, que pertenecen también a una categoría muy exclusiva y secular. 

A esta archicofradía, tan honorable como Pujol y más, pero mucho más que Mas, podrían pertenecer alguna Muñoz de Pulpí, algún Ramírez de Los Gallardos –mucho me temo que no precisamente el primero-, los Fernández de Carboneras y la santa hermandad de los Amérigos, amén de nuestra siamesa Señora Rosmaritoñi. 

Todos y todas unidos y unidas por Hera, la olímpica diosa del espejito mágico que no soportaba verse en él como era. Y sólo por esa condición muda de la letra con que inicia su nombre la diosa de su advocación, se obstinó Rosmaritoñi en silenciar a un medio hermano cuyo único delito era, como Paris, responder a su pregunta que no era ella la más bella. Y, de momento, por Afrodita, vale.


2 comentarios :

  1. Algo rebuscada y confusa queda en este artículo la razón de la crítica a la alcaldesa de Garrucha.
    Lo que sí queda claro es que, tras un año de tregua, se a abierto la veda para darle duro y se le va a zurrar la badana asiduamente.
    Más se merece Maritoñi. Por tener una emisora de radio y no darle uso.

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  2. Esto de "zurrar la badana, asiduamente" es el efecto de alguna causa. Averiguar esa causa sería muy interesante para los garrucher@s.
    Y sí, si se abriera la emisora municipal podríamos hablar del tema. De lo contrario, será como lo cuenten "otros".

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