Antonio Fernández Liria, alcalde de Cuevas del Almanzora, viajó a Madrid para informarse sobre los detalles del acuerdo España-USA, recientemente suscrito con gran profusión mediática, y nos ha contado sus impresiones
Antonio Fernández, segundo por la izquierda, tras su visita al Ciemat, en la que estuvo acomañado por la pedánea de Palomares y el concejal Indalecio Modesto, segundo por la derecha |
El pasado 19
de octubre, los ministros de Exteriores de Estados Unidos y España, John Kerry
y José Manuel García-Margallo, respectivamente, firmaron en Madrid una
declaración de intenciones por la que se comprometen a alcanzar "tan
pronto como sea posible" un acuerdo para rehabilitar la zona de Palomares,
que tiene radioactividad desde hace casi medio siglo. El plan incluye el
traslado de las tierras contaminadas a "un emplazamiento adecuado en los
Estados Unidos", todo apunta que al estado de Nevada.
USA garantizó
que "asumirá su responsabilidad y cumplirá su papel", mientras que
Margallo valoró que se trata de "reparar el error que se cometió hace 50
años".
Pese a todo,
la declaración no tiene validez jurídica, puesto que sólo compromete a los dos
Gobiernos a negociar de manera inmediata "un acuerdo vinculante". Se
desconoce cómo se repartirá el coste de la operación y los plazos en los que se
ejecutará.
Se estima que
el volumen de tierra contaminada por medio kilo de plutonio alcanza los 50.000
m3 localizados sobre unas 50 Has. valladas.
El primer edil cuevano viajó de inmediato a Madrid para
conocer los detalles.
- Tras su reunión con técnicos del Ciemat y su director
general, Cayetano López, ¿con qué animo vuelve a Cuevas?
- Vine muy contento de la reunión. Parece que todo va en
serio, aunque quedan pendientes algunas negociaciones de índole política, ellos
están convencidos de que en el plazo de un año comenzarán las tareas de
limpieza. El Ciemat es el departamento técnico que se encargaría de la limpieza
de Palomares, las preguntas de carácter político tendremos que hacérselas a
otros interlocutores, ellos se limitan a contestar preguntas técnicas. Tienen
muy clara la metodología, cómo lo van a hacer, y esto me invita a ser
optimista. En ese aspecto, es una gran tranquilidad saber que estamos en manos
de profesionales que conocen muy bien el tema, porque el Ciemat lleva muchísimo
tiempo pendiente de Palomares.
- En cambio, de lo que ha trascendido, existen una serie
de cláusulas en el documento firmado por los señores Kerry y García Margallo
que conducen a un cierto escepticismo sobre el valor del acuerdo. De hecho, el
documento recoge expresamente que todo dependerá de la “disponibilidad de
fondos, personal y otros recursos”, que la declaración de intenciones “no
supone la creación de obligación jurídicamente vinculante alguna entre los
participantes” y que “podrán interrumpir en cualquier momento las actividades
previstas en la presente Declaración”.
- A mí también me sorprendieron mucho estas cláusulas. En la
reunión había una experta en tratados internacionales a la que pregunté por las
que contiene este acuerdo de buenas intenciones y, al parecer, son cláusulas
que hay que incluir en este tipo de convenios forzosamente. Lo que me empuja a
ser optimista es que los primeros pesimistas hace siete años eran,
precisamente, los técnicos del Ciemat, un departamento cuyos directivos han
luchado durante mucho tiempo para que el asunto de Palomares no cayera en el
olvido. Ellos dicen que el tema ha cambiado desde hace algunos años, que la
actitud del gobierno americano ahora es muy diferente y ven en la
escenificación del pasado día 19 entre los dos ministros de Exteriores un
compromiso firme, sobre todo al darle tanta publicidad como se le ha dado.
- Usted dijo cuando supo la noticia que veía un “tufillo
claramente electoralista” detrás de todo esto.
- Confieso que yo mantenía cierto recelo de que el anuncio
de la descontaminación de Palomares tuviera un componente electoralista, un
recelo que aún sigo teniendo. Pero me parece que ahora estamos ante un
compromiso bastante serio, en el que se habla de empezar a trabajar en el plazo
de un año, aunque no esté concretada la fecha. Me queda una entrevista
pendiente, pues está previsto que acuda a Cuevas el ministro de Asuntos
Exteriores, García Margallo, y tengo algunas preguntas que hacerle que son más
de índole política y no le corresponde contestar al Ciemat, pero que son
necesarias para aclarar cuál es la situación real que se abre ahora y qué hay
de cierto en todo este asunto.
- Llama la atención que siempre se hayan barajado cifras
entre los 30 y los 50 millones de euros como coste de la operación de limpieza
y ahora se cifre el cargo en 500 millones de dólares.
- Debo reconocer que me sorprende la cantidad de 500
millones de dólares por elevada, del mismo modo que me parecían escasos los 32
que se decían antes, porque esta cantidad, para una operación de tanta
envergadura, en la que estamos hablando que se van a utilizar una serie de
contenedores, barcos, una póliza de seguros importante y numerosos detalles que
cuestan mucho dinero, es muy pequeña. En fin, son datos, como algunos flecos
que quedan por cerrar, que corresponden a la gestión política. Supongo que dará
buena cuenta el ministro en su próxima visita, si es que viene.
- ¿Incluyen esos 500 millones algún tipo de resarcimiento
o indemnización a los vecinos de Palomares?
- Yo siempre he sostenido y exigido que a Palomares le
corresponde una compensación por lo que ha venido soportando durante estos 50
años y por los efectos secundarios que va a comportar la limpieza, que durará
entre 24 y 30 meses. Entiendo que debe haber unas medidas compensatorias para
restablecer el sufrimiento de los vecinos de Palomares durante 50 años y los
efectos negativos, ese deterioro en cuanto a imagen que pueda tener la
limpieza, que todos estamos encantados que se haga, que ha de ser de bastante
envergadura, pero que va a dañar aún más la imagen de Palomares mientras se
esté llevando a cabo, por eso entiendo que nuestro Gobierno ha de exigir una
indemnización. Yo no dejo de ser el alcalde de un municipio que puede armar la
pataleta y exigir, pero soy consciente de que esa compensación debe formar
parte de las negociaciones entre los ministerios de ambos países y yo, lo único
que puedo hacer, es trasladar al ministro de Asuntos Exteriores lo que estoy
convencido que corresponde a los vecinos de mi pueblo.
- Resumiendo, ¿podemos decir que usted vuelve contento de
su entrevista con la dirección del Ciemat?
- Mi percepción, por lo que me han dicho los técnicos del
Ciemat, es positiva. Creo que lo de la limpieza de Palomares va en serio,
quiero pensar que esta vez sí y voy a dar ese margen de confianza para que los
gobiernos de España y Estados Unidos puedan demostrarlo, pero exigiremos
explicaciones si dentro de un año vemos que no hay ningún movimiento. Un
momento importante será la visita del ministro de Asuntos Exteriores, García
Margallo, que nos podrá aclarar algunas dudas y algunos extremos de la
negociación que aún están pendientes y habrá que tener en cuenta.
“Yo no quiero pasar a la historia como Fraga”
A la pregunta sobre si, emulando al entonces ministro de
Información y Turismo, pensaba bañarse en aguas de Palomares con el responsable
de Exteriores, José Manuel García Margallo, aprovechando la anunciada visita
–pero sin concretar fecha- de éste a la pedanía cuevana, el alcalde de Cuevas
respondió: “Yo no quiero pasar a la historia como Fraga. Estoy dispuesto a
hacer lo que haga falta para restablecer la imagen de normalidad y tranquilidad
de Palomares, pero lo del baño no creo que sea la mejor forma de hacerlo. Si
quería difusión, ya tuve la oportunidad de bañarme cuando el tema de las
microalgas”.
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