El padre de una de las chicas sostiene que sólo charlaban en la terraza. La alcaldesa asegura que “el escándalo se escuchaba desde dos manzanas antes”
Agentes de Policía Local multando |
Inmaculada G. Mellado / 08·10·2015
La ordenanza antirruido de Mojácar, conocida en casi medio mundo por imposiciones tan curiosas como multar por estampar la fecha del dominó en la mesa, ha vuelto a ser protagonista en medios de comunicación y de nuevo en un tono que va a caballo entre la crítica y la burla. En esta ocasión ha sido la prensa sevillana, haciéndose eco de las multas que la Policía Local impuso a ocho chicas procedentes de la población sevillana de Carmona, que decidieron pasar unos días de veraneo en la localidad mojaquera el pasado mes de julio.
“Hay vacaciones de ensueño para no
olvidar y de pesadilla, donde lo más importante es pasar página cuanto antes”,
relata ABC Sevilla en una crónica del 19 de septiembre. Si nada lo impide, las
jóvenes tendrán que pagar 4.808 euros, 601 euros cada una, por “charlar” en la
terraza del apartamento que alquilaron.
“Era su
primer día de asueto –cuenta la prensa sevillana-. Entonces, sin previo aviso,
a la una de la madrugada reciben la visita de dos agentes de la Policía Local.
Estaban vulnerando la estricta ordenanza contra el ruido. No era una llamada al
orden, ni un apercibimiento previo, ni una reconsideración del problema, era
simple y llanamente una denuncia en toda regla con papel, bolígrafo e
identificación de las infractoras”.
Se les aplicó una
“infracción grave”, aunque la cosa podría haber sido peor porque las sanciones
muy graves oscilan de los 1.501 euros a los 3.000. “No salimos de nuestro
asombro”, explica Manuel Espuelas, el padre de uno de las jóvenes multadas.
“Nosotros somos trabajadores de clase media, nuestras hijas, todas
universitarias, jamás han tenido un comportamiento anómalo, son educadas, y
ahora nos viene esta multa de 601 euros a cada una, que la verdad, nos
descoloca, creemos que son totalmente desproporcionadas”, ahonda.
Las familias están dispuestas a
defenderse del “atropello” por todos los cauces posibles. “Presentaremos los
correspondientes pliegos de descargo y si no son atendidos, acudiremos al
Defensor del Pueblo andaluz o a los juzgados de los contencioso
administrativo”. Creen, no obstante, que el asunto puede solventarse por la vía
del diálogo.
De hecho, el alcalde de Carmona, el
popular Juan Ávila, telefoneó a su homónima en Mojácar, Rosa María Cano,
también del PP, sin éxito. “No sacó nada en claro, ella defendió a sus agentes
y los expedientes administrativos incoados”.
Lamenta este vecino de Carmona,
funcionario de la Junta de Andalucía, lo “subjetivo” de la ‘ley del silencio’
mojaquera. “No hay medición y todo queda al arbitrio de los policías. Es como
si uno va conduciendo y el agente lo detiene y le dice que cree que va borracho
o que cree que va muy rápido. ¿Qué es eso de creer? Ésa es la indefensión en la
que nos vemos”.
Y concluye que no desearía que Mojácar se
viese perjudicada por este tipo de noticias. “Yo no defiendo el turismo de
borrachera, debe haber control, pero con mesura”.
Fueron once las chicas de Carmona que se
desplazaron hasta el Levante para disfrutar de unas vacaciones. Tres de ellas
no fueron multadas porque se encontraban durmiendo en una habitación del mismo
apartamento. Las once, eso sí, presentaron esa misma mañana una denuncia ante
la Policía Local porque el alojamiento que alquilaron en primera instancia vía
internet resultó ser una estafa. No existía.
No es la primera vez que la normativa
contra el ruido aprobada en 2013 por el Ayuntamiento de Mojácar despierta el
interés de los medios de comunicación por su carácter restrictivo. “Una cosa es que se prohíba dentro de las viviendas
realizar en horas de descanso obras –recoge en este último episodio ABC en su edición sevillana- y otra muy distinta es que
[puntualmente] no se pueda correr, saltar, patinar, bailar, taconear, hacer funcionar
aparatos de música, instrumentos musicales y electrodomésticos, arrastrar
muebles u objetos y cualquier otro acto o comportamiento susceptible de causar
molestias por ruido, incluido por supuesto, dar también un portazo”.
“Un escándalo monumental”
El asunto ha llegado a los medios y
también al plenario del Consistorio mojaquero. En sesión ordinaria celebrada el
pasado 24 de septiembre, y a preguntas de la oposición, la alcaldesa explicó
que no dará un paso atrás: “No es que me alegre que esto haya salido en ABC,
pero tampoco me disgusta. La gente tiene que tener claro que aquí hay una
ordenanza, que a Mojácar se puede venir, pero dejando que todos puedan
disfrutar. Así es nuestra política y así va a seguir siendo”.
Además, Rosmari aseveró que las jóvenes
multadas estaban armando un “escándalo monumental”. “Lo que han contado difiere
mucho de lo que ocurrió. No eran unas chicas hablando o cenando en una terraza.
Los gritos y la música se escuchaban desde dos manzanas antes”.
La oposición, por su parte, insiste en el
daño que este tipo de medidas puede producir en la imagen turística de Mojácar
y propone que antes de multar se realicen advertencias dejando constancia a
través de un acta.
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