El piloto de Antas participa esta temporada en la Copa de España de Minivelocidad, la élite del motociclismo para su edad
Alejandro Tapia a punto de tomar la salida en el Campeonato de España |
Hace poco más de un año, el jovencísimo piloto antuso descubrió un ‘juguete’ llamado moto. El pasado 27 de marzo formaba parte de la parrilla de salida de la primera prueba de la temporada de la Copa de España de Minivelocidad. Por el camino, un año aprendiendo en la escuela de pilotos de Águilas y en diferentes competiciones que han llevado a su casa más de una decena de trofeos, entre ellos, el de Campeón Regional de Murcia al imponerse en las siete pruebas de las que consta.
Durante las tandas de entrenamientos en el circuito de Conil de la Frontera, el pasado sábado 26 de marzo, Alejandro marcaba el 5º mejor tiempo del medio centenar de pilotos inscritos en la Copa de España de Minivelocidad, hasta que el error de un compañero en una curva muy cerrada acabó con los dos por el suelo en la última vuelta de la tarde.
Era una de las muchas caídas que dice haber sufrido en apenas el año que lleva compitiendo. “A mí no me da miedo caerme –dice-. Cuando caigo me levanto y a correr. Lo malo es cuando se mueve mucho el cielo”.
Pero esta vez el cielo continuó, dócil y valiente, ocupando quieto su espacio en el firmamento gaditano, moviéndose sólo lo justo para dar cuenta del día, y el piloto antuso se retiró a descansar con algunas molestias en el pie izquierdo que le impedían apoyarlo sin sentir la punzada del dolor.
El domingo, Alejandro notaba las marchas más duras de lo habitual. Él aún no lo sabía y lo que refería como simples molestias en un pie, los rayos X revelaron que se trataba de un esguince.
Por mucho menos, estimado lector, usted y yo estaríamos entre algodones, pero para entrar a ese Olimpo con olor a gasolina y aceite sintético hay que estar hecho de otra pasta, de ese metal del que parecen estar fundidos pilotos como Jorge Lorenzo o Marc Márquez, por citar a aquéllos que ha tomado como ejemplo el antuso –“reconozco que me queda mucho que aprender y que ahora lo hacen mejor que yo, pero algún día estaré corriendo con ellos”-. Un metal del que también está hecho el joven Alejandro: “Dice el médico que tengo para 10 días, pero que con un fisioterapeuta, en tres días estoy encima de la moto”.
Y, claro, al chaval que se inoculó del veneno de las dos ruedas mientras veía las carreras del mundial en su casa de Aljáriz y “cogiendo una moto pequeña que tienen en el karting de Águilas”, unas “molestias” en su pie izquierdo no le iban a dejar fuera de la primera parrilla de salida de la Copa de España 2016, así que se subió a la moto en la mañana del domingo y corrió las series de clasificación, aunque su estado no le permitió entrar entre los 25 primeros y hubo de salir en la serie “B” de la jornada.
“En las carreras yo no miro nunca para atrás –confiesa el piloto-. Suelo salir en la primera posición, pero a veces me adelanta alguien en la salida y procuro recuperar la cabeza lo antes posible”. Y eso fue lo que hizo el joven Alejandro en su serie, terminando la carrera en primera posición de su grupo, lo que le coloca, de momento, en el puesto 26 del campeonato, en la mitad de la clasificación general.
Aunque con la timidez propia de su niñez y la de sentirse preguntado por un extraño –el periodista- Alejandro habla a sus 9 años como si llevara décadas corriendo: “A veces hay que arriesgar un poco. Yo me tumbo bastante en las curvas. Rozo el asfalto con mis rodillas en cada giro. Es lo que toca si quieres ganar”.
El zagal se muestra indulgente con los que no han alcanzado su nivel: “Hay que tener mucho cuidado con los ‘doblados’. Es difícil adelantarlos porque son chavales con poca experiencia y pueden hacer maniobras raras. Algunas veces me han puesto en verdaderos aprietos, pero yo les entiendo porque a mí me pasaba lo mismo cuando empecé. Me doblaban en cada curva”.
Y el lunes 28 de marzo, como de costumbre, sus compañeros del colegio de primaria de Antas le preguntan cómo le fue la carrera, y él les cuanta lo de la caída del sábado y que el domingo, durante la carrera, no miró hacia atrás y, por delante, sólo veía a los pilotos doblados que fue adelantando.
En apenas un mes, en mayo, la segunda prueba de la Copa de España contará, de nuevo, con el piloto antuso en la salida, pero él no corre solo. Como los jugadores de un afamado club británico de balompié, con él volarán por el circuito todo Antas y toda Vera, dos ayuntamientos que, junto a un buen número de empresas de la zona, apuestan por la ilusión que derrama el muchacho.
“Todas las motos son iguales –dice el padre del campeón, Francisco, un pequeño empresario antuso del sector de la electricidad-, una de 110 cc que les permite ir a 110-120 km/h, pues se trata de una competición que pretende seleccionar pilotos en función de sus aptitudes, pero correr la Copa de España supera los 30.000 euros de presupuesto nada más que en desplazamientos, mecánicos, repuestos...”
Como una flecha, igual que si estuviera rodando en el circuito, el joven Alejandro toma la palabra para añadir “quiero agradecer su apoyo a todos los patrocinadores y quiero que sepan que me esforzaré todo lo que pueda”.
Desde luego, actitud no le falta a este campeón de 9 años que no se mira al espejo vestido para correr. “Sólo me veo en las fotos. Me gusta”.
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