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Todos somos socialdemócratas

JUAN LUIS PEREZ TORNELL

25·07·2016

A PESAR DE QUE todos somos socialdemócratas, hay que ver lo que cuesta formar un gobierno en este país. 

Quizá sea por aquello de que no hay peor cuña que la de la propia madera, o tal vez porque están recelosos unos de otros y temen que su clientela socialdemócrata emigre o salte a los socialdemocráticos brazos de otra formación. 

Una de las pocas cosas ciertas y sensatas que dijo Zapatero, era aquello de que el PSOE era el partido que más se parece a España. Hay que reconocerle a este partido la denominación de origen, como al Jamón de Jabugo, al Albariño o a la Morcilla de Turre. Desconfíe de imitaciones y sucedáneos. 

Y efectivamente, España y yo, señora, somos socialdemócratas. Es sabido que ha largo tiempo que este país mira con delectación a los regímenes escandinavos que tanta prosperidad han alcanzado llevándote de la mano desde la cuna hasta la tumba por las soleadas y felices rutas del estado del bienestar. Por eso todos, desterrada la picaresca nacional, alegres y gustosos contribuimos con nuestros impuestos al sostenimiento del bien común con la redistribución de nuestras rentas, con el oprobio luterano que recae en quien no lo hace y con la censura rigurosa y subsiguiente ostracismo del servidor público que osa lucrarse con el negocio de las cosas públicas. Apenas hay ejemplos de esta práctica nefanda en la España de nuestros días, porque practicamos la virtud de la socialdemocracia y sus indiscutibles valores anexos que predicamos con inmarchitable fe. 

La Iglesia católica lleva unos años en los que también es socialdemócrata, desde la célebre Doctrina Social de la Iglesia que rompió el hielo, sus príncipes y pastores han optado por alejarse de la aristocracia egoísta y caduca, de sus sedas y oropeles, para predicar la buena nueva de la redistribución de las rentas y la legítima y evangélica igualdad. 

Hundida la Democracia Cristiana por la secularización de la sociedad y, por qué no decirlo, por sus concomitancias con la Mafia, un viraje a la izquierda es claramente perceptible sobre el boato y los mármoles renacentistas, que quedan colgando como incómodos rabos vestigiales de otros tiempos felizmente superados. 

Los militantes de Unidos Podemos también, según el día, pueden ser socialdemócratas por la mañana e ir enrojeciendo con la puesta del sol hasta exhumar consignas de mayo del 68 o viejas canciones de gesta de Quilapayún o de Paco Ibáñez. A la liturgia siempre le cuesta renovarse. Que se lo digan a Kim Jung Un. 

El partido “Ciudadanos” tímidamente se reclama socialdemócrata, sin entrar en detalles, porque cuando uno es de centro puede ser muchas cosas y comodín de todas las barajas. 

Al Partido Popular, que no se sabe lo que es, también le gustaría declararse socialdemócrata por pura envidia y continuismo de estas tendencias, que son las que más gustan a los españoles. Y dado su bajo perfil ideológico, y su autoimpuesto complejo de culpabilidad, tampoco le costaría demasiado adoptar, como un escapulario o “detente, bala”, esta palabra mágica... y un día de éstos, en cualquier congreso, cruzarán el Rubicón. 

Son socialdemócratas los empresarios, que demandan ayudas y muletas que les alivien de la pesada losa de la competencia, y por eso, sin consecuencia conocida que se sepa, practican el “do ut des” de las inexistentes comisiones para las adjudicaciones de obra. 

Somos socialdemócratas todos, pensionistas, menestrales, profesores, madres y padres de alumnos y alumnas, bomberos solidarios, funcionarios, toreros y animalistas, aferrados a los pilares sagrados de la Educación y la Sanidad, aunque sus grietas ya empiezan a ser más que evidentes. 

No comprendo, por tanto, que nos cueste tanto formar un gobierno socialdemócrata.

4 comentarios :

  1. Falacia "ad hominem"26 de julio de 2016, 22:31

    No sé de dónde se saca el Sr. Pérez la uniformidad socialdemócrata de los partidos españoles.El PP es conservador-neoliberal; Ciudadanos también es liberal en lo económico, igual que el PNV y que los nacionalistas catalanes... Entre todos suman más de 175 escaños, la mayoría absoluta. Y tampoco ellos se ponen de acuerdo.
    En fin,todo sea por darle otro zasca al ínclito Zapatero, culpable de la Gran Recesión mundial.
    Y por estar en comunión con la línea editorial de este periódico y con sus vecinos de columna.

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  2. Es verdad, tiene usted razón. No todos somos socialdemócratas. El Sr Echenique, de "Podemos" es neoliberal, porque considera que es su asistente y no él quien debe pagarse la seguridad social. Como Donald Trump.

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  3. Falacia "ad hominem", otra vez.2 de agosto de 2016, 0:18

    Las contradicciones son inherentes a las personas, a los altos cargos también. Así, Aznar, tan español él, hablaba catalán en la intimidad; Carlos Divar se tomaba larguísimos fines de semana y se depilaba las ingles por cuenta del CGPJ; muchos curas son pederastas...En fin, el factor humano que decía el viejo Karl.

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  4. es lo que tiene el panteísmo: si todo es Dios, nada es dios. Si todos somos socialdemócratas, nadie es socialdemócrata.Si todos somos cínicos,en realidad nadie es cínico...

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