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Se armó el “belén”

AMANDO DE MIGUEL

11·12·2015

EN TIEMPOS DE campaña electoral hay que buscar el lado bueno y divertido de las cosas. Ya está bien de dramas. No hace falta rebuscar mucho. En Madrid todo el año es Carnaval, que dijo el clásico.

En Madrid ha funcionado toda la vida una institución admirable. Se trata del belén que instala el Ayuntamiento por Navidades. Es tal la afluencia de público que el espectáculo se mantiene dos meses con colas interminables. Las piezas de ese belén son verdaderas joyas escultóricas. En el siglo XVIII las trajo Carlos III de Nápoles, el lugar donde nació la tradición de los belenes; que no es más antigua y no es universal.

Pues bien, este año la alcaldesa dijo que se había acabado la tradición del belén municipal. La razón: no todos los madrileños son católicos. Qué tontería. Por esa misma regla de tres habría que suprimir los cuadros de tema religioso en el Museo del Prado. La alcaldesa no aplicó el mismo razonamiento cuando colgó una enorme bandera del movimiento homosexual (transexual, bisexual, asexual, zoosexual, etc.) en la fachada del Ayuntamiento. Es claro que no todos los madrileños son homosexuales, transexuales, etc. 

Pero estamos (todavía) en un país libre y empezaron las críticas contra la decisión antibelenística de la regidora madrileña. La muy ladina puso por delante a una concejala para que suavizara la alcaldada. La tal concejala es la misma que años ha reventó una misa en la Ciudad Universitaria al grito de “¡arderéis como en el 36!”. Decía al tiempo que empezaba a desnudarse. Pues bien, dicha concejala ha matizado que “ellos” no están en contra de los belenes y sí a favor de la tolerancia. La prueba es que la decisión última es que se instale el belén, pero, en lugar de las 200 imágenes, que ocupan 50 metros cuadrados, se pongan solo 10 en cinco metros cuadrados. Se supone que es una medida de ahorro. 

Es de creer que, ante futuros eventos, se seguirá la misma norma minimalista o pragmática. Por ejemplo, en la Casa Consistorial ondeará la bandera homosexual, pero sólo con dos colores, no con el arco iris completo. O también, en la cabalgata de Reyes solo saldrá un Rey; el negro, claro. El Consistorio madrileño se halla abierto a más iniciativas ciudadanas para economizar gastos. Por ejemplo, las procesiones de Semana Santa se podrían celebrar dentro de la catedral, para así no interrumpir el tráfico. ¿Cómo que no se podrían? Podemos, podemos.

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