Los responsables de Aguas del Almanzora y la Junta Central de Usuarios del Agua del Valle del Almanzora hablan sobre los asuntos de más interés para los agricultores del norte de Almería
Regantes de la comarca reunidos en El Saltador. Javier Serrano y Fernando Martínez, segundo y tercero por la derecha |
Miguel Ángel Sánchez / 16·10·2015
Hoy, las
empresas agrícolas del Levante almeriense facturan entre 4.000 y 5.000
millones. Eso sin contar la industria auxiliar. Para mantener este nivel de
actividad y facilitar nuevas oportunidades de crecimiento es preciso
adelantarse a los acontecimientos. El futuro centro logístico de Pulpí aporta
soluciones sólidas y duraderas. La alta velocidad al servicio de la
exportación. Su inversión en un horizonte de 10 años sería mayor a la del
Negratín. 10.000 nuevos puestos de trabajo no deberían esperar.
- ¿Tiene buena salud nuestro agricultura?
- Fernando Rubio: Bueno, la campaña de hortalizas
acaba de empezar con todo el suelo plantado y pensamos que será fructífera.
- Hace unos días cortaban el grifo del trasvase Tajo-Segura, ¿cómo nos
va a influir?
- Javier Serrano: En esta comarca estamos
acostumbrados a pasar momentos de escasez. Hace 20 años, en la zona de Pulpí,
por ejemplo, casi no existía regadío. Es precisamente la necesidad, que
aprieta, la que nos ha hecho organizarnos y que consigamos hitos, yendo siempre
por delante de la realidad del presente. Ahora mismo la situación no es de
euforia y estamos atendiendo las necesidades primarias. No viene agua del Tajo,
es verdad, pero hemos conseguidos alternativas, como ampliar el Negratín a
través de contratos de cesión y nuevas escorrentías del Guadalquivir. Con eso,
a pesar de tener dificultades, estamos atendiendo las necesidades.
- Es
sumamente difícil traer agua de otras cuencas, pero ustedes siempre logran el
consenso. Lo hicieron en Baza para conseguir un trasvase del Negratín sin
protestas y también calmando a los regantes de Sevilla con la compra de 1.400 Has.
de fincas arroceras, cuyas abundantes aguas puedes ser derivadas un día, si se
necesitan, hasta nuestra comarca.
- J.S.: Y tenemos muchas
anécdotas. En Sevilla, efectivamente, compramos unas tierras para darnos
ciertas garantías en el uso del agua. La primera vez que fuimos allí nos
echaron a la calle, pero después les hicimos ver que queríamos colaborar con la
zona, haciendo inversiones, mejorando los cultivos, poniendo en marcha nuevas
experiencias –allí cultivamos arroz-. Y al final hemos conseguido su
beneplácito para disponer del agua de allí aquí. Ha sido mucho trabajo de mano
izquierda, derecha y de todas partes.
- Y ahora
nuevamente se arriesgan con un gran proyecto, el puerto seco de Pulpí.
- J.S.: El puerto seco o centro
logístico es otro gran hito que está arrancando y que tiene ciertas semejanzas
con el Negratín, porque nace también de una necesidad acuciante. Cuando se
plantea el trasvase, acabábamos de conectar las tierras de regadío a un pantano
del Almanzora lleno de agua y parecía que teníamos el problema arreglado. No
fue así, empezó a vaciarse, a no llover, y por eso nos lanzamos a un proyecto más
ambicioso. Con el transporte por carretera de productos hortofrutícolas vemos
algo parecido, hoy estamos sobreviviendo, pero se avecinan grandes problemas a
corto plazo. En la actualidad, el 98% del transporte hacia Europa se hace por
carretera y en Europa las carreteras se están colapsando, cada vez hay más
problemas de tráfico, más limitaciones por parte de los países, más
siniestralidad, más contaminación. El sector logístico es una parte muy importante
en la cadena de valor del producto agrario y por eso hay que transformarlo. Somos
conscientes de eso y por eso se formó un grupo empresarial para dar forma a
este proyecto. En principio se unieron diez empresas y ya son 17. Se trata de
grandes firmas de Huércal Overa, Lorca, Cuevas, Vera, Pulpí, Puerto Lumbreras.
- Sería
la mayor inversión de la historia en la comarca. Se habla de unos 400 millones de
euros y 10.000 puestos de trabajo en 10 años.
- J.S.: El diseño del Negratín se
prolongó durante 20 años. Ahora con el puerto seco estamos arrancando, dando
los primeros pasos. El desarrollo de este proyecto durará muchos años. Vamos a
empezar con poco. Es evidente que no podemos hacer una gran obra desde el minuto
cero, sino que hay que ir adaptándola a las necesidades y los presupuestos. Hay
que tener en cuenta que estamos hablando de una iniciativa privada. Con el
tiempo esa iniciativa privada generará actividad suficiente para hacer un
proyecto de grandísima envergadura, pero tiene que ser como el Negratín, que
costó 180 millones de euro y hoy genera una riqueza estimada en más de 1.000
millones. El puerto seco o centro logístico se construiría con 8 ó 10 millones
de euros, con eso empezaríamos a sacar material, y ése es el embrión del gran
proyecto.
- Se
trata de sacar por tren lo que hoy va por carretera y enviarlo directamente a
Europa.
- J.S.: Hoy día la agricultura
tiene tres dificultades o más bien ambiciones: llegar antes al sitio, llegar
más lejos y llegar más barato. Por ese orden. Para la agricultura moderna, de
cuarta y quinta gama y con productos perecederos, el tiempo es un factor
primordial, tenemos que llegar antes. Además, podemos llegar más lejos, donde ahora
no llegamos, como Finlandia o Rusia, y hacerlo más barato. Por eso queremos
usar la llamada autopista ferroviaria, que consiste en formar convoyes con las
cajas de los camiones, sin las cabinas. En el destino, ya la cabina recoge el
producto y lo lleva al supermercado o al cliente. Es una infraestructura que ya
existe en Europa, pero no en España, por diversos problemas. Y, bueno, ése es
nuestro proyecto.
- ¿Se
cree Fernando Rubio lo que le dicen los políticos en el sentido de que apoyan
las iniciativa?
- F.R.: Yo he oído de todo.
Hemos tenido reuniones pacíficas con acuerdos razonables, y otras reuniones tensas,
como la última con la ministra [de Agricultura, Isabel García Tejerina], en la
que nos levantamos para marcharnos. ¿Si nos creemos lo que dicen los políticos?
El principal escollo que vemos en la Administración es la lentitud. Desde que
da el visto bueno hasta que se realiza el proyecto pasa mucho tiempo. La
sociedad no puede esperar tanto. La iniciativa privada es mucho más
rápida.
- Las administraciones
están algo oxidadas, ¿serán conscientes de que a veces son un lastre?
- F.R.: Pienso que se dan
cuenta, pero cuando tienen que tomar una decisión también piensan si una parte
de la sociedad los va a criticar, qué van a decir los medios de comunicación…
En el político siempre hay miedo a lo que puedan decir. Se consulta mucho al
abogado del Estado para curarse en salud, y eso retrasa mucho la decisión.
Tenemos siempre un tapón. Cuando hemos traído agua eso se ha conseguido fruto
del diálogo, porque hemos hablado con los regantes de las zonas cedentes. Con
ellos nos entendemos, con los de Castilla La Mancha, con los del Júcar, Murcia.
Hablamos con ellos y nos entendemos magníficamente; sin que intervenga la
política, entre comillas, nos entendemos magníficamente. Si los políticos
estuvieran callados viendo pasar el agua y la riqueza que se genera…
- Tendrían
más merecido el sueldo quietos que andando…
- F.R.: Sí. Fíjese la que se
está liando con el Tajo. Parece que te nombran a uno de Toledo y lo ves como un
enemigo. Sin embargo, nosotros nos llevamos bien con las comunidades de
regantes de Castilla La Mancha, si les sobra agua nos la venden y tan
contentos.
- Almería
no salió muy beneficiada en el reparto del trasvase Tajo-Segura.
- J.S.: No, tiene 15 hectómetros
de 400, en el mejor de los casos; llegan 10 ó 12 en los años buenos más otros
tantos para abastecimiento. Pero eso ya no tiene arreglo. Los trasvases son
cada vez más difíciles. Con las comunidades autónomas se han fragmentado mucho
los poderes de decisión, y también los grupos ecologistas hacen mucha presión. Hay
que ir a por soluciones imaginativas, buscar consenso con regantes, crear
bancos de agua, ver las concesiones que no se gastan. ¡Esos volúmenes de agua
se pueden repartir! Si tienes agua y no la gastas, puedes venderla. Hay muchas
soluciones imaginativas que no necesitan de grandes obras. La desalación, por
otra parte, tiene que ser también un recurso muy importante. Aquí llueve cada
vez menos y las necesidades son mayores. Del Tajo no viene nada, sí del
Negratín, pero necesitamos la desalación. La planta de Cuevas, afectada por las
inundaciones de 2012, desgraciadamente sigue enterrada y muerta de risa. La
necesitamos ya. No sólo eso, sino también que el agua desalada se pueda usar de
una forma competitiva. No podemos pagarla a 50 céntimos, cuando otras aguas se
están pagando a 10 ó 15 céntimos. Hay que pagarla a 20 ó 25 céntimos.
- Suena
raro, la verdad, ustedes no son de buscar la subvención. La desalación puede
ser una opción si se subvenciona o se alanza un precio unitario del agua en
España, pero ¿y el trasvase del Ebro?
- J.S.: El trasvase del Ebro se habría
hecho, había obras adjudicadas, pero en la historia a veces los dirigentes se
equivocan y lo pagamos todos. Suspender el trasvase del Ebro fue un error histórico
para España y más aún para el Levante. Hoy es muy difícil que salga, y como el
agua la necesitamos todos los días, por eso tenemos que pensar en las otras
alternativas.
Por otra
parte, no hay que hablar de subvención. La corriente eléctrica la pagamos igual
si procede del carbón o si es nuclear. Se podría caminar en ese sentido. El
precio del agua tiene que ser razonable. No es posible que en España el precio
medio del agua sea de 1 céntimo y aquí la paguemos a 40 céntimos. Hay que
pelear por un precio unitario del agua en España.
- F.R.: Donde hay abundancia de
agua coincide que el clima es adverso para la producción de hortalizas, sobre
todo en invierno. Eso ocurre en la mitad norte de España. En el sureste hay una
gran iniciativa, inventamos mil cosas. Es una forma muy distinta de ver las
cosas.
- ¿Entonces
dan por perdido el trasvase del Ebro?
- F.R.: En España, hoy, para
hacer un trasvase tiene que haber consenso entre los partidos políticos con más
representación en el arco parlamentario. Porque luego también se ha inoculado
un virus en cada pueblo, en cada autonomía. ¡Eso es tuyo! Y casi han nacionalizado
cada pueblo. Si nos dejaran a los regantes la iniciativa en eso, los trasvases
serían posibles, no un trasvase del Ebro, pero sí trasvases puntuales. Desde
que se ha formado el nuevo Gobierno de Castilla La Mancha se están dando
noticias como si en la cabecera hubiese pueblos sin agua ni para
abastecimiento. Mire, en 35 años que lleva en funcionamiento el trasvase, hemos
aportado a La Mancha, Madrid y Extremadura 30.000 millones de pesetas. ¿Qué han
hecho con ese dinero los gobiernos? ¿Por qué tienen aún pueblos sin agua? Yo
creo que es la excusa perfecta para armar jaleo. Nosotros queremos que en
Castilla La Mancha tengan agua, es su derecho, faltaría más. Si necesitan agua,
se busca un acuerdo y que se les lleve agua, pero también a nosotros. El agua es
una materia prima imprescindible. Lo demás es enfrentar territorios. Se ha
generado tal malestar que al final lo que hacemos es intentar valernos de los
medios más cercanos que tenemos. Aquí llegamos a la desalación de nuevo. El
precio es muy alto: 50 céntimos, y eso sin contar la inversión, porque entonces
se sube al euro. Eso es inasumible para la agricultura.
-
Mantienen ustedes la economía comarcal y sin que apenas se les oiga.
- J.S.: Pienso que tenemos mucha
responsabilidad en cuanto al elemento que movemos, que es el agua, básico para
el desarrollo. Negociamos con las administraciones a veces de forma callada,
sí, pero consiguiendo objetivos. A veces hay que ir a la guerra, pero cuantas
menos veces lo hagamos, mejor. Nosotros preferimos negociar. Hemos negociado
con la Junta en términos buenos, y con el Gobierno central también. Con la
Junta hemos conseguido que pida la ampliación del Negratín, eso era algo insoñable,
ahora confía en nosotros. Estamos abriendo camino. Con el Gobierno central,
igual, tenemos en marcha muchas negociaciones, algunas difíciles, como la
financiación del Negratín, la espada de Damocles...
- ¿Refinanciar
el Negratín significa que le alarguen en el tiempo la amortización o que el
Estado asuma algo de lo que ustedes pagaron?
- J.S.: Bueno, parece que con
carácter retroactivo no es posible que el Estado pague nada. Lo que tratamos es
que nos bajen los tipos de interés, que están disparados –al 4%- y que se
alargue el plazo de amortización. Vamos pagando, pero la deuda sigue aumentando,
también debido a la cantidad de obras complementarias que tenemos que hacer.
Así que estamos trabajando intensamente con la Administración en este sentido.
- ¿Qué
representan ustedes como presidentes de la Junta Central de Regates y de Aguas del
Almanzora a nivel económico? ¿Qué mueven para que un ministro los reciba?
- F.R.: Lo importante es que los
regantes estamos unidos. Somos 10.000 y cada uno de su color político, pero con
un objetivo común, que es conseguir agua a un precio asequible. Que vayamos
unidos es algo fundamental. También que defendemos una realidad, una actividad económica
extraordinaria, casi frenética. Si no fuese por el agua, tendríamos miles y
miles de parados en esta zona. Todo está basado en la agricultura. Si nos
quitaran la agricultura, sólo habría funcionarios. Cuando hablamos con las
administraciones vendemos esa realidad. Y se van concienciando, antes éramos
desconocidos. Estamos en esta pequeña esquina de España…, pero ya nos van
conociendo en muchos sitios. Cada vez se sabe más todo lo que se hace aquí y
cómo utilizamos las más modernas técnicas de cultivo.
- ¿Las
técnicas más avanzadas del mundo?
- F.R.: Sí, las técnicas más
avanzadas del mundo se utilizan aquí. Además estamos a la cabeza del mundo en
cuanto a eficiencia, con pérdidas de apenas el 1%. También somos trabajadores.
Lo de la imagen del andaluz gandul no es cierta. A las 7 de la mañana aquí la
actividad ya es frenética.
- ¿Hay
cifras sobre la facturación del sector agrícola comarcal?
- J.S.: Sí, las empresas de Port
Rail facturan unos 1.500 millones. Las empresas agrícolas, entre 4.000 y 5.000
millones. Eso sin contar la industria auxiliar.
- ¿Queda
aún techo agrícola para seguir creciendo?
- J.S.: Todavía queda terreno
sin cultivar, aunque no mucho, aproximadamente un 20%. El gran limitante es el
agua. Tenemos la que tenemos, así que vamos a intentar garantizarla.
- ¿Y la
cuarta o quinta gama de comercialización de productos agrícolas? Ahí hay un
campo amplio y mucho negocio por explotar.
- J.S.: Un sector importante dentro
de la agricultura es la logística, el transporte. Si no se hace algo en los
próximos años vamos a tener un problema de competitividad. Los productos de
cuarta gama no pueden llegar a los mercados nórdicos por una cuestión de tiempo.
Somos buenos productores, también en cuanto a precio, pero nos ganan en
logística. Y eso puede poner en peligro la gallina de los huevos de oro que es
la agricultura del Levante almeriense.
- Por eso
tiene que salir el puerto seco.
- J.S.: Por eso tiene que salir
el puerto seco.
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