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Garrucha, sin pulso político

ADOLFO PÉREZ LÓPEZ

24·11·2015

ES FÁCIL DARSE cuenta en Garrucha de que el pulso político de su gobierno municipal es bastante débil, cosa que a nada bueno conduce, y algo parecido ocurre con la oposición. La victoria de la poco seductora candidatura socialista en mayo último supuso que María López se alzara con la alcaldía por una diferencia de tres o cuatro votos. Tal victoria no se produjo en olor de multitud, más bien fue el pasotismo popular el que imperó. Y así, desde que en el mes de junio comenzara a caminar la nueva corporación su trayectoria en los cinco meses transcurridos nos conduce a lo que indico al inicio de este escrito. 

Es evidente que en estos cinco meses la mejora de Garrucha es bastante pobre. Tan pobre que cuando se cumplieron los primeros cien días de mandato la alcaldesa destacó en un periódico que las gestiones más importantes efectuadas en ese tiempo fueron una limpieza cuidada de las playas y las gestiones realizadas en los bancos para aliviar la situación económica del Ayuntamiento, pero nada dijo de los proyectos que pueda tener en cartera, aquéllos que definen una alcaldía. Si como ella decía recibió bastantes felicitaciones por la limpieza de las playas, no se entiende que por la prestación de un servicio, que es obligatorio prestar, haya uno de ponerse medallas. Igual sucede con la gestión en los bancos, gestión que viene de suyo como algo propio de la alcaldía, cosa nada destacable. Por cierto que olvidó citar como acción suya de ‘mérito’ en los cien días la retirada de la bandera nacional del cruce de la calle Mayor antes de las cuarenta y ocho horas de su toma de posesión. 

A propósito de las gestiones realizadas por la alcaldesa en los bancos cabe destacar que ella y Juan Francisco llevan ocho años dándole vueltas a la situación económica del Ayuntamiento, de modo que una dice una cosa y el otro la contraria (tirándose los trastos a la cabeza en plenos municipales y otros medios), lo que da lugar a que el pueblo, boquiabierto, no sepa a qué carta quedarse. Semejante porfía deja mucho que desear, pues el contribuyente tiene todo el derecho a saber la verdad sobre lo que se hace con su dinero, lo que por lo visto a ellos les da lo mismo ocho que ochenta (nunca mejor dicho). La cuestión es que al día de hoy nada sabemos sobre el verdadero estado de la economía municipal, y eso es grave. 

Ha dicho la alcaldesa que recibió felicitaciones por el estado de las playas, pero seguro que no habrá recibido ninguna por el estado tan deplorable en que mantiene los bancos de madera de ambos paseos, con óxido, faltos de pintura y bastantes de ellos estropeados, los cuáles son un exponente de la dejadez del Ayuntamiento, con claro perjuicio de la imagen de Garrucha. Sobre el estado de los bancos el 5 de agosto le puse un escrito y ésta es la santa hora de que no me ha hecho ni puñetero caso, claro que los anteriores munícipes (ya saben, del PP) actuaron de igual forma cuando en abril de 2014 (hace 19 meses) les puse un escrito interesándome por el estado de los bancos y otras cosas, pero ni caso. Y los bancos ahí están que da pena verlos. 

Los tres alcaldes que me han sucedido en el cargo han hecho caso omiso de mis escritos, los que por lo visto les producían, producen urticaria, como si yo les hubiera pedido algo para mí. Claro que les toca aguantar lo que les diga en este y otros artículos. 

En los mismos escritos anteriores advertí a ambos de la barbaridad que supone atosigar las palmeras del paseo con el césped artificial al pie, palmeras de por sí muy castigadas por el medio en que se desenvuelven: asfalto, hormigón y polvo del yeso, sin que reciban una gota de agua. Y son muchas las palmeras, unas ciento cincuenta, las que se desenvuelven en ambiente tan hostil. Igual sucede con los parterres del lado de los edificios del paseo, también alfombrados con el plástico de césped artificial, parece como si tal ordinariez fuera para ellos un signo de distinción. Sin embargo, nos produce envidia el paseo marítimo de Vera, con sus parterres de césped natural bien cuidado, así como el resto de su vegetación. 

Junto con su expresada satisfacción de los cien días es de suponer que la alcaldesa no ignore la sensación de desgobierno que existe entre la población, donde se estima que cada cual hace lo que le viene en gana con el beneplácito del Ayuntamiento, y eso también es grave. 

Y nada se diga de los infames atascos que hemos tenido que soportar este verano en el paseo marítimo, causados por el enorme trasiego de camiones de yeso al puerto, atascos por los que el sufrido conductor maldecía la hora de haberse metido en el paseo, y todo por no haber hecho valer el acuerdo de que no se cargaran barcos de yeso durante el mes de agosto. 

Mención aparte merece la ‘desaparecida’ oposición. Desde que tomó posesión la nueva corporación poco se sabe de ellos. Lo lógico es que cuando se cumplieron los famosos cien días y la alcaldesa hizo balance de su gestión ellos hubieran aparecido en los medios para decir lo que corresponde a una oposición que se precie, pero nada. Por lo visto limitan su labor opositora a los plenos municipales y me dicen que a las cómodas redes sociales. De los plenos es muy poca la gente que se entera y las redes sociales son de escasa difusión en la masa de la población. Y es que una oposición que pretenda alcanzar la tierra prometida ha de ser rigurosa, sacrificada y constante, sin desmayo, utilizando todos los medios de difusión a su alcance. Pero por lo visto eso de sacrificarse no va con ellos. Así es que ellos verán. 

Y por ahora, aquí me quedo.

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