El pastel está en el horno

JOSE MARÍA MARTÍNEZ DE HARO

08·02·2016

UN CONOCIDO INTELECTUAL octogenario, ha salido de su sopor con extensas declaraciones al diario digital El Español y afirma que “en los partidos políticos sólo creen quienes viven de ellos y los tontos”. Y continúa diciendo que en los políticos sólo creen “algunos de sus familiares y los tontos”. Puede que sea una exageración de este intelectual un tanto asqueado que se distinguió como activo antifranquista y como protagonista de algunos capítulos de la transición. 

Acercándonos a la actualidad encontramos repetidas declaraciones de dirigentes regionales del PSOE muy sonoras en boca de Guillermo Fernández Vara y Emiliano García Page, y algunos otros, advirtiendo a Pedro Sánchez sobre las famosas “líneas rojas” que no debe traspasar en su obsesión de formar una mayoría que pueda apoyar su investidura como Presidente del Gobierno. Le avisan que tiene derecho a intentarlo, pero no a cualquier precio. Porque, según las encuestas, ese precio lo pagaría en primer lugar el PSOE, que perdería más votos a favor de los grupos radicales de izquierdas. También la Presidenta de la Junta de Andalucía se despachó a su manera con una rotunda negación: “no, no y no”, y recuerda a Pedro Sánchez su obligación de respetar los limites que le señaló el Comité Federal de no pactar con quienes propugnan el derecho a decidir o amenazan la unidad de España. Para los españoles más confiados estas declaraciones significan un hilo de esperanza que tranquiliza a quienes ven al PSOE muy próximo a desplazarse fuera de su compromiso con la integridad territorial de España. 

Volvamos aquí a seguir analizando las declaraciones del intelectual: ¿Habrá quien crea que las afirmaciones de los mencionados dirigentes socialistas se mantendrán firmes para intentar impedir un gobierno apoyado por el PSOE, Podemos, IU, PNV, ERC o CDC? No parece que haya mucho tonto vocacional que se trague semejante bola. La cuestión es más compleja. Ahora mismo se dan las circunstancias para un tira y afloja dialéctico que pudiera debilitar aún más el liderazgo de Pedro Sánchez. En esta dinámica, Susana Díaz sería la candidata alternativa a disputar a Sánchez la secretaría General del PSOE, y cuenta con apoyos para ello. Para muchos observadores, el tiempo juega a favor de Sánchez, que juega sus cartas con habilidad. Si lograra conformar una mayoría incluyendo a Podemos, sólo sería cuestión de cosmética y maquillaje lingüístico para “interpretar” de otro modo el llamado derecho a decidir, que es el escollo que tiene ralentizadas las negociaciones. Podemos ya ha suavizado esta condición y está cambiando el rótulo para llegar a un acuerdo de investidura; el marketing y la propaganda harían lo demás. De prosperar esta negociación a cinco bandas, Pedro Sánchez encontraría la única vía de salvar su carrera política. Susana Díaz, García Page, Fernández Vara y los otros no tendrían suficiente cuajo político para enfrentarse a la posibilidad de que el PSOE vuelva a gobernar en España. Y, finalmente, todos acudirían al pastel cuando esté horneado y doradito. 

Será por ello que en los últimos días Susana Díaz ha mantenido un “prudente silencio” y los demás aflojan en sus condiciones. Ya se sabe, cuando hay pastel, todo sabe mejor y se alegra el espíritu, según una vieja premisa de la política española. Como vemos, la batalla por el poder se libra en recónditos vericuetos y la ideología, las barreras éticas y los compromisos responsables, quedan relegados al pragmatismo glotón. Si Pedro Sánchez es ahora mismo una incógnita de incierto futuro, en unos días podría ser el líder ungido para la salvación del PSOE frente a las asechanzas que amenazan su futuro y su hegemonía. 

En todo caso, semejante muestra de oportunismo no debiera escandalizar, pues va dentro de la genética de quienes saben columpiarse en la cuerda floja que separa el beneficio personal del interés general de los españoles. Y de triunfar al fin la complicada iniciativa de Sánchez, la más afectada sería Susana Díaz en razón a un exceso de locuacidad que está marcando su actividad pública con un toque netamente argentino entre el populismo y la grandilocuencia. De tener sentido algo de esto, el pasito adelante y el pasito atrás, no favorece las posibles pretensiones de la Presidenta andaluza tan abrazada a “la indivisible unidad de España” que emociona a votantes del PP de toda la vida. 

Ya no tiene demasiado tiempo para dar forma a sus pretensiones, si efectivamente las tuviera. El Comité Federal se reunirá para valorar el resultado de las negociaciones de Pedro Sánchez, será la última ocasión de hacer valer su potencial político y el de los demás disidentes y frenar la deriva del secretario General, lo que forzosamente nos acercaría a nuevas elecciones generales. 

¡Una vocecita susurra: plato, cuchara, una sonrisa de oreja a oreja y….. a por el pastel! 

Se admiten apuestas.