![Imagen izquierda](<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"> <a href="http://3.bp.blogspot.com/-ML166rvgyzM/VgAZrR0SeII/AAAAAAAAEKU/Et8_Nx1VOc8/s1600/01.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://3.bp.blogspot.com/-ML166rvgyzM/VgAZrR0SeII/AAAAAAAAEKU/Et8_Nx1VOc8/s320/01.jpg" width="230" /></a></div> <h4> <br /></h4>)
 |
| El director posa junto a la maqueta de un poblado argárico |
JAVIER IRIGARAY / 06·06·2014
Arturo Del Pino nació en Porcuna (Jaén), es Licenciado en Geografía e Historia por la Universidad de Granada y Doctor por la de Sevilla. Funcionario de carrera de la administración andaluza, ha desempeñado los empleos de Conservador de Patrimonio Histórico, Jefe del Departamento de Investigación en la Dirección General de Bienes Culturales y, desde el 26 de junio de 2013, director del Museo Arqueológico de Almería.
En un año especial para el Museo de Almería, en el que se cumplen el octuagésimo aniversario de su apertura , y el de la muerte del eminente arqueólogo Luis Siret, su director, Arturo del Pino, nos recibe en el despacho que ocupa desde pasado mes de junio.
- ¿Se ha adaptado ya a su nueva ciudad?
- Cuando me propusieron hacerme cargo del Museo de Almería, no me lo pensé dos veces, me vine con todas las ganas del mundo. Tenía ganas de trabajar en otra disciplina distinta pero, como siempre, muy relacionada con la arqueología, con el patrimonio histórico y con esa fruición por el patrimonio que es lo que tenemos que transmitir y que enseñar a los ciudadanos. Son muchas cosas las que hemos empezado a hacer y creo que me estoy aclimatando bien a la ciudad. Me gusta el clima, me gusta su gente, distendida, con la que puedes hablar tranquilamente, muy amable. En Sevilla, la gente, parece muy abierta, pero sus grupos son muy cerrados.
- ¿Qué museo se ha encontrado?
- Me han contado que hubo grandes disensiones con los arquitectos cuando se comenzó a montar la exposición de este museo, su museografía, concretamente con la columna estratigráfica, que impedía una mejor visión de las escaleras, un gran logro de la arquitectura al haber sido resueltas con muy pocos puntos de apoyo. No me parece desacertada la museografía del Museo de Almería. Todos los museos terminan por parecerse un poco. El de Almería se diferencia por la especialización de su contenido. Quien quiera conocer la cultura de Los Millares o de El Argar tiene que venir al Museo de Almería y esto es importante. Se creó una tercera planta en la que se pueden cambiar las exposiciones con relativa frecuencia, donde tenemos la sala romana y la hispanomusulmana. Los tiempos que corren no nos permiten mejorar lo que hay mediante una nueva exposición o un discurso museográfico distinto, pero ese almacén que tenemos, muy bien organizado y muy bien documentado, debe ver la luz, salir a la calle, debemos enseñar sus fondos. De hecho, hemos comenzado a organizar exposiciones temporales con piezas del archivo.
A la biblioteca vamos a darle un giro copernicano. Consta de unos ocho mil ejemplares centrados, básicamente, en arqueología, historia y temas almerienses, antropología, gastronomía y algunos libros antiguos bastante interesantes. La hemos abierto a las redes sociales y haremos reseñas de algunos de los ejemplares más interesantes para darlos a conocer al público, pero, aunque oficialmente está abierta, tan sólo viene, esporádicamente, algún investigador. La bajaremos a la entrada del museo y le pondremos un nombre que la identifique y distinga. El problema que tiene ahora es de accesibilidad. Queremos que sea un servicio al público en general, para quien tiene que hacer una tesis doctoral, quien tiene que consultar informes arqueológicos o al estudiante que tiene que hacer un trabajo escolar. Y montaremos ahí una tiendecita con nuestros propios recursos para vender lo que estimemos oportuno.
- ¿Qué está suponiendo la celebración del 80 aniversario?
La celebración del 80 aniversario de la apertura del museo está suponiendo un enorme altavoz mediático, pero también cumple una importante función social y laboral. Soy un nuevo director aquí y tengo que hacerme comprender dentro de la plantilla y transmitirle ilusión, motivarla en el día a día del ingente trabajo del museo. Cuento con un equipo humano fantástico, magnífico, pero que, en algunos aspectos, ha estado descoordinado, ha faltado comunicación. Una fecha simbólica como el ochenta aniversario de la apertura al público del Museo me permite realizar una programación y orientar todos los esfuerzos en esa línea. Hemos celebrado reuniones con el equipo técnico y no tan técnico, pues todo el personal del museo está implicado en la celebración.
El Museo de Almería se creó en papel durante la II República, el 28 de marzo de 1933, pero no hemos visto que se abriese al público hasta junio de 1934, de ahí que celebremos un aniversario de apertura al público, que añade una simbología en el sentido de que el Museo de Almería salga a la calle y lo conozca el pueblo. Como grandes ejes vertebradores de ese aniversario tenemos en mente la celebración de dos exposiciones temporales propias, un gran reto, pues desde que en 2006 se abre el nuevo Museo de Almería, exposiciones propias ha habido poquitas.
La primera exposición no es arqueológica. Se trata de una exposición de todo el material de cerámica almeriense, artesanía y actividades etnológicas relacionadas con la provincia de Almería. Y una segunda exposición, el colofón del aniversario, será la elección de las ochenta piezas arqueológicas más importantes que tenemos en el Museo y que no están expuestas. Esa exposición irá acompañada de su catálogo correspondiente y de ciclos de conferencias y otras actividades. Hemos retomado ‘la pieza del mes’ en colaboración con los Amigos del Museo, superimplicados y un baluarte fundamental junto a la asociación de vecinos del barrio de Altamira. Otra idea muy interesante es que el Museo de Almería viaje por la provincia. Eso quiere decir que cederemos temporalmente alguna de las piezas a sus legítimos dueños, a la entraña de la tierra de esos municipios: Antas, Turre, Cuevas, Abla… Es decir, devolverles algunas de las piezas para que puedan exponerlas temporalmente en los sitios que cumplan, evidentemente, las condiciones de Museo de acuerdo con la normativa vigente.
- ¿Van a ceder parte de sus fondos a los recién terminados y aún vacíos museos arqueológicos de Antas y Turre?
- No te quepa la menor duda. Queremos sacar todo el material posible de esos fondos a la luz y estamos barajando la posibilidad de ceder a aquellos museos cuyas instalaciones cumplan con lo estipulado por la legislación vigente en materia de museos, material arqueológico por periodos que iríamos renovando si las condiciones son las adecuadas. Ya hemos realizado una cesión por un periodo de cinco años a Chirivel de una colección de cerca de dos mil espartos recopilados por el antropólogo Pedro Molina García, actual rector de la Universidad de Almería, y el arqueólogo Domingo Ortiz Soler, actual director de los museos de Vera, que se han restaurado aquí. Otra cosa que quiero poner en práctica es la visita a los talleres de restauración, al trabajo que se hace día a día y que no es suficientemente conocido ni valorado.
- ¿Apoyará la candidatura de la Cultura Argárica como patrimonio de la humanidad?
- Yo no veo porqué no apoyarla, ahora, también te digo que esos expedientes son muy complejos y hay que trabajarlos bien. El primer paso consiste en hacer una solicitud instando a la Junta de Andalucía a que se ponga en comunicación con la UNESCO, un paso muy pequeñito. Hay que justificar el porqué y eso es lo ingente del trabajo y te hablo con cierta experiencia porque he trabajado muchos años en el Servicio de Protección del Patrimonio Histórico. El flamenco ha sido echado dos o tres veces para atrás, Baeza y Úbeda tampoco lo consiguieron a la primera, la catedral de Jaén no lo ha conseguido a la primera. He leído en la prensa que Sevilla quiere que la Torre del Oro lo sea. Esto es como la agricultura ecológica, queremos sellos de calidad o denominaciones de origen, pero si tenemos muchas denominaciones de origen, al final volvemos a las marcas blancas. Creo que, además, debemos buscar alternativas a las declaraciones formales de la UNESCO. Optar, también, por otros caminos.
- Cuando me propusieron hacerme cargo del Museo de Almería, no me lo pensé dos veces, me vine con todas las ganas del mundo. Tenía ganas de trabajar en otra disciplina distinta pero, como siempre, muy relacionada con la arqueología, con el patrimonio histórico y con esa fruición por el patrimonio que es lo que tenemos que transmitir y que enseñar a los ciudadanos. Son muchas cosas las que hemos empezado a hacer y creo que me estoy aclimatando bien a la ciudad. Me gusta el clima, me gusta su gente, distendida, con la que puedes hablar tranquilamente, muy amable. En Sevilla, la gente, parece muy abierta, pero sus grupos son muy cerrados.
- ¿Qué museo se ha encontrado?
- Me han contado que hubo grandes disensiones con los arquitectos cuando se comenzó a montar la exposición de este museo, su museografía, concretamente con la columna estratigráfica, que impedía una mejor visión de las escaleras, un gran logro de la arquitectura al haber sido resueltas con muy pocos puntos de apoyo. No me parece desacertada la museografía del Museo de Almería. Todos los museos terminan por parecerse un poco. El de Almería se diferencia por la especialización de su contenido. Quien quiera conocer la cultura de Los Millares o de El Argar tiene que venir al Museo de Almería y esto es importante. Se creó una tercera planta en la que se pueden cambiar las exposiciones con relativa frecuencia, donde tenemos la sala romana y la hispanomusulmana. Los tiempos que corren no nos permiten mejorar lo que hay mediante una nueva exposición o un discurso museográfico distinto, pero ese almacén que tenemos, muy bien organizado y muy bien documentado, debe ver la luz, salir a la calle, debemos enseñar sus fondos. De hecho, hemos comenzado a organizar exposiciones temporales con piezas del archivo.
A la biblioteca vamos a darle un giro copernicano. Consta de unos ocho mil ejemplares centrados, básicamente, en arqueología, historia y temas almerienses, antropología, gastronomía y algunos libros antiguos bastante interesantes. La hemos abierto a las redes sociales y haremos reseñas de algunos de los ejemplares más interesantes para darlos a conocer al público, pero, aunque oficialmente está abierta, tan sólo viene, esporádicamente, algún investigador. La bajaremos a la entrada del museo y le pondremos un nombre que la identifique y distinga. El problema que tiene ahora es de accesibilidad. Queremos que sea un servicio al público en general, para quien tiene que hacer una tesis doctoral, quien tiene que consultar informes arqueológicos o al estudiante que tiene que hacer un trabajo escolar. Y montaremos ahí una tiendecita con nuestros propios recursos para vender lo que estimemos oportuno.
- ¿Qué está suponiendo la celebración del 80 aniversario?
La celebración del 80 aniversario de la apertura del museo está suponiendo un enorme altavoz mediático, pero también cumple una importante función social y laboral. Soy un nuevo director aquí y tengo que hacerme comprender dentro de la plantilla y transmitirle ilusión, motivarla en el día a día del ingente trabajo del museo. Cuento con un equipo humano fantástico, magnífico, pero que, en algunos aspectos, ha estado descoordinado, ha faltado comunicación. Una fecha simbólica como el ochenta aniversario de la apertura al público del Museo me permite realizar una programación y orientar todos los esfuerzos en esa línea. Hemos celebrado reuniones con el equipo técnico y no tan técnico, pues todo el personal del museo está implicado en la celebración.
El Museo de Almería se creó en papel durante la II República, el 28 de marzo de 1933, pero no hemos visto que se abriese al público hasta junio de 1934, de ahí que celebremos un aniversario de apertura al público, que añade una simbología en el sentido de que el Museo de Almería salga a la calle y lo conozca el pueblo. Como grandes ejes vertebradores de ese aniversario tenemos en mente la celebración de dos exposiciones temporales propias, un gran reto, pues desde que en 2006 se abre el nuevo Museo de Almería, exposiciones propias ha habido poquitas.
La primera exposición no es arqueológica. Se trata de una exposición de todo el material de cerámica almeriense, artesanía y actividades etnológicas relacionadas con la provincia de Almería. Y una segunda exposición, el colofón del aniversario, será la elección de las ochenta piezas arqueológicas más importantes que tenemos en el Museo y que no están expuestas. Esa exposición irá acompañada de su catálogo correspondiente y de ciclos de conferencias y otras actividades. Hemos retomado ‘la pieza del mes’ en colaboración con los Amigos del Museo, superimplicados y un baluarte fundamental junto a la asociación de vecinos del barrio de Altamira. Otra idea muy interesante es que el Museo de Almería viaje por la provincia. Eso quiere decir que cederemos temporalmente alguna de las piezas a sus legítimos dueños, a la entraña de la tierra de esos municipios: Antas, Turre, Cuevas, Abla… Es decir, devolverles algunas de las piezas para que puedan exponerlas temporalmente en los sitios que cumplan, evidentemente, las condiciones de Museo de acuerdo con la normativa vigente.
- ¿Van a ceder parte de sus fondos a los recién terminados y aún vacíos museos arqueológicos de Antas y Turre?
- No te quepa la menor duda. Queremos sacar todo el material posible de esos fondos a la luz y estamos barajando la posibilidad de ceder a aquellos museos cuyas instalaciones cumplan con lo estipulado por la legislación vigente en materia de museos, material arqueológico por periodos que iríamos renovando si las condiciones son las adecuadas. Ya hemos realizado una cesión por un periodo de cinco años a Chirivel de una colección de cerca de dos mil espartos recopilados por el antropólogo Pedro Molina García, actual rector de la Universidad de Almería, y el arqueólogo Domingo Ortiz Soler, actual director de los museos de Vera, que se han restaurado aquí. Otra cosa que quiero poner en práctica es la visita a los talleres de restauración, al trabajo que se hace día a día y que no es suficientemente conocido ni valorado.
- ¿Apoyará la candidatura de la Cultura Argárica como patrimonio de la humanidad?
- Yo no veo porqué no apoyarla, ahora, también te digo que esos expedientes son muy complejos y hay que trabajarlos bien. El primer paso consiste en hacer una solicitud instando a la Junta de Andalucía a que se ponga en comunicación con la UNESCO, un paso muy pequeñito. Hay que justificar el porqué y eso es lo ingente del trabajo y te hablo con cierta experiencia porque he trabajado muchos años en el Servicio de Protección del Patrimonio Histórico. El flamenco ha sido echado dos o tres veces para atrás, Baeza y Úbeda tampoco lo consiguieron a la primera, la catedral de Jaén no lo ha conseguido a la primera. He leído en la prensa que Sevilla quiere que la Torre del Oro lo sea. Esto es como la agricultura ecológica, queremos sellos de calidad o denominaciones de origen, pero si tenemos muchas denominaciones de origen, al final volvemos a las marcas blancas. Creo que, además, debemos buscar alternativas a las declaraciones formales de la UNESCO. Optar, también, por otros caminos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario