Anuncio superpuesto

Aviso Cookies

espacio


Radio Online

Botones

El alemán sin esfuerzo

JUAN LUIS PÉREZ TORNELL

19·07·2016

EN EL JUEGO del ajedrez hay una posición que se denomina “zugzwang” (en alemán “obligación de mover). Es aquélla en la que se llega a una disposición de las piezas en la que lo ideal sería, como en otros juegos, “pasar”, dejar correr el turno y que vuelva a mover el rival. Porque en tal situación posicional cualquier movimiento que se haga empeorará la situación. 

Pero, ¡ay! en ajedrez hay que mover obligatoriamente los trebejos… son las reglas del juego. 

No suele ser una posición frecuente, pero a veces se produce. En la política española lo hemos visto en las elecciones del pasado diciembre. Y me temo que lo vamos a ver de nuevo tras las últimas. Las promesas públicas “urbi et orbe”, antes de conocer las posiciones del tablero, prescindiendo de ellas obligan a quien las formula a ser consecuente, más o menos, con lo que se prometió, prescindiendo de unos resultados aún desconocidos. 

Misteriosa e incomprensiblemente tres de los protagonistas de las elecciones del domingo, 26 de junio, se ataron a sí mismos las manos voluntariamente sin saber cuál iba a ser el resultado. 

“Ciudadanos” lo hizo al vetar al candidato del Partido Popular. El PSOE lo volvió a hacer al vetar al Partido Popular entero. Y el Partido Popular, para no ser menos, lo hizo también al manifestar que si no tiene apoyos no concurrirá a investidura alguna. 

Parece poco inteligente buscar, deliberadamente y “a priori”, la posición de zugzwang, cuando a todos ellos les toca mover. 

Al mismo tiempo y sin embargo, manifiestan que es imposible y dañino que haya unas terceras elecciones. 

Solo la candidatura de Unidos Podemos es consecuente con la posición de las piezas: espera que resuelvan sus adversarios el zugzwang en que ellos solos se han metido, porque en los tres casos, la ligereza o frivolidad de sus promesas de movimiento les compromete y les obliga. Es para esta nueva formación la situación idílica de contemplar cómo sus enemigos, y los son todos, se enredan en su propia telaraña, sin capturar mosca alguna. 

Hay otra palabra alemana, sin traducción exacta en español: “schadenfreude”. Es una especie de alegría no confesada por el mal ajeno. Un sentimiento perverso e inconfesable porque las cosas les vayan mal a los demás. Sería un sentimiento similar, pero opuesto al de la envidia, definida como “tristeza por el bien ajeno”, aunque la palabra española que se usa por aproximación, “regodeo”, además de ser coloquial no define la perversidad del sentimiento, íntimo y no declarado. 

Creo que es una partida, mala y desigual, entre aficionados de casino y Bobby Fischer. Si los protagonistas respetan sus palabras –hecho por lo demás tan infrecuente como el zugzwang- habrá unas terceras elecciones. De lo contrario alguien habrá mentido. Y ya se sabe cómo castigamos en España a los mentirosos: los hacemos presidentes de gobierno.




No hay comentarios :

Publicar un comentario

 
© 2014 Comunicación Vera Levante, S.L. Todos los derechos reservados
Aviso legal | Privacidad | Diseño Oloblogger
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...