La entidad concedió créditos a la Gruinver SL de Rodríguez Valero por al menos 40 millones de euros; la mayor parte fallidos. En el momento de la compra, el representante de La Caja en la comarca era socio de Valero en la imobiliaria Vera Gestión del Patrimonio
Francisco Alonso |
Miguel Ángel Sánchez / 19·10·2015
La entidad concedió créditos a la Gruinver SL de Rodríguez Valero por al menos 40 millones de euros; la mayor parte fallidos. En el momento de la compra, el representante de La Caja en la comarca era socio de Valero en la imobiliaria Vera Gestión del Patrimonio. El director general de Cajamar, José Luis Heredia, el subdirector Bartomé Viúdez y el propio Francisco Alonso vendieron con anterioridad a Gruinver sus participaciones en las promotoras Huertos del Castillo y Nieva Golf.
Francisco Alonso “cobró con pagarés avalados por la propia Cajamar” 1,4 millones de euros (232.820.000 de pesetas). El hecho plantea algunos interrogantes. ¿Quién supervisó esta operación en La Caja y salvaguardó los intereses de los cooperativistas? ¿Acaso fueron los directivos que a nivel privado hicieron negocios con Gruinver? ¿Los mismos que aprobaban la concesión de creditos millonarios a esta empresa que más tarde resultaron fallidos? El silencio sepulcral de la entidad y la de los aludidos, pese a nuestros numerosos requerimientos, nos impide no ya encontrar respuestas, sino reflejar sus versiones.
Fue el antuso Diego Rodríguez Valero (DRV), muñidor de un entramado empresarial que sumaba más de 30 sociedades, 27 de ellas ligadas al ladrillo, el que propuso a sus socios capitalistas en Gruinver-6 SL invertir en Turre. La idea era comprar un conjunto de terrenos en las inmediaciones del cementerio -100 Has. (1 millón de m2)-. Casualmente era allí, concretamente en el denominado Pago de el Argamasón, donde la esposa de Francisco Alonso, jefe de la zona Levante de Cajamar, había heredado 80.636 m2 en régimen de bienes gananciales con su marido.
La propiedad de Alonso no era precisamente la mejor situada desde el punto de vista urbanístico, sin embargo “se le pagó el metro cuadrado más caro que al resto de vendedores”, cuenta una fuente bien informada.
La operación de Gruinver con ‘el Zona’ de Cajamar se cerró mediante escritura pública el 19 de enero de 2006 en una de las notarías de Vera, con el número de protocolo 148. La finca registral 11.026, sita en la parcela catastral 45, polígono 5, contaba con 8,6 Has. de secano. Siguiendo la norma habitual de aquellos tiempos, la adquisición a Alonso y otros se hizo con la esperanza de una futura recalificación con perspectivas de construir viviendas. Las conversaciones que por esos meses mantuvo Valero con las autoridades turreras permitían albergar esperanzas de alcanzar un buen negocio. Reclasificadas, las tierras multiplicarían su valor. Así, al menos, lo contó el propio Rodríguez a sus socios capitalistas. Pero los acontecimientos siguieron un curso distinto y la reclasificación no llegó.
Pero esta compraventa no sería significativa desde el punto de vista informativo si no fuese por quiénes eran los actores. De un lado un significado directivo de Cajamar, el propio Guerrero, que representaba a la entidad en la Zona Levante. Junto a él y en calidad de jefes en ocasiones, y de socios en negocios del ladrillo en otras, el director General José Luis Heredia, y el hoy subdirector General, Bartolomé Viúdez, por aquellos días jefe Territorial de Almería.
De otro, un conjunto de empresarios que depositaban su confianza y su dinero en Diego Rodríguez Valero para que éste, haciendo uso de sus dotes de vendedor y de sus relaciones en la comarca, rentabilizara la inversiones que hacía Gruinver-6 SL.
Los de Cajamar y Gruinver fueron socios o hicieron negocios en al menos dos empresas, Huertos del Castillo, en Huércal Overa, y Nieva Golf, también en el mismo municipio, donde Gruinver llegó a adquirir en la pedanía de Nieva, de donde es natural el subdirector General Bartolomé Viúdez, más de 1,2 millones de metros cuadrados rústicos para hacer un resort en base a una futura clasificación del suelo en el PGOU que por aquellos días elaboraba el Ayuntamiento huercalense. Tal clasificación no llegó a producirse y ahí están unos terrenos que a la vista de cualquiera resultan a todas luces inapropiados para un plan parcial de las características descritas, dada la pronunciada orografía, con desniveles y montes en los que construir un campo de golf con sus respectivas viviendas resulta una tarea poco menos que imposible.
Promociones Real de Nieva, otra mercantil filial de Gruinver, también compró mucho suelo entre Vera y la playa que acabó en manos de Cajamar como activos tóxicos por impago de créditos. La propia Gruinver obtuvo de La Caja 18 millones de euros para levantar el complejo Coto de Vera, en el cruce de Puerto Rey, sobre cuyos infortunios para la propia entidad y para quienes acabaron quedándose con la deuda “por recomendación directa de Heredia y Viúdez”, ya hablamos en una entrega anterior. Recuerden la carta enviada a La Caja por el empresario Alberto Garrido –ACTUALIDAD ALMANZORA Segunda Quincena de Septiembre 2015-. También el crédito de Coto de Vera está pendiente de saldar por parte de Cajamar vía ejecución hipotecaria de embargo sobre los activos tóxicos existentes –las viviendas-.
En este escenario, La Caja concedió importantes cantidades de dinero a la sociedad. Una estimación afinada sitúa la cifra en no menos de 40 millones de euros. No contabilizamos aquí aquéllos otros préstamos que suscribió Rodríguez Valero al margen de Gruinver.
Sin duda, la otorgación de esos millonarios créditos debía contar con el respaldo de Alonso, como responsable de Zona; la aprobación de Viúdez como jefe Territorial; y el conocimiento de Heredia, el gran jefe, que debía estar al tanto de todo por dos razones: La primera por su condición de director General y estar en juego fuertes cantidades de dinero procedente de los depositantes o clientes y de los socios cooperativistas; y la segunda porque los tres habían cerrado a nivel particular negocios con Gruinver y, desde esta posición de cercanía, los movimientos de la empresa no podían ser del todo ajenos a quienes dirigían la entidad de crédito.
El arranque
Efectivamente, los tres directivos de la entidad habían fundado Dopucasa SL el 10 de agosto de 2004. El 13 de agosto Dopucasa entran en sociedad con Rodríguez Valero y Cía. constituyendo Huertos del Castillo SL de Huércal Overa. Dos meses y siete días después, el 20 de octubre de 2004 y sin que Huertos de Castillo hubiera movido un ladrillo, Heredia, Viúdez y Alonso venden sus acciones a Rodríguez Valero y éste las revende a Gruinver 6 SL, de la que era también socio.
Por otro lado, el 20 de agosto de 2004 –ojo a las fechas porque todo ocurre en un espacio de tiempo muy corto, solapándose unas operaciones con otras-, Dopucasa SL formaliza la escritura de constitución de una segunda sociedad con Valero. Su nombre es Nieva Golf Inmobiliaria SL -número de protocolo notarial 4.073-. De nuevo los de Cajamar venden rápido. El 21 de septiembre de 2004, tan sólo un mes y un día después de crear Nieva Golf, y otra vez sin mover un ladrillo, se deshacen de sus participaciones, que acaban en manos de la ‘Gruinver’ de Rodríguez Valero y Cía. ¿Aplaude La Caja estas acciones especulativas de sus empleados y directivos? Los Estatutos y el Código Ético no parecen respaldarlas en su articulado.
Previo a todo lo contado, y en el mismo año 2004, el 6 de febrero Valero, Heredia, Viúdez y Alonso formalizan en escritura pública en una notaría de Vera, con el número de protocolo 344, la compra de Vera Gestión del Patrimonio SL, de la que al parecer los de la Caja, al menos los dos más altos de la jerarquía, obtuvieron una muy interesante ganancia. “Aquello fue desproporcionado”, cuenta nuestra fuente.
Con estos antecedentes, donde la vinculación entre Gruinver y los directivos de Cajamar queda probada, el 19 de enero de 2006 Francisco Alonso recibe de Gruinver 1,4 millones de euros (232.820.000 de pesetas) “en pagarés” -que la propia Caja avaló- por su propiedad de 8,6 Has. de secano en Turre, situadas en las inmediaciones del camposanto. Resulta curioso que la compra no quedase condicionada a la reclasificación del terreno, pese al alto precio pagado.
Gruinver y Alonso, a solas
La adquisición de un conjunto importante de fincas en las inmediaciones del cementerio de Turre –unas 100 Has.- no la formalizó Gruinver en solitario. Aren SA y Gonremo Valdemoro SL la acompañaron. De acuerdo a la documentación que obra en nuestro poder, las propiedades compradas fueron 16. Todas las escrituras se firmaron entre febrero de 2005 y junio de 2006.
Gruinver, Aren y Gonremo cerraron la operación conjuntamente con tres propietarios de ocho fincas. Aren SA con otros tres propietarios de cuatro fincas. Gonremo lo hizo con dos propietarios de dos fincas, y Gruinver negoció en solitario con el directivo de Cajamar. Pese a no ser la propiedad mejor situada, Alonso consiguió vender a mejor precio que el resto.
__________________________________________________________________________
Otras noticias relacionadas:
No hay comentarios :
Publicar un comentario