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Hasta tres sociedades inmobiliarias fundaron el director y el subdirector General de Cajamar con Diego Rodríguez

Partiendo de la matriz Dopucasa SL constituían empresas con el propietario de DRV que vendían a las pocas semanas a una tercera mercantil que recibía créditos de la Caja. Esos préstamos resultaban tiempo después fallidos




Bartolomé Viúdez y José Luis Heredia. Fotomontaje.

Miguel Ángel Sánchez / 06·08·2015


El año 2004 registra una inusual actividad empresarial de tres importantes cargos de Cajamar. Eran tiempos dorados para la construcción y las varias sociedades que ponen en marcha el director General de la entidad, José Luis Heredia; Bartolomé Viúdez, subdirector General; y Francisco Alonso, director de la Zona Levante, centran sus operaciones en el ‘ladrillo’.

Lo curioso del asunto es que, en al menos dos casos, las acciones de los directivos de Cajamar en las nuevas empresas que crean junto a Diego Rodríguez Valero y otros, son vendidas y pasan a manos de Gruinver-6 SL, otra mercantil controlada, en asociación con seis empresarios más, por el propio Rodríguez Valero, la cara comarcal del ‘Grupo DRV’ –Valero participaba en más de una treintena de sociedades- sobre el que recaen múltiples reclamaciones de deudas por parte de proveedores de la comarca.

Gruinver-6 SL lleva a cabo durante años numerosas operaciones inmobiliarias, muchas de ellas respaldadas con la financiación de Cajamar. No en vano, su capital social llegó a ser de 25.600.000 euros, contando con unos activos de 44.412.475,28 euros. Hoy está en situación de liquidación.

De la documentación que maneja esta redacción se desprende que José Luis Heredia, Bartolomé Viúdez y Francisco Alonso fueron socios de Rodríguez Valero en 3 sociedades. Una cuarta, Dopucasa SL, la que servía para operar a los tres directivos de la entidad, está registrada a nombre de ellos, sin terceros socios.

Partiendo de Dopucasa SL, constituida el 9 de agosto de 2004 en casa del ‘Zona’ Francisco Alonso (Antas), con un capital social de 120.000 euros, Heredia, Viúdez y Alonso constituyen cinco días después, el 13 de agosto, Promociones Huertos del Castillo de Huércal Overa SL en sociedad con Diego Rodríguez Valero y Antonio García Salcedo, director de una de las sucursales de Cajamar en el municipio. Dopucasa deja de ser socia de Huertos del Castillo el 20 de octubre de 2004, dos meses y siete días después de fundarla. Se la queda Gruinver-6 SL.

Un mes antes, el 20 de agosto de 2004, Dopucasa SL formaliza la escritura de constitución de una segunda sociedad con Valero. Su nombre es Nieva Golf Inmobiliaria SL -número de protocolo 4.073- (Bartolomé Viudez es natural de la pedanía huercalense de Santa María de Nieva). Dopucasa aporta 90.000 euros a un capital social que suma 450.766 euros. De nuevo, al igual que ocurre con Huértos del Castillo, los ‘jerarcas’ de Cajamar emprenden una aventura empresarial que parece desilusionarles enseguida. Así se puede deducir después de que un mes y un día más tarde, el 21 de septiembre de 2004, Heredia, Viúdez y Alonso se deshacen de sus participaciones, que son adquiridas en su totalidad otra vez por la ‘Gruinver’ de Rodríguez Valero y Cía.

La cuarta sociedad es Vera Gestión del Patrimonio. En ella, Rodríguez Valero es administrador mancomunado junto a Petronila Sánchez Sánchez, natural de Vélez Rubio y ligada a empresas de construcción y negocios de venta de carburantes. De Vélez Rubio es natural también José Luis Heredia, el director General de Cajamar, que junto a Bartolomé Viúdez y el fiel subordinado, el antense Francisco Alonso, están discretamente detrás de esta sociedad en la que cada uno de los cinco socios aportó 720 euros para dotarla de capital social –un 20% de las acciones cada uno-.

Tanto Huertos del Castillo como Nieva Golf Inmobiliaria SL y Vera Gestión del Patrimonio tienen su sede en los locales de DRV y Gruinver-6 SL, la calle del Mar 3 de Vera.

La desvinculación de los tres altos cargos de Cajamar con las empresas de Rodríguez Valero sólo fue a nivel accionarial, pues desde el punto de vista de las relaciones financieras, la Caja que ellos mismos dirigían suscribió cuantiosos préstamos con las sociedades participadas por Valero.

‘Código Ético’

Cajamar recoge en sus Estatutos y en el Código de Valores y Principios Éticos que aplica a sus socios y directivos, una premisa que de no cumplirse es considerada como “falta muy grave”. El artículo 11 apartado D de las Normas de Disciplina califica de “falta muy grave” […] “prevalecerse –o aprovecharse- de la condición de socio [o directivo] para desarrollar operaciones especulativas”.

“Faltas muy graves” son también para Cajamar las “acciones u omisiones que perjudiquen los intereses materiales o el prestigio de la Caja”.

Así mismo, estos mismos estatutos y código reconocen como “falta grave” intervenir en asuntos privados “cuando [éstos] estén en conflicto” con los intereses de la entidad.

Quedaría por concluirse si las actividades privadas del director General, el subdirector General y el director de la Zona Levante eran compatibles con estas disposiciones. El lector puede evaluar si la creación de empresas por parte de tres dirigentes de Cajamar y la posterior venta de sus acciones, apenas unas semanas después de constituidas, a pesar de que dichas empresas siguieron adelante con sus propósitos de construir, apoyadas en algunos casos con dineros de Cajamar, es o no susceptible de una aplicación disciplinaria por parte de la Entidad

Algunos datos nos pueden ayudar a rematar si fue así o no.

En el caso de Huértos del Castillo, que finalmente acabó en manos de Gruinver-6, Cajamar prestó 1,6 millones de euros para la compra de un terreno frente a la antigua plaza de abastos de Huércal Overa. Más tarde se suscribió un segundo crédito de 5.650.900 euros para levantar un edificio de 40 viviendas con plazas de garaje y bajos comerciales.

En su conjunto, ‘Huértos’ manejó préstamos por valor de 13.737.382 euros para el conjunto del terreno y la obra. Expertos consultados estiman que el coste de esa construcción no rebasaría, en el peor de los casos, los 6 millones de euros. Por los balances de cuentas de 2008-2009 sabemos que en plena crisis, Huértos del Castillo desvió bajo condiciones de préstamo a empresas vinculadas a ella 4,3 millones de euros. Aquí cabría señalar que tras numerosas consultas sabemos que Inverdalo SL, otra sociedad de Rodríguez Valero, estaba enlazada a Huértos del Castillo, que poseía en Inverdalo el 50% de las acciones.

En estos mismos balances de ‘Huértos’, se refleja que a Cajamar se le debía a fecha 31 de diciembre de 2009 la cantidad de 1.771.714,44 euros; 2.162.910 euros a Caixa Cataluña –el préstamo íntegro- y 1.609.173,72 a Ibercaja –de los 4.286.482 euros prestados-. No es todo. El saldo pendiente de pago a proveedores ascendía a 2.268.675,20 euros y a la Hacienda Pública 6.498,43 euros.

A día de hoy sabemos que la venta de una buena parte de esas viviendas, tras la necesaria ejecución hipotecaria por impago, está en manos de la inmobiliaria de Cajamar Cimenta2, y que Ibercaja ha iniciado acciones para tratar de cobrarse lo que se le adeuda.

En resumen se podría decir que al tiempo que ‘Huértos’ hacía daciones de pago de viviendas para cancelar deudas con las entidades de crédito, especialmente con Cajamar, concedía préstamos con el dinero de los créditos por valor de 4,3 millones de euros a empresas vinculadas. ¿Dónde fue a parar este dinero? ¿Por qué los cooperativistas de la Caja tuvieron que soportar el coste de quedarse con activos tóxicos mientras el dinero se escapaba por otro lado? Ni José Luis Heredia, ni Bartolomé Viúdez han querido explicar su papel en este entramado empresarial de sociedades y acciones que cambian de manos, y que tras conseguir cuantiosos créditos acabaron siendo embargadas por la Caja para la que trabajan en puestos de muy alta responsabilidad.

La pobre versión hecha llegar meses atrás por el director General José Luis Heredia a esta redacción, a través de su jefe de Comunicación, tratando de explicar –ante la pregunta de cuáles eran sus vínculos con el ‘Grupo DRV’- que todo se limitó a la simple y cándida compra de un terreno al amparo del dinero de un ‘gordo’ de la lotería que les tocó a los tres amigos –Heredia, Viúdez y Alonso-, insistimos, no cuadra.

Petronila ‘falla’ a sus socios José Luis y Bartolo

Petronila Sánchez Sánchez fue socia de José Luis Heredia, Bartolomé Viúdez y Francisco Alonso –director General, subdirector General y director de Zona, respectivamente, de Cajamar- en Vera Gestión del Patrimonio SL, con sede en el mismo local que el ‘Grupo DRV’, en Vera. Sánchez Sánchez era administradora mancomunada de Vera Gestión del Patrimonio junto al siempre presente Diego Rodríguez Valero.

El juzgado de Vélez Rubio, de donde son naturales Petronila y José Luis Heredia, acordó el 9 de diciembre de 2014, a instancias de Cajamar, sacar a subasta cinco viviendas por importe de 530.082,9 euros y 6 plazas de garaje con un valor conjunto de 72.927,05 euros. Estas propiedades eran parte de una promoción inmobiliaria que la empresaria velezana, junto a otras personas, desarrolló en el municipio con un crédito de la entidad.

Ante el impago, la Caja presentó en el juzgado “reclamación de cantidad por préstamo con garantía hipotecaria” que se tramitó a través del procedimiento de ejecución 238/2014.

La subasta tuvo lugar el pasado 16 de febrero a las 11 horas.
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