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La construcción estará situada en el polígono industrial y será sufragada con fondos europeos
Diego Jerez / 02·08·2014
El pleno del Ayuntamiento de Huércal Overa ha aprobado por unanimidad la suscripción del convenio del denominado Vivero de Empresas, ratificando de este modo la rúbrica que ya se efectuó en el mes de febrero entre el alcalde, Domingo Fernández, el director general de la Fundación INCYDE, Javier Collado, y el representante de la Cámara de Comercio de Almería, Víctor Cruz.
La edificación estará ubicada en el polígono industrial y contará con una superficie aproximada de 1.300 m2. En ella, los futuros emprendedores encontrarán a su disposición cosas tales como una "incubadora de empresas", "aulas TIC", "aulas de formación homologada" y locales.
El coste previsto de ejecución del proyecto asciende a 600.000 euros, el 80% de los cuales procederá de fondos FEDER.
Domingo Fernández ha identificado esta iniciativa como parte de la política de su equipo de Gobierno para “reducir la lista de parados en la localidad”. "Esperamos poder contribuir a la mejora del empleo en nuestro municipio a la vez que incidir en el paro juvenil que tanto nos preocupa", ha añadido.
La experiencia veratense
Pese a la presumible buena intención de los promotores de este tipo de proyectos, los antecedentes inmediatos no dejan lugar al optimismo en cuanto a su potencial generador de empleo.
Inaugurado hace una década, el "Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial" de la vecina localidad de Vera parece desmetir con su existencia cada una de las palabras que conforman su ostentoso nombre: a través de una verja blanca manchada por el óxido, puede observarse cómo las malas hiervas prosperan junto a la puerta de entrada al edificio. Más allá, en el aparcamiento, dos turismos aguardan bajo el sol en la explanada, ofreciendo una idea del nivel de actividad que se desarrolla en el interior.
La quietud no es algo coyuntural o extraordinario, confirman los vecinos de este recinto situado a las afueras del pueblo, y oculto entre distintas hileras de dúplex que la crisis dejó a medio habitar.
Dentro, un mostrador desierto flanquea la puerta de acceso. Del recibidor, diáfano y silencioso, parten, a la izquierda, dos pasillos entre los cuales se abre un patio de luces con algunos limoneros. Entorno a éste, doce puertas cerradas.
A la derecha del recibidor, una puerta de aluminio y cristal permite intuir en la penumbra la presencia de una mesa, un monitor de ordenador y una silla de plástico. Un rótulo identifica el habitáculo como "Patio de Emprendedores".
En un segundo rótulo, junto a una puerta de madera, puede leerse "Técnico CADE".
Al fondo del recibidor, también a la derecha, se encuentran los servicios. Una nota adhesiva sobre la puerta del de minusválidos informa: "Averiado. No utilizar".
La calma es completa, únicamente en dos de los despachos - presumiblemente, los de los propietarios de los coches que hay en el exterior- se percibe algún sonido al pasar junto a ellos. "Siempre ha sido así", asegura uno de sus ocupantes, que señala con el índice los 3 o 4 gabinetes en los que hay alguna actividad exporádica.
La edificación estará ubicada en el polígono industrial y contará con una superficie aproximada de 1.300 m2. En ella, los futuros emprendedores encontrarán a su disposición cosas tales como una "incubadora de empresas", "aulas TIC", "aulas de formación homologada" y locales.
El coste previsto de ejecución del proyecto asciende a 600.000 euros, el 80% de los cuales procederá de fondos FEDER.
Domingo Fernández ha identificado esta iniciativa como parte de la política de su equipo de Gobierno para “reducir la lista de parados en la localidad”. "Esperamos poder contribuir a la mejora del empleo en nuestro municipio a la vez que incidir en el paro juvenil que tanto nos preocupa", ha añadido.
La experiencia veratense
Pese a la presumible buena intención de los promotores de este tipo de proyectos, los antecedentes inmediatos no dejan lugar al optimismo en cuanto a su potencial generador de empleo.
Inaugurado hace una década, el "Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial" de la vecina localidad de Vera parece desmetir con su existencia cada una de las palabras que conforman su ostentoso nombre: a través de una verja blanca manchada por el óxido, puede observarse cómo las malas hiervas prosperan junto a la puerta de entrada al edificio. Más allá, en el aparcamiento, dos turismos aguardan bajo el sol en la explanada, ofreciendo una idea del nivel de actividad que se desarrolla en el interior.
La quietud no es algo coyuntural o extraordinario, confirman los vecinos de este recinto situado a las afueras del pueblo, y oculto entre distintas hileras de dúplex que la crisis dejó a medio habitar.
Dentro, un mostrador desierto flanquea la puerta de acceso. Del recibidor, diáfano y silencioso, parten, a la izquierda, dos pasillos entre los cuales se abre un patio de luces con algunos limoneros. Entorno a éste, doce puertas cerradas.
A la derecha del recibidor, una puerta de aluminio y cristal permite intuir en la penumbra la presencia de una mesa, un monitor de ordenador y una silla de plástico. Un rótulo identifica el habitáculo como "Patio de Emprendedores".
En un segundo rótulo, junto a una puerta de madera, puede leerse "Técnico CADE".
Al fondo del recibidor, también a la derecha, se encuentran los servicios. Una nota adhesiva sobre la puerta del de minusválidos informa: "Averiado. No utilizar".
La calma es completa, únicamente en dos de los despachos - presumiblemente, los de los propietarios de los coches que hay en el exterior- se percibe algún sonido al pasar junto a ellos. "Siempre ha sido así", asegura uno de sus ocupantes, que señala con el índice los 3 o 4 gabinetes en los que hay alguna actividad exporádica.
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