Manuel Chaves a la intemperie

JOSÉ M.ª MARTÍNEZ DE HARO

19·08·2014

De don Manuel Chaves, expresidente de la Junta de Andalucía, sabemos ahora mucho. Bastante más de lo que él quisiera. Cosas del periodismo. El protegido circulo de poder absoluto que administró durante décadas con un férreo control, se resquebraja ahora a golpe de imputaciones que le señalan directamente y le dejan tiritando ante el muro de la sospecha.

No le ha valido ahora su fiel cancerbero, Gaspar Zarrías y la tropa de manoseadores y mangantes que formaron el arco del triunfal de unos inquilinos del poder corruptos hasta la médula y que ahora se descubren como lo que realmente son, una cuadrilla de ganapanes y papafritas que para nuestra desgracia han gobernado y saqueado esta tierra. Así organizaron los ERES calenturientos y la pasada multimillonaria de los cursos de formación, amén de otras andanzas familiares que sitúan a Manuel Chaves en la diana de tanta vergüenza, que nos llena de asco a millones de andaluces no declaradamente idiotas.

Y en eso se basó el andamiaje de la chamarilería que organizaron Zarrias y adláteres entorno a la Junta de Andalucía, en la idiotez balsámica a cambio de las migajas que sobraban del banquete. En realidad, como político limitado que es, Chaves y sus comparsas no inventaron nada, tan solo copiaron las malas artes del viejo caciquismo tan dañino en España y singularmente en Andalucía. Los viejos caciques, tan denostados por la 'honrada bancada socialista', dejaron su gabán y su sombrero en el perchero. Chaves, Zarrías y asociados, tan sólo tuvieron que sustituirlos por el BOJA, las subvenciones, las agencias públicas, los planes de empleo, las cómplices sonrisas y todo eso. Nuevos tiempos, nuevas formas; el fondo, el mismo de siempre: Andalucía empobrecida y alimentada de mitos y folclore y una clase caciquil con el BOJA bajo el brazo tejiendo la tela de araña de sus trapicheos.

Si esto fuera poco, el muy militado Chaves se desmarca de la posición oficial del PSOE y se cita a escondidas con Fabián Picardo, primer ministro de Gibraltar, en un restaurante de Madrid. Soraya Rodríguez había hecho pública ese mismo día la respuesta del PSOE a la solicitud de Picardo de mantener una entrevista. El PSOE, respecto a la soberanía de Gibraltar, se remite al planteamiento del Gobierno español. Más claro el agua.
Pero Chaves ha preferido la deslealtad a su partido y a España para hacer manitas con Fabián Picardo desoyendo las protestas de los pescadores andaluces, las reclamaciones de España sobre la invasión de aguas territoriales españolas por Gibraltar construyendo nuevos espigones para ganar terreno al mar, y las denuncias sobre el contrabando de tabaco y las turbias trapisondas fiscales que convierten a la ciudad del peñón en un paraíso de evasión y fuga de capitales. Don Manuel Chaves conoce todo esto, y conoce también la difícil polémica que sostiene España durante siglos agravada ahora por las insolencias de Fabián Picardo y sus constantes agresiones a la integridad territorial de España.

Que en esta batalla el Gobierno de Gibraltar encuentre aliados en los partidos independentistas catalanes y vascos y en la izquierda radical apenas extraña por cuanto ellos también pretenden descuartizar España, pero que también encuentre comprensión y afecto en un político del PSPOE que ha siso durante décadas presidente de la Junta de Andalucía, resulta singularmente insultante a millones de españoles y muy especialmente andaluces.
No sabremos, quizás, las oscuras razones por las que Manuel Chaves ha sido el simpático anfitrión de Fabián Picardo en Madrid, pero una cosa es segura: don Manuel no es capaz de dilucidar lo tremendamente ridículo que ha resultado su papel, lo que refuerza la imagen de limitación de un político totalmente amortizado.

José María Martínez de Haro es Doctor en Periodismo, ha sido profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense, asesor de comunicación de Adolfo Suárez y director de La Voz de Almería.