ADOLFO PÉREZ LÓPEZ
25·04·2016
Me dirijo a usted para decirle que me parece una buena idea que el Ayuntamiento de Garrucha haya acordado honrar la memoria de don Manuel Berruezo Ayora por su mérito de haber sido el primer alcalde de este municipio.
Según creo, la distinción consiste en otorgarle al señor Berruezo el nombramiento de hijo adoptivo de Garrucha a título póstumo y ponerle su nombre al Centro Cultural Municipal.
Es razonable que el homenaje público que se dedica a alguien debe contar con el mayor consenso posible, sin que el mismo suponga, claro es, el atropello a terceros. Y eso es lo que sucede con la decisión de colocarle al Centro Cultural el nombre del alcalde ahora obsequiado. Decisión que considero injusta y me agravia. Y como resulta que una radio comarcal (RADIO ACTUALIDAD) se ha hecho eco del asunto son muchas las personas que me muestran su desacuerdo, a la vez que me testimonian su apoyo, incluso su indignación. Habrá que convenir, pues, que si una iniciativa de este tipo produce rechazo en un sector de la población debe dar lugar a una reflexión. Y es que se trata de un acuerdo por el que cualquier persona avisada se da cuenta enseguida del agravio con el que, sin merecerlo, me ‘obsequia’ mi propio Ayuntamiento.
Usted conoce perfectamente la trayectoria del Centro Cultural, cuya edificación y puesta en funcionamiento corresponden íntegramente a mi gestión al frente de la alcaldía de Garrucha, razón por la que ponerle ahora el nombre de otro alcalde en presencia del alcalde que tiene el mérito de haberlo hecho realidad resulta un sarcasmo. Sepa que no pretendo abogar por mi nombre, cosa que por pudor antes no lo he intentado, cosa que tal vez hubiera logrado. Creo que iniciativas de esa naturaleza deben partir de forma espontánea por otras personas.
Estoy seguro de que a la mayoría de nuestros vecinos les parecerá bien el homenaje al primer alcalde de Garrucha, pero donde parece que esa mayoría flaquea es en lo referente al Centro Cultural, lo que hace que se empañe la distinción al señor Berruezo y pueda dar lugar a que sus descendientes se sientan incómodos.
Teniendo en cuenta lo que deber ser la acción de gobierno, entiendo que es un error haber adoptado esa decisión, ya que no había necesidad de hacerlo así, salvo otras intenciones. Lo lógico y lo correcto hubiera sido ponerle el nombre del señor Berruezo a una buena calle de la parte antigua de Garrucha, cosa que se hubiera visto bien, además de coincidir, según me cuentan, con los deseos de sus descendientes. Tal proceder hace que me pregunte si hubieran actuado lo mismo de haber sido yo un alcalde allegado a ustedes o a su partido.
Por último decirle que me siento obligado a manifestarle lo que antecede porque no quiero que mi silencio se interprete como aprobación a lo hecho o que me dé igual el nombre que se le ponga al Centro Cultural, pues bien sabe que todas las cosas de Garrucha me interesan.
Atentamente.
Otro patinazo del Sr. Adolfo, y van...
ResponderEliminarÚltimamente no da una. Y es que los objetos arqueológicos tienen su lugar en los museos porque el oxígeno de la calle los estropea.
Arqueólogo eres un máquina. Tu inventiva me subyuga. El problema es que te gustaría ser la alfombra de D. Adolfo, pero eso solo lo consiguen los elegidos y tu no lo eres, lástima.
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