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Inundaciones cíclicas en el Levante almeriense

MAR VERDEJO COTO

20·12·2016*

Han pasado ya unas semanas del día en el que las aguas se midieron con el ser humano en Almería; el mar aún nos sigue devolviendo nuestro propio naufragio, y la costa se ha convertido en un gran vertedero. Empieza a llegar la calma. Las imágenes aún son desoladoras. En tan sólo unas horas; las pérdidas económicas se estiman en 100 millones de euros; irreemplazables son las humanas, hay que seguir dando consuelo. Podría haber sido una catástrofe de mayor envergadura si en lugar de caer de día, el agua que no entiende de relojes, hubiese caído ya entrada la noche. Miles de solidarios héroes anónimos, y no tan anónimos, ayudaron a evacuar a vecinos, o a niños que estaban en los colegios; a limpiar barro; a retirar escombros; a reconfortar a los vecinos ¿Cómo ocurren estas cosas si desde nuestra infancia somos testigos de la fuerza e imprevisibilidad de las lluvias torrenciales que azotan la provincia? Estamos acostumbrados a mirar en las montañas, observar la dirección del viento, y con ello saber si la que va a caer va a ser buena. Y esto, aunque seamos jóvenes, lo vivimos de manera cíclica, como el reloj que marca horas. ¿Qué nos ha pasado, que ya no aplicamos a nuestra vida cotidiana lo que hemos aprendido de los mayores? ¿Dónde está la historia contada por tradición oral que nos hacía vivir en equilibrio con la fuerza de la naturaleza? Constatado está que ni a los fenicios y romanos se les inundaban las infraestructuras en nuestra tierra. De toda esta catarsis debemos de aprender algo.
Andrés García Lorca, catedrático de Análisis Geográfico y Regional de la Universidad de Almería, antes de ser Subdelegado de Gobierno, en sus conferencias científicas hacía un análisis de la transformación de nuestro territorio. Con coherencia acreditada ha hecho crítica de las urbanizaciones que en estos últimos años se han construido. Concretamente, señala que la urbanización de Pueblo Laguna, se ubica en “una zona deprimida, inundable por las características que tiene”. Ya ha sido afectada fuertemente en otras ocasiones por los temporales, estas declaraciones podemos comprobarlas nosotros mismos en las imágenes de la web del IDE de Andalucía; las ortofotos -representación fotográfica de la superficie terrestre-, nos dan una idea de cómo es la zona, incluso antes del año 1956. Observamos, que es una zona muy llana; con un bancal de arena, que existía previamente, a la izquierda; incluso pudo hacer de muro, impidiendo la salida del agua al mar, haciendo que ésta se embalsara y subiera de nivel. Cada vez se hace más claro, con la tecnología, que donde se ha construido no es de lógica: ¿aún no somos incapaces de leer la naturaleza?
Ahora piden un plan de prevención, y la limpieza de ramblas, ¿pero esto es suficiente o incluso necesario? Nos quedamos en lo superfluo, en lo banal. El problema radica en que queremos construir a toda costa en contra de las leyes físicas y de la meteorología. Es tiempo de dar vivienda digna a los que la han perdido, de reflexionar sobre si se construyen las infraestructuras necesarias, que dentro de un tiempo no solventarán el problema y que requieren una gran inversión; o demoler y dejarlo otra vez de forma natural. Esta tragedia no tiene que haber pasado en balde, nos tiene que servir para tomar conciencia de nuestra dimensión como ser humano, y que no podemos construir allá dónde la naturaleza necesita su espacio, las propiedades que le arrebatamos. Pero parece ser que nuestros gerentes políticos y técnicos, que deben tener responsabilidad en estos trágicos sucesos, no lo entienden. La “sin razón” de la que cada vez hacen más gala, siguen insistiendo con urgencia, aprobar otra urbanización en el llano central de Vera (Almería), donde confluyen las aguas, y que no tienen manera de desaguar al mar: todo el frontal está construido. Es hora de ser responsables, de usar la tecnología, y la sabiduría tradicional en las decisiones políticas, revisión de planes, etc. Por favor, ¡No se queden en el plan de prevención y limpieza de ramblas, porque con eso no evitaremos de nuevo la cíclica catástrofe!
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*Artículo publicado originalmente por su autora el 13·10·2012


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