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Urbaser o no Urbaser, una cuestión de actualidad comarcal

La gestión privada de la limpieza viaria mantiene enfrentados a los políticos en pueblos del Levante almeriense y fue uno de los motivos de la ruptura del P.P. en Garrucha. Detrás de todos los contratos, hasta que Pulpí se lo concedió a una UTE local, siempre  Urbaser




Javier Irigaray / 19·11·2015

El Ayuntamiento de Mojácar aprobó en el pleno extraordinario celebrado el pasado 28 de octubre la licitación del servicio de limpieza viaria. La gestión privada de esa competencia municipal mantiene enfrentados a distintos grupos políticos en algunos pueblos de nuestra zona y fue uno de los motivos de la ruptura del Partido Popular en Garrucha. Y, detrás de todos los contratos, hasta que Pulpí se lo concedió a una UTE integrada por una empresa local el pasado mes de mayo, siempre el mismo nombre: Urbaser.

Desterrar la suciedad de nuestras calles, como la muerte para Sergio Leone, tiene un precio. En el caso de Mojácar, el concurso que dilucidará si Urbaser renueva como concesionaria, sale de partida por 881.201,61 euros e incluirá, además, la limpieza de las playas y el mantenimiento y cuidado de los jardines de la localidad. Falta por ver quién se lo queda y por cuánto.

El portavoz socialista en el Consistorio mojaquero, Manuel Zamora, a diferencia de sus compañeros de partido en Turre, se manifestaba en el Pleno “favorable a asumir el servicio por parte del Ayuntamiento”. Zamora argumentaba que Mojácar se ahorraría, al menos, un 20% del coste. En billetes, más de 175.000 euros.

El edil del PSOE aprovechó la ocasión para afirmar que todo apunta a que el gobierno de Rosa María Cano “quiere renovar el contrato con Urbaser”.

Así, el debate sobre si es más eficaz la gestión pública o privada del servicio de limpieza, vuelve a ser actualidad. En nuestra comarca hay ejemplos para todos los gustos, pero siempre con una misma adjudicataria, Urbaser, y con disputas entre los diferentes grupos municipales, como en Turre y Mojácar, o en el seno del mismo partido, tal es el caso de Garrucha.

Alonso Soler, edil de Obras y Servicios durante los mandatos del PP -2007/2011 y 2011/2015- hasta que abandonó el gobierno popular pocos antes de las últimas elecciones, declaraba a ACTUALIDAD ALMANZORA que desconocía “lo que nos costaba la limpieza a Garrucha cuando prestaba el servicio directamente el Ayuntamiento. El alcalde [el popular Juan Francisco Fernández] nunca nos lo dijo, pero tengo la impresión de que salía por lo mismo que con Urbaser, aunque con peores resultados”. En definitiva, sostiene Soler, “teníamos igual personal que Urbaser y el añadido de comprar la maquinaria de limpieza”.

Soler es partidario de privatizar el servicio, contrario, por tanto, al rescate del mismo que decidió el primer edil. “Cuando entramos a gobernar en 2007, el Ayuntamiento debía a Urbaser algo más de 1,5 millones de euros. Hicimos la bola más grande y el alcalde se encabezonó con rescindir el contrato. Gracias al plan Montoro, se le pagó lo que se le debía, unos 5 millones de euros”.

Dado que para Soler Urbaser “no hacía ni la mitad del trabajo que estipulaba el contrato […] le advertí al alcalde que, para evitar pagar los trabajos que no estaba haciendo, no reconociera esa gran deuda, porque al hacerlo tendría que abonarla íntegra”. Pese a ello “Juan Francisco no me hizo caso”.

“El ‘Cuqui’ miente”

Según Alonso Soler, “el gerente de Urbaser, Paco Díaz, presentó hasta tres propuestas para abaratar el servicio. La última consistía en 40.000 euros al mes, la mitad de lo que estábamos pagando, y el ‘Cuqui’ [el exalcalde Juan Francisco Fernández] miente cuando dice que no las tiene. No las aceptó porque tenía entre ceja y ceja rescindir el contrato. Hoy me arrepiento de haber declarado en un juicio que Urbaser no había presentado ningún proyecto a la baja”.

“Juan Francisco decía que nos íbamos a ahorrar un millón de euros anuales y, cuando transcurrió un año desde el rescate del servicio, le pregunté que dónde estaba ese millón, porque para mí que nos costaba más. Su respuesta fue que él sabía más que yo”.

Aunque el exalcalde Fernández coincidía con Soler en que “el municipio no generaba suficientes recursos para pagar el contrato de Urbaser”, difería en todo lo demás. “Nosotros intentamos normalizar y regularizar la situación proponiendo a Urbaser una rebaja en el coste del servicio, pero se enrocó en una posición de fuerza en la que sólo decía ‘si quieres que me vaya, págame’. Eran cifras muy importantes que pudimos pagar gracias al plan Montoro”, relata el exalcalde.

“Rescindimos el contrato en junio de 2012 –afirma Fernández-. Desde ese día, Garrucha no ha generado ni un solo euro de deuda por ese concepto, cuando antes teníamos un déficit de 100.000 euros mensuales”.

El exregidor se apoyaba en la actitud de la actual alcaldesa socialista, María López, para respaldar su actuación: “La decisión que adoptamos –dijo- era una cuestión de eficiencia, y así lo ha visto el nuevo equipo de gobierno, que ha asumido esa fórmula de gestión pública del servicio de limpieza que implantó el PP en Garrucha”.

Pero no todo son coincidencias. “El PSOE, entonces en la oposición, utilizó como arma electoralista el despido de los trabajadores de la limpieza, cosa que nunca hizo el Ayuntamiento porque la plantilla pertenecía a Urbaser, que fue quien efectuó los despidos”.

“Cuando rescatamos el servicio –recuerda Fernández-, conseguimos ahorrar 40.000 euros al mes, un 40% del coste, 500.000 euros al año, y eso que tuvimos que comprar una barredora y herramientas de mano”.

Pulpí y Vera

Por otra parte, el Ayuntamiento de Pulpí adjudicó el pasado mes de mayo el servicio de limpieza viaria a la Unión Temporal de Empresas (UTE) formada por la ejidense Lirola, con gran experiencia en ciudades como Puerto Lumbreras, Ceuta o El Ejido, y Servicios Técnicos Napal, una sociedad local dedicada a la construcción y conservación de carreteras, con una acreditada y contrastada hoja de trabajos con diferentes administraciones de ámbito local, regional y nacional.

Desde 2005, Urbaser venía prestando el servicio en Pulpí por 34.000 euros mensuales, 408.000 al año. El importe del contrato actual es de 456.000, 38.000 por mes, “pero además de la limpieza viaria y de playas, incluye el mantenimiento de caminos rurales, ha aumentado la frecuencia de limpieza, se ha implantado el servicio de tarde en determinados puntos y la UTE construirá un almacén en Terreros que pasará a manos del Ayuntamiento al final del contrato; eso además de pagar un canon de 240.000 euros en concepto de alquiler de las infraestructuras y maquinaria municipal”, informaba el edil de Obras y Servicios pulpileño, Pedro Jesús Martínez.

Pero fue Vera la pionera en la comarca en la contratación de una empresa externa para el servicio de limpieza viaria.

El andalucista Juan López rememoraba que “Urbaser consiguió el contrato en 2001, tras un concurso al que se presentaron Ferroser, del grupo Ferrovial, Urbaser, cuyo nombre entonces era TecMed, FCC y un buen número de empresas... casi todas las que se dedicaban a esto”.

“Además del precio –indica López-, se tenían en cuenta las mejoras que aportaban sobre el pliego de condiciones. Urbaser propuso, entre otras cosas, la construcción de dos naves, que son las que hay junto al cementerio”.

“Esta modalidad de gestión no es más barata –reconoce Juan López-, pero las empresas privadas son mucho más ágiles en su actuación. Las administraciones están supeditadas a unos procedimientos que las hacen más lentas a la hora de reaccionar ante un problema”.

“Ese tipo de contratos se firman por periodos largos, 10 años en el caso de Vera, porque tienen que contemplar la amortización de la inversión necesaria, como la compra de maquinaria o construcción de naves que, luego, pasan a ser propiedad municipal. Los plazos los marca la Ley de Contratos del Estado”, exponía Juan López.

Sostenía el veterano exedil que “para un pueblo del tamaño de Antas, Turre o Los Gallardos, la concesión del servicio a una empresa de éstas es una locura, pero en una ciudad de tamaño medio, como Vera, que además tiene la limpieza de la playa, es más eficaz. La ciudad se multiplicó por dos en muy poco tiempo y eso comportaba doblar el servicio. En 1999, en Vera había un jardinero, un operario encargado del riego y otro para talar. Ahora habrá 15 ó 20. Para barrer las calles y limpiar las playas, la proporción ha aumentado de igual manera. Además, el aumento del servicio exigía una inversión en maquinaria que no podíamos afrontar. Otros pueblos, como Mojácar, siguieron nuestro ejemplo y les ha ido bien. Algunos, como Turre, también lo hicieron y nunca debieron hacerlo”.  

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