Anuncio superpuesto

Aviso Cookies

espacio


Radio Online

Botones

Desesperanza

JOSÉ Mª MARTÍNEZ DE HARO


10·11·2016
Garantizar las pensiones presentes y futuras, rebajar la deuda pública, contener el déficit público, reformar la Constitución, pactar una eficiente Ley de Educación, aprobar una nueva Ley electoral, reformar la elección del Consejo General del Poder Judicial, endurecer las penas para la corrupción, la prevaricación, la malversación y aprobar un marco de relación con la comunidades autónomas que cierre definitivamente el modelo territorial del Estado español, son los complejos problemas que tiene por delante España.

Tras intensas jornadas de debates y tensiones, finalmente se ha producido el hecho que era de esperar, D. Mariano Rajoy ha sido investido Presidente de un nuevo Gobierno con la abstención parcial del PSOE y el voto afirmativo de Ciudadanos. Podríamos deducir que este paso relevante ataja los problemas que afectan a España y a los españoles. Lamentablemente no es así. Es tal el desgarro social producido, la carga emocional de todo ello, las expectativas alimentadas demagógicamente, que la realidad nos golpea, otra vez más, con sus afiladas aristas.

En España se ha extendido la desesperanza a resultas de tanto fracaso, de tanta irresponsabilidad y arrogancia. Cuando entramos en una senda de inciertas previsiones, no se encuentran los dirigentes capaces de afrontar con patriotismo, incluso con capacidad suficiente, los retos que amenazan alterar la estructura misma del Estado, las Instituciones y la Constitución que nos dimos los españoles como garante de nuestras libertades y derechos. Los problemas se acumulan sin que se aporten soluciones a la altura de los mismos. Y son tantos, de tan variada naturaleza, que cabrían para dar sustancia a varias legislaturas. No es cuestión de enumerarlos pero afectan a la medula del sistema y ponen en peligro la continuidad de la España Constitucional que nos ha dado el mayor periodo de paz y prosperidad que se recuerda. 

Que D. Mariano Rajoy pueda formar gobierno no solucionaría más que aplicar los parches de extrema urgencia. La debilidad inicial del nuevo Gobierno, la falta de apoyos firmes le impedirán con toda probabilidad enfrentarse a las cuestiones medulares que gravitan peligrosamente sobre el presente y el futuro de España. Está por ver la capacidad legislativa de este Gobierno cuando su más ¿seguro? aliado (Cs) le recuerda su provisionalidad y enumera condiciones y el PSOE le avisa de una oposición implacable a modo de terapia para paliar los efectos del gravísimo "pecado" de la abstención. Según declaraciones del propio Rajoy, no va a faltar humildad y tampoco renuncia a buena parte del programa electoral del PP en aras de la gobernabilidad. Pero sería una transmutación de las especies que el Sr. Rajoy cambiara de actitud en asuntos trascendentales: la urgentísima aplicación del Estado de Derecho en Cataluña, El País Vasco y Navarra con todas las consecuencias punibles de las leyes. La aplicación de la Constitución al extremo de aplicar el artº 155 allí donde se dan las circunstancias previstas. Que los poderes del Estado se hagan visibles de manera efectiva sobre aquéllos que diariamente desobedecen trasgreden las sentencias de los Tribunales y transgreden con arrogancia añadida las leyes que obligan a los españoles. España asiste perpleja el auge de los separatistas en fase ya de sedición y rebeldía sin freno o autoridad alguna que lo impida. Y para añadir cuitas, el populismo de izquierda radical se extiende como amenaza a la legitimidad democrática de las Instituciones, apelando a las revueltas callejeras y las algaradas, toda vez que pretende hacerse fuerte fuera de las vías de representación democrática. Se suceden hechos que ponen en duda nuestra capacidad de resistir tales afrentas a las libertades individuales y colectivas de expresión, de conciencia, de creencias, de ideologías, de todo aquello que ya creímos una conquista irrebatible de la democracia española. 

La incertidumbre ante tales asuntos no se despejará en esta nueva etapa a no ser que el PSOE estuviera decidido a asumir el compromiso con la España constitucional con todas las consecuencias internas y externas de tal decisión, incluida la ruptura con alguna Federación socialista. La situación exige a los principales partidos un esfuerzo común que permita una legislatura de utilidad pública, en lugar de una provisional salida a un problema interno del PSOE alarmado por los posibles resultados en caso de nuevas elecciones. Porque si es cierto que este partido ha dado un paso adelante con evidente generosidad, también los es que quedaría muy alejado de ser útil a lo que de verdad interesa a todos, y al PSOE también; que España pueda salir de esta situación que amenaza la débil recuperación económica. Habrá que pactar con urgencia un nuevo modelo que garantice el futuro de las pensiones. Rebajar la deuda pública, contener de manera efectiva el déficit público. Reformar la Constitución para aproximarla a los nuevos tiempos. Pactar una Ley de Educación que permanezca y garantice la calidad de la enseñanza. Aprobar de una vez por todas una nueva Ley electoral y de partidos políticos que permita situar a España entre las democracias modernas. Reformar la actual normativa que regula la elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial. Endurecer, más aún, el código penal en relación a los delitos de corrupción, prevaricación, malversación y todos los relacionados con la gestión pública. Y sin demasiados titubeos, lo que no hizo la Constitución: aprobar un nuevo marco de relación con la comunidades autónomas señalado sus límites y cerrar definitivamente el modelo territorial del Estado español. 

Son todas ellas urgentes demandas de la sociedad española expectante a que los políticos puedan y sepan solucionar dando carta de naturaleza a su propia labor en el marco de una democracia parlamentaria. En estos años de crisis la política española no ha estado a la altura de las circunstancias desbordada por las ambiciones, sectarismo y extravagancias de tanto nuevo profeta. Asqueada ante la corrupción de los partidos. Y desesperada ante la vacuidad de los referentes ideológicos tradicionales trasmutados unos, ausentes otros y los demás en permanente campaña de agitación social. Por todo lo anterior, el desánimo cunde entre la ciudadanía y una incertidumbre acrecienta la desesperanza alimentada por la desconfianza hacia la política que es el mejor abono para la cosecha populista que se adueña peligrosamente del discurso político con espejismos imposibles. 

La nueva legislatura comienza con este escenario inédito y serán los hechos los que prueben que todo este calvario ha merecido la pena.





No hay comentarios :

Publicar un comentario

 
© 2014 Comunicación Vera Levante, S.L. Todos los derechos reservados
Aviso legal | Privacidad | Diseño Oloblogger
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...