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La corrupción, compadre, la corrupción

JOSE MARÍA MARTÍNEZ DE HARO

23·03·2016


DEJÉMOSLES FELICES EN sus trifulcas. Yo te veto, tú me vetas, él se veta, nosotros os vetamos, vosotros nos vetáis, ellos se vetan. Y así hasta el infinito. Se entiende la diletancia estéril, los pobrecitos han de ganarse su sueldo y detener el reloj del tiempo útil para acumular trienios , derechos y privilegios para cuando se vayan al paro. 

Mientras esto ocurre y no hay forma de lograr siquiera un acercamiento para lograr una mayoría estable, la cuestión vuelve como un recordatorio de nuestros verdaderos problemas: la corrupción calienta discursos y se truca en argumento para no hablar, no pactar, tratar de alejar hacia el otro la pestilencia. Pero se trata a la postre de un ejercicio de cinismo, de pura hipocresía y desvergüenza. El líder del PSOE se despacha con un discurso moral de tremendismo señalando al PP como la matriz de todas las corrupciones y pone un velo a la realidad que abochorna a quienes tengan cuatro neuronas activas y un poquito de memoria. No hace tanto, el ciudadano Chaves y el ciudadano Griñán eran empujados por Ciudadanos a soltar amarras del Congreso y del Senado, donde estaban blindados por ese privilegio medieval del aforamiento. Ellos no se hubieran despegado de sus sillones ni con agua hirviendo, pero la cosa fue obligada para permitir apoyar la investidura de Susana Díaz por Cs, así que se fueron. Y ahora ¿lo sabrá el Sr Sánchez? ambos han de declarar ante el juez que instruye el caso de los EREs, el mayor pudridero moral de Europa y el más cuantioso en millones de euros. Así que la palabra corrupción que arrasa al PP con fundamento, invade las sentinas del PSOE hasta dejarle con el agua putrefacta al cuello. 

No, no puede elevar la voz Pedro Sánchez contra Rajoy, ni puede Rajoy contra Mas, o Puigdemont, todos ellos están anegados por el estiércol propio o que dejaron otros, y la opinión pública les ha tasado sin distingos como miembros de organizaciones con ánimo de enriquecerse a costa del dinero público. Y lo cierto es que lo están logrando. Han depurado unas técnicas muy operativas sin importar ahora si lo hacen para sus propios bolsillos, para el partido o para los afiliados, amigos y parientes. El caso es que robaron y siguen robando a tenor de la cantidad de alcaldes, consejeros, concejales, diputados, ex ministros, altos cargos y otros que se suceden en las paginas habituales que se publican en los diarios españoles. Tal que las páginas de deportes o de arte, ahora la sección especializada es de corrupciones varias. Al escándalo de Valencia, Alicante o Madrid que está dejando al PP contra las cuerdas, se suceden los de Galicia, Andalucía o Aragón, que ponen al PSOE en el mismo charco. O en Cataluña, Pujol y su saga como un serial de telenovela colombiana con los maletines repletos y la sonrisa patriarcal como bandera. Así que en estos momentos cruciales donde parece imposible una salida razonable del bloqueo político, la corrupción no es argumento de peso para señalar al contrario porque ninguno tiene suficiente calidad moral para alzar el dedo acusador. Si acaso alguno tuviere esa categoría, él o su partido se hubieran encargado de frenar en seco el saqueo continuado denunciando al juez de guardia a los corruptos, expulsándoles del partido y depurando de paso las áreas contaminadas por cercanía al latrocinio. Ni un solo caso de esa rigurosa vigilancia puede apuntarse ningún partido afectado por la corrupción. Han sido la policía, la guardia civil, los jueces, los fiscales y los periodistas quienes han hecho este trabajo en nombre de la democracia y la decencia. Peor aún, en el PP , como en el PSOE, blindajes a medida para que sus señorías disfruten algún privilegio hasta el último minuto. 

Como asunto candente, el entorpecimiento sucesivo que la Junta de Andalucía está practicando en los diferentes asuntos que se juzgan por corrupción en varios juzgados de Sevilla. Ahora mismo, la juez que instruye los fraudes masivos de las subvenciones para cursos de formación, ha decretado el sobreseimiento provisional de una pieza que afecta al ex vicesecretario General del PSOE andaluz, Rafael Velasco Sierra, y ello porque la Consejería de Empleo de la Junta de Andalucía lleva once meses sin entregar la documentación que le requiere ese juzgado. A eso se llama cínicamente "colaboración con la Justicia". No hemos de asombrarnos, pues cuando se señala al PP con el borrado los discos duros de los ordenadores de Bárcenas. O cuando la Generalitat y el Parlamento Catalán brindan al Clan de los Pujol el mismo tratamiento de Jefes de Estado, en vez de retirarles todos los honores y distinciones. En eso, Cataluña es genéticamente la España profunda. 

Como respuesta, millones de españoles asqueados ante la escalada sin límite de la corrupción. Según el último barómetro del CIS, la preocupación ha aumentado 8,2 puntos situándose en el segundo lugar de los problemas que nos afectan.

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