Catalanes y Españoles

JOSÉ BARRIONUEVO

10·07·2014

Siempre he considerado a los nacionalistas catalanes como compañeros en la lucha democrática.
Jordi Pujol ha sido para mi, y lo sigue siendo, un modelo de político y de persona. Le tengo afecto, admiración y reconocimiento. La amistad y el agradecimiento son de orden más valioso al de las coincidencias o discrepancias políticas.

Creo haber actuado en consecuencia con esas creencias y pensamientos. En ocasiones se han producido declaraciones, actuaciones o decisiones políticas, en clave nacionalista, que me han parecido equivocadas o excesivas. Pensaba que era algo obligado por las circunstancias, por problemas del momento, pero que lo sustancial de nuestra alianza permanecía. Siempre pensé que, para ellos igual que para mi, lo importante era la solidaridad democrática, la complicidad en esa lucha, tan necesaria ayer y hoy en España.

Mi catalanofilia sufrió una decepción con el tramite, el contenido y los propósitos de la última reforma estatutaria. Sé que peco de ingenuidad, pero eché de menos, en el Preámbulo del Estatuto, al menos una referencia, aunque fuese una sola, a los demócratas y a la democracia española que lo hacían posible. No la hubo. Me pareció un silencio incomprensible, desdeñoso y hasta hostil. Sobre todo, teniendo en cuenta las reiteradas expresiones, muy benévolas, de las bondades catalanas.
Con todo, continué manteniendo la esperanza de que, superados los trámites políticos y jurídicos estatutarios, en la vida cotidiana normalizada, volveríamos al afecto, al respeto, a la solidaridad.
No ha sido así. Con creciente pena y decepción, contemplo el desdén y hasta el desprecio que, desde Cataluña, se dirige a la democracia española y a los demócratas españoles. Esas actitudes no solo se han mantenido sino que, incluso, se han fortalecido y aumentado. Veo que se consolida entre muchos de los políticos catalanes una forma de mostrar las cosas que me parece altamente lamentable y, desde luego, falsa. Se presenta a España y a Cataluña como realidades unitarias, pétreas y sin matices, cuando obviamente son plurales. Negativa la primera, positiva la segunda. Los españoles, sin excepción, somos adversarios. Los sentimientos predominan sobre las razones.

Lo siento mucho y quizá no debería decirlo, pero creo que todo esto guarda semejanza con el trato que se dio entonces a la República y a Azaña. Pensé que estábamos vacunados, pero no lo parece. La ruptura, la separación, el desdén de no pocos políticos catalanes hacia los demócratas españoles es un desastre. Para España y para Cataluña. Todos vamos a quedar ciegos con esta deriva.

El problema no pueden ser 10 mil o 20 mil millones. Eso influye, claro, pero no es el problema. Ojala lo fuera. Tendría solución. Lo que manifiesta una parte importante de Cataluña no tiene solución aceptable o asumible. No nos quieren a los demás españoles. No quieren que estemos juntos y convivir. Se quieren ir, poner fronteras y barreras que hoy no existen. Esa desafección no creo que se cure con propuestas como la del PSOE, mi partido. Me encantaría equivocarme y que los nacionalistas catalanes las aceptaran, les dieran su visto bueno. Sin eso, es un empeño inutil.

Nuestro deseo era y es buscar el entendimiento y evitar las diferencias o las desigualdades a todas las personas. Suprimir fronteras y obstáculos que dificulten la colaboración y la fraternidad. Muchos españoles nos sentimos más próximos a un nacionalista demócrata catalán que a un fascista español. Nos molesta que nos metan en el mismo saco. Lo reciproco también debe ser así, tiene que ser así. Los fachas catalanes también existen. Hemos visto actuar a algunos de ellos. Sería bueno que los demócratas catalanes expresaran claramente que ellos, asimismo, están más cerca de los demócratas españoles que de esa gente.

José Barrionuevo Peña es exministro de Transportes, Turismo y Comunicaciones, así como exministro del Interior .