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El futuro que llega (Fin de la serie)

CLEMENTE FLORES MONTOYA

13·12·2016

   
…no mirando nuestro daño
corremos a rienda suelta
sin parar
des que vemos el engaño
y queremos dar la vuelta
no ha lugar.


HUBO UN TIEMPO en que los turistas encontraron en Mojácar un refugio para compartir la amistad con las personas y con la plena naturaleza de sus tierras y de su mar. Fueron años fértiles en los que hasta las piedras empezaron a producir pan. Los pájaros se acercaban a miles al pueblo cada tarde, ocupando los agujeros de las grandes paredes de la iglesia y los árboles de la fuente. Nadie se preocupaba de donde sacaban la inspiración para sus jolgorios y sus cantos. Aparecieron los negocios y vinieron otros pájaros que desplazaron a aquéllos, y otros “turistas” a los que les importaba menos la “amistad” compartida. ¿Sería una premonición publicar hace 32 años: “Las Golondrinas no Volverán”? 

El 18 de septiembre de 2014, el Ayuntamiento de Mojácar aprobó el Plan General de Ordenación Urbana en una ceremonia parecida a la que había tenido lugar el 15 del 12 de 2009. En aquella ocasión, el Plan General, realizado como era usual por IMCA, se abandonó porque no llegó a obtener las bendiciones definitivas de la Junta, y el actual PGOU, que ahora está en ésa fase, tampoco debería, a mi juicio, por el bien futuro de Mojácar, pasarlas. Son deducciones concluyentes a las que llego leyendo su Memoria. 

Según se recoge en sus páginas, “el objeto del Plan es la ordenación integral del territorio municipal para adecuar las NNSS (Normas Subsidiarias) de 1987 a las nuevas circunstancias legislativas…”, para poco después afirmar que “el objeto de la revisión del PGOU de Mojácar vigente desde 1987, es adecuar dicho Plan a las nuevas necesidades urbanísticas…”. Se trata de reforzar el modelo territorial adoptado por el Plan del 87, profundizando en el mismo para resolver las inadecuaciones y disfunciones detectadas. ¿Cómo confiar en un Plan en el que figuran, como responsables, con nombres y apellidos, más de cuarenta personas, y nadie caiga en la cuenta de que la normativa vigente que hay que “actualizar” no pueden ser dos, ni distintas al mismo tiempo? 

Luego leo que sus autores consideran que la ciencia urbana es una respuesta “teórica” para conseguir una “realidad urbana abierta, flexible e ilimitada”, ofreciendo diversidad de “caracteres que proporcionan variedad y riqueza ambiental con modelos a favor de formas polinucleares, logrando corredores, bandas y mallas direccionales”. A través de ellos descubro que “las necesidades físicas fundamentales son el transporte, el alcantarillado o el abastecimiento de agua”, cuando yo creía que eran la alimentación, el descanso, el dormir o tener alguna actividad física. 

La Memoria nos confirma que los planes municipales son considerados como normas negativas que someten a los particulares pero que vinculan poco a los poderes públicos. No me resulta fácil entender cómo se enfrentan las zonas urbanas y el territorio, que los autores resuelven con un análisis deductivo-inductivo formulando una adecuada relación dialéctica entre las propuestas estructurales y las propuestas zonales, y en especial las relativas a la organización morfológica de cada una de las piezas urbanas. Y, por si no lo tenemos claro, nos explican que la estructura “es un concepto instrumental que posibilita la aproximación sintética a la realidad territorial”. 

Un lenguaje singular y esotérico para crear de forma subliminal resonancias, colores y geometrías entre los urbanistas “iniciados” de Mojácar. ¡Menudo aliento para la participación ciudadana! 

De niño ya había conocido charlatanes de feria con peores piezas oratorias que vendían sus pócimas, que presumiblemente lo curaban todo. 

DOS RAZONES PARA EL ‘NO’ 

Tengo dos razones fundamentales para desear que no se apruebe el Plan. La primera de ellas es porque no enfoca con ideas realistas las auténticas necesidades futuras, porque no se ha sabido leer las presentes y porque no se ha querido aprovechar la ocasión para utilizar la participación de la actual ciudadanía mojaquera, que por su variedad étnica y cultural tantas ideas interesantes podía aportar. 

La segunda igualmente determinante, aunque más concreta, es que todos los cálculos y razonamientos de la futura ciudad se han hecho sobre un supuesto crecimiento de la población sin ninguna base justificativa real y con un procedimiento de cálculo inapropiado. Afirmaciones tan tajantes merecen, al menos, una aclaración. 

“No es un documento cerrado, atenderemos criterios y sugerencias o alegaciones tan respetable como el de este equipo de gobierno. Es posible que el equipo redactor del proyecto o nosotros mismos no hayamos caído en aspectos que se puedan incluir dentro de esta primera fase del Plan”, se dijo en la presentación del borrador. Es una expresión que concuerda con lo que recoge el punto 3.1: “el Plan es ante todo un conjunto de actuaciones sobre el territorio conforme a un orden de prioridades establecido en función de la voluntad política del municipio”. ¿Participar es alegar “a posteriori”? 

El saber ocupa lugar y alguien, que no yo, debería haberle aclarado al Ayuntamiento que la participación ciudadana no es una concesión graciable de la Administración, sino un derecho de los ciudadanos, y sobre todo una fuente inestimable de conocimiento de los problemas municipales y de sus posibles soluciones que, además, añade credibilidad y transparencia al Ayuntamiento. Para aprovecharla debidamente, en la elaboración de Planes, se utilizan una serie de técnicas como exposiciones, grupos de trabajo y discusión, buzones de sugerencias, encuestas, concursos de ideas, etc. etc. que los colaboradores y redactores seguramente conocen de sobra, ya que no una sino varias veces se hace mención a la participación ciudadana en la Memoria del PGOU. Así, en la página 3 se dice que en su fase de exposición “el Documento de Avance se vio apoyado por la participación ciudadana en los términos previstos por la legislación. Igualmente se recoge que “con la Aprobación inicial se abre un período de exposición pública durante el cual debe producirse la verdadera concertación social de las soluciones planteadas que se concretará en la formulación de alegaciones”. 

Si como se dice en el documento, “para que sea efectivo el plan debe funcionar como una referencia común asumida democráticamente, sobre la que los agentes públicos y privados concierten”, ¿cómo se ha entendido asumir democráticamente? 

En el apartado 3.2 (pag.12) se vuelve a insistir en el tema de que “son claves las fases de discusión y participación ciudadana, de tal forma que resulten explícitos los problemas reales y las prioridades vecinales..”. 

¿Cómo valorar las ideas y sugerencias que no se han aprovechado porque no se han pedido ni recogido adecuadamente? ¿Alguien cree que los propietarios de más de cinco mil viviendas, donde habitualmente y de forma fija no vive nadie, no tienen derecho a tener opinión sobre el nuevo PGOU? ¿Cómo previó el Ayuntamiento recabar su opinión conociendo como conoce sus domicilios? 

Ahondando en la segunda de mis razones para desear que no se apruebe el Plan, me referiré a los cálculos básicos para establecer las necesidades futuras, y concretamente a los cálculos de la población futura. Están mal hechos y este error debe ser suficiente para tirar el PGOU a la basura, porque en función de la población futura se diseñan todas las necesidades y servicios del nuevo Plan. La desviación de la población prevista en 2013 para el año 2015 se ha equivocado en un 300%. Lo peor de este error radica en que la desviación entre previsiones y realidad se hace en sentido contrario al previsto, es decir, la población decrece pasando de 8.360 habitantes en 2013, a 6.825 habitantes en 2015. El Plan, sin embargo, recogía un crecimiento hasta superar los 9.000 habitantes para este pasado año. Sobre las consecuencias que se derivan para el público de estos desajustes entre previsiones y realidades, tenemos múltiples ejemplos en autopistas que tienen que “nacionalizarse”, aeropuertos vacíos que nadie quiere comprar, o desaladoras que el río se llevó y nadie echa de menos. 

El Plan recoge la pirámide de población de Mojácar y las conclusiones que los autores elaboran a partir de su observación, como que “no se trata de una población idónea” y que “el modelo de acogida de residentes extranjeros por retiro o jubilación está cambiando hacia un modelo más sólido, que busca la consolidación de una estructura familiar y fomenta el tejido empresarial, económico y social”, pueden dejar perplejo a cualquier demógrafo. Nadie ha explicado que una de las causas de envejecimiento de la población, es la cantidad de mojaqueros de nacimiento, jóvenes, que han formado su hogar y comprado su vivienda en pueblos cercanos. Ninguna de las fórmulas que se aplican para calcular la población futura es válida en el caso de Mojácar, y es todavía peor si se aplican para el total de la población y no se hace expresamente para cada cohorte de edad por separado. Si además se escogen períodos muy localizados en el tiempo, se falsean los coeficientes, que serían distintos tomando series mayores de tiempo que ayudarían a obtener resultados más realistas. Los datos pueden amañarse pero la mentira tiene las patas cortas y sólo dos años son suficientes para contrastar que la moto que se vende no es lo que se dice y se promete. Todo el Plan está cimentado sobre datos inconsistentes que no tienen más base que el deseo de mantener un tipo de negocio, basado en ganancias especulativas que el tiempo ha superado y que sólo se mantiene en la imaginación. 

Antes de finalizar me gustaría expresar una tercera razón por la que no me gustaría que se persistiera con el Plan. La razón está en el POTLA (Plan de Ordenación del Levante) porque obliga y condiciona al Plan de Mojácar y porque estoy convencido que debía anularse y revisarse dado su desajuste con la realidad. (1) 

Medio siglo ha durado este viaje con el urbanismo mojaquero que empezamos con Jacinto y Rafael Lafuente sentados en la Plaza Nueva de Mojácar. 

Náufrago de todas las barcas, veo alejarse a Mojácar como un crucero de lujo con dotaciones y equipos de patera que, como ésta, se mueve en medio de un mar convulso y agitado, a merced de las olas, sin una carta náutica que le marque el camino, sin saber la playa que le espera, aferrada al acuciante deseo de que todo le vaya mejor. Buen viaje. 



(1) Se lo debo a un amigo, a raíz de unos comentarios sobre el peligro de desprendimientos posibles, sobre todo en días de lluvia, en una senda peatonal abierta en Mojácar a media ladera. Donde yo decía probabilidades, él interpretaba certezas y no le interesó escuchar que hay muchas carreteras cuyas laderas están protegidas por mallas metálicas para prevenir desprendimientos. 

Al hilo de la cuestión me permito desde aquí recordarle que el POTLA prohibiría dicha senda tal como está ejecutada. Le bastaría con leer la página 26 de la Memoria del PGOU de Mojácar.


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