La empresa pública confía en alcanzar un acuerdo que abarate el precio de los aportes desde la desaladora de Carboneras
Un vecino de Turre se aprovisiona de agua potable en la fuente pública |
Aún no hay fecha para la llegada de agua potable al Levante, sin duda una de las grandes asignaturas pendientes de una comarca que vive del turismo. Aunque es una de las prioridades de Galasa, la mercantil pública esperará a cerrar un acuerdo con Acuamed que se traduzca en una rebaja del precio de los recursos de la desaladora de Carboneras, de mayor calidad pero también caros y que hasta ahora sólo se usan como segunda fuente de suministro.
Con una deuda de más de 24 de millones de euros y el reciente compromiso de no subir -por ahora- las tarifas, la sociedad no tiene más remedio que aguantar sus pretensiones de mejora del servicio hasta conseguir condiciones económicas más favorables en el convenio suscrito con Acuamed, la Sociedad Estatal Aguas de las Cuencas Mediterráneas.
Las conversaciones, no obstante, se encuentran bastante avanzadas. “Lo cierto es que hemos alcanzado un acuerdo, pero aún se necesita el visto bueno de algunos organismo estatales”, explica el consejero delegado de Galasa, Antonio García, que prefiere no entrar en más detalles sobre los términos de las negociaciones hasta que estén cerrados todos los flecos.
El “doloso” convenio que ahora se renegocia entró en vigor en 2011 y fue firmado en 2003 por el Gobierno PSOE-PAL. Supone un desembolso anual de 5 millones de euros, sólo por los conceptos de reserva de agua –15 hectómetros cúbicos anuales- y la amortización de la desaladora de Carboneras y su reciente conexión con los pueblos. El agua desalada, de la que no se había hecho uso hasta hace escasos meses y que no es acumulable una vez vencido el ejercicio, se paga aparte, a 0,74 céntimos el metro cúbico, frente a los 0,35 céntimos que cuesta el agua de los trasvases o el euro que paga de media el usuario.
Por lo pronto se sabe, según adelantó a ACTUALIDAD ALMANZORA el vicepresidente de la Diputación, Javier Aureliano García, que los 5 millones que cada año hay que pagar a Acuamed se reducirán de forma muy significativa, “en varios millones”. También se persigue una rebaja del precio del metro cúbico de agua, aunque se desconoce en qué términos.
Galasa comenzó a comprar los caros recursos de la desaladora de Carboneras hace algo menos de un año, cuando saltaron las alarmas sanitarias por los elevados índices de trihalometanos detectados en el agua embalsada en el pantano de Cuevas, hasta donde las riadas del 28S arrastraron residuos y cadáveres de animales.
Desde entonces, los hogares del Levante reciben agua de las dos fuentes mezclada. La previsión era ir aumentando los porcentajes de agua desalada hasta alcanzar el cien por cien, esto es, la potabilidad. Aunque la intención se mantiene, a lo que ya no recurrirá Galasa es a incrementar las tarifas, una posibilidad que sí se barajó inicialmente pero que quedó descartada ante la fuerte oposición de los pueblos.
De esta forma, hay que esperar a que culminen las negociaciones con Acuamed y se logre una rebaja de los costes, porque lo que está claro es que Galasa no puede seguir aumentando sus gastos.
En los tres años de mandato del PP al frente de la Diputación, la empresa pública, participada en un 51% por la institución provincial, ha disminuido su deuda de 31 millones de euros a 24. Sin embargo, su estabilidad aún está en entredicho; sobre todo después de renunciar a corregir, al menos en el corto plazo, el déficit tarifario, que genera cada año un desequilibrio económico de 1 millón de euros en el Levante y cerca de 1,5 millones más en el Almanzora, una zona, por cierto, a la que el agua potable tardará más en llegar.
La estrategia para garantizar la viabilidad de la empresa es renegociar la deuda que se mantiene con Acuamed, de 15 millones de euros, y con los bancos, a los que adeuda otros 6 millones. A estas ingentes cantidades, hay que sumar 1,3 millones de euros pendientes de pago a las confederaciones hidrográficas por la compra de agua de los trasvases del Tajo y el Negratín; y otro millón más a la sociedad de los Regantes Aguas del Almanzora por diversos préstamos de agua y uso de sus infraestructuras.
Fechas
“Nuestro objetivo siempre ha sido suministrar agua de calidad y lo vamos a hacer”, apunta el consejero delegado de Galasa, que no avanza fechas pero sí dice que será “pronto”.
En cualquier caso, cuando el suministro a los hogares proceda al cien por cien de la desaladora, tendrá que ser la Delegación de Salud la que acredite que el agua es apta para el consumo humano.
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