El Alto Tribunal anunció que dará a conocer durante este mes hasta cuatro fallos sobre los recursos que las diferentes partes han presentado
Javier Irigaray / 08·09·2015
Greenpeace difundía el pasado 1 de septiembre un informe en el que recuerda que hay dos docenas de pronunciamientos judiciales en favor de su demolición, cuatro de ellos del Tribunal Supremo.
La Asociación Greenpeace han comenzado septiembre dando a conocer en rueda de prensa su visión sobre el recorrido del famoso hotel por los juzgados. Durante los próximos días, el culebrón judicial de El Algarrobico entrará en lo que, a todas luces, puede ser su recta final. Los ecologistas esperan que los fallos pendientes del Tribunal Supremo terminen por condenar al derribo la construcción.
Atrás quedarán 24 sentencias en favor de la demolición del
edificio de 21 plantas y 411 habitaciones promovido por Azata, y otras 2 dictadas
en contra. Éstas últimas emitidas el pasado 2014 por una sala del Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) presidida por el juez Toledano, el
mismo que en 2010 firmó un fallo que declaraba el suelo del hotel no
urbanizable y protegido. Es decir, que Toledano ha opinado una cosa y la
contraria.
Fuentes del Tribunal Supremo avanzaron que sería en el
transcurso del presente mes de septiembre cuando se darían a conocer sus
veredictos sobre los recursos presentados contra distintas sentencias dictadas
por el TSJA. De hecho, dos estarían ya emitidas desde junio, pero el Supremo
ha decidido dar a conocer las cuatro al mismo tiempo.
En su comparecencia ante los medios, Greenpeace analizó
lo que denomina “ilegalidades y mentiras en torno al hotel de El Algarrobico” echando mano al “turbio historial de
la promotora Azata del Sol”.
Otros 8 ‘Algarrobicos’
En su estudio, la organización dice haber identificado
hasta ocho casos en los que el conglomerado empresarial de Azata, que incluye
hasta 20 empresas, ha realizado “operaciones similares a la de El Algarrobico
que vulneran la normativa ambiental y urbanística”.
Dichas operaciones apuntadas por Greenpeace serían:
1- La Lobilla, en Estepona, un proyecto para construir el
mayor centro comercial de España, que se modificó para evitar que afectara a
una zona protegida y fue firmado por un alcalde encarcelado por el caso Astapa.
2- En Boadilla del Monte, Madrid, un plan para construir
más de 200 chalés talando un bosque de 1.500 encinas centenarias. El alcalde
está imputado en el caso de la Gürtel y el arquitecto por fraude fiscal,
blanqueo y estafa.
3- En Mercamadrid, el Ayuntamiento de Madrid le alquiló
unas naves que no usa pagando por ellas 50.000 euros al mes.
4- En Costa Ballena, Rota, ha construido un hotel en un
paraje de arroyos y humedales, para lo que tuvo que ser modificado el PGOU del
municipio.
5- En
Marbella es uno de los socios señalados en el caso Malaya.
6- El llamado ‘caso Las Malotas’, en Salamanca, atañe a
unos planes para la construcción de un polígono industrial en un suelo
destinado para VPO.
7- En Tarifa, el ‘Plan de Cortijo’ afecta a un complejo
residencial de lujo frente a la playa de Zahara de los Atunes, con un gran
impacto social y ambiental.
8- Por último, los ecologistas señalan a Majadahonda,
donde el nombre de Azata aparece vinculado a operaciones de cambio de suelo
otra vez ligada a de la trama Gürtel.
Pero volviendo a la noticia que se espera de los
tribunales, el Supremo se pronunciará los próximos días sobre la legalidad del
hotel, es decir, si los terrenos son urbanizables o no, si la licencia
municipal es correcta y si hay posibilidad de que los terrenos vuelvan a ser
propiedad de la Junta de Andalucía. A la espera de los pronunciamientos, Greenpeace
lo tiene claro y recuerda que el hotel “ya es ilegal con 24 pronunciamientos
judiciales en su contra” y pide la demolición inmediata.
La organización ecologista denuncia en su informe que
desde 1998, cinco años antes de que comenzaran las obras, Azata “ya sabía por
notificación del Ministerio de Medio Ambiente que estaba vulnerando la Ley de
Costas y, a pesar de esto, pide
hasta 70 millones de euros de indemnización y está siendo defendida por el
Ayuntamiento de Carboneras”, lo que sería, según Greenpeace, una muestra más de
la “irracionalidad de la administración”.
Según los conservacionistas, “el hotel ya puede ser
considerado ilegal, pues existen cuatro sentencias del Tribunal Supremo que
confirman que incumple la Ley de Costas y que en 2012 niega a Azata ser
indemnizada”.
Pero el pasado año, el Tribunal Superior de Justicia de
Andalucía (TSJA) daba un giro al proceso y legalizaba la licencia de obras tras
justificar, con una sentencia emitida meses antes, que el suelo era
urbanizable.
Greenpeace las analiza: “Las contradictorias sentencias
del TSJA de 2014 han creado una inseguridad jurídica sin precedentes, que
incluso incumplen el derecho comunitario, pues los terrenos están protegidos en
el marco de la red Natura 2000 europea. El edificio incumple además leyes
nacionales como la Ley del Suelo o la de Biodiversidad”, declaraba José Ignacio
Domínguez, abogado de varias organizaciones ecologistas. “Somos optimistas ante
los próximos fallos pues el Supremo acordó en 2011 proteger el Algarrobico como
área natural, por tanto, y con reiterada jurisprudencia, el Alto Tribunal no
debería dictar una sentencia contradictoria con otra de carácter firme porque
afecta a la seguridad jurídica”, concluía Domínguez.
Por su parte, Pilar Marcos, responsable de la campaña de
Costas de Greenpeace, reincidió en el hecho de que “desde que las obras
comenzaron, hace ya 12 años, 24 pronunciamientos judiciales avalan la
ilegalidad del hotel frente a dos que han creado una inseguridad jurídica al
contradecir una sentencia del 2013, del mismo TSJA, que permite inscribir los
terrenos de El Algarrobico en el Registro de la Propiedad a nombre de la Junta
de Andalucía”.
“Ante este galimatías jurídico –señalaba Marcos-, el
Tribunal Supremo debe resolver si el suelo es urbano o no”.
No obstante, insistió, que “independientemente de lo que
resuelva el Supremo el hotel ya es ilegal porque vulnera la Ley de Costas y al
igual que ha ocurrido en otras partes del país, es deber de la administración
demoler inmediatamente”. Añadió que “una vez más, podríamos ver cómo en nuestro
país se protege a constructoras que desprecian las leyes ambientales y
urbanísticas, si gracias a los vaivenes judiciales de la Junta de Andalucía y
del Estado se permite abrir el hotel o indemnizar a Azata”, indicó Marcos.
El informe de Greenpeace destaca, además, las cifras de
crecimiento de la afluencia turística a los espacios naturales de Andalucía,
que se han multiplicado por 10 desde el año 2004 en contraposición a la de los
hoteles de 4 y 5 estrellas, que acumula años de caída. Además, la organización
verde recuerda que el entorno dañado por la construcción del hotel puede ser
restaurado. Según un estudio realizado por la asociación de arquitectos n’Undo
junto con la organización ecologista, con el desmantelamiento por fases del
edificio se podrían reciclar los materiales al 98% y generar hasta 400 empleos
en la comarca.
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