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La guerra del marisco en el pueblo de los galanes (¡Y qué galanes, nena!)

BIANCA L.


23·09·2016

“MÁS VALE PERMANECER callado y que sospechen tu necedad, que hablar y quitarles toda duda de ello”. Abraham Lincoln 

¡Vaya con el “pueblecico”!, como me decía una indígena días atrás, y por más que le pese a la señorita Ballesta, que se puso como una hiena por mi anterior reportaje. Por el interés te quiero, Andrés. Pero vayamos al asunto del centollo y la navaja, del pulpo y la almeja, y de las vieiras y las zamburiñas, que se nos calienta el ribeiro otra vez. 

A finales del pasado mes de agosto (del 18 al 28 para ser precisas) estuvo abierta al público la llamada “Feria del Marisco Gallego” en el puerto pesquero del pueblo de Carboneras (antiguamente llamado Cabezo de la Carbonera –aprende historia neni). Y ustedes se preguntaran ¿esto qué es lo que es? Sin problema, esto es una empresa (hay varias) que va por la diversa geografía hispana con sus cocinas y neveras ambulantes dando a degustar a los batuecos los variados y exuberantes productos del mar gallego, allá por el noroeste peninsular. 

¿Y qué es lo que ha pasado? Se preguntaran ustedes, pues nada “jomía”, que el sector hostelero y de la restauración se rebeló contra el Ayuntamiento, y más concretamente contra dos concejales del gobierno que también participan en negocios de restauración familiares. Todos y a una, como en Fuente Ovejuna, los ariscos y montaraces miembros (y “miembras”, nena, que como la meigas, haberlas hailas) del sector, desde los musicales chiringuitos y pubs de la zona hasta las pizzerías y heladerías, pasando por los restaurantes de paella y ración de gambas “rojas de Garrucha” se amontonaron en el edificio consistorial reclamando la inmediata expulsión del solar patrio de los mariscadores galaicos, que aviesos y embrujadores, venían a quitarles la poca clientela que había este verano en la pertinaz villa turística que un día fuera territorio del Marqués del Carpio, noble descendiente del señorío de Vizcaya. 

¿Y entonces? Entonces hubo reunión o cónclave o junta, que no se pusieron de acuerdo, entre los airados representantes del sector hostelero y los sorprendidos representantes municipales, llegando al acuerdo de ponerse de acuerdo la próxima vez que vaya a pasar, pueda venir o venga alguien alguna vez, a montar otro chiringuito, o feria o carrito de gominolas en el zafiro del Mediterráneo, La Mar Divina o en la Carboneras enamora de los esforzados carboneros. 

“No es asunto menor”- Me manifestaba un erudito carbonero. Y continuaba: “Téngase en cuenta que aquí en Carboneras se repite como un mantra que Mojácar nos robó el Parador Nacional con males artes, que Níjar se ha apropiado de la playa de Los Muertos ¡la mejor de España! con el parque natural Cabo de Gata-Níjar ¿dónde está Carboneras? y que Garrucha, para ahondar en la herida, nos ha robado la famosa gamba roja, que como todo el mundo sabe se desembarca y vende en Garrucha pero se pesca en Carboneras, con el conocido nombre comercial de “Gamba Roja de Garrucha”. 

“Todo esto afrenta con motivos a una parte importante de la población carbonera”-prosigue. “No es importante por el número, sino porque ocupan puestos nucleares en la vida económica, política y cultural del “pueblecico” y tienen influencia sobre amplios sectores de la población”. 

-¿Y usted cree que es cierto todo esto? –pregunto. 

-“Lo que yo crea es secundario, el caso es que hay mucha gente que lo cree y lo repite como un salmo, propagando ese victimismo tan español y castizo”. 

-¿Y usted qué opina? 

-“No es una opinión, son verdades históricas. Carboneras ha estado siempre aislada, hasta bien entrado el siglo XX para acceder a ella había que hacerlo por caminos tortuosos por donde solo podían transitar bestias ¿cómo podían entonces comerciar sus productos? La primera carretera iba por la costa hasta Garrucha, pero los temporales la destrozaban periódicamente y mientras se reparaba había que ir atravesando las sierras, se subía río arriba y por la rambla hasta el Saltador Alto, se subía la cresta y bajaban hasta la Rambla del Moro, que desemboca en Macenas y desde ahí hasta Garrucha, que tenía puerto y buenas comunicaciones con Vera.” 

-“Durante la Segunda República hubo promesas de hacer un puerto pesquero, pero la guerra y sus consecuencias no lo hicieron posible hasta 1991. Cuentan que en la década de los 60s un alcalde le pidió el puerto al Gobernador y éste le contestó que cómo se atrevía a pedirle un puerto pesquero si no tenían agua corriente en el pueblo ¡y entonces trajeron el agua corriente! En la década de los 50s hicieron la carretera de La Parrica, que es como se conoce a la que nos comunica con Mojácar y Garrucha y el levante, pero incluso hoy, reparada y con doble carril, sigue echando para atrás a mucha gente. La que nos comunicaba con la capital, enlazando en La Venta del Pobre con la Nacional Murcia-Almería, no terminó de asfaltarse hasta la década de los 70s, y no era apta para melindrosos: 191 curvas en poco más de veinte kilómetros, y eso que había cuatro de rectas, más de media hora ¡y cuidaico! Hasta 1984 no se terminó la carretera actual, que nos pone en la Venta del Pobre en diez minutos”. 

-“Esto quiere decir que Carboneras estuvo incomunicada e inaccesible hasta hace pocas décadas. Aún hoy es difícil captar otras frecuencias de radio que no sean Canal Sur y La Ser. Y esa sensación de abandono y aislamiento perdura en el sentir de varias generaciones de carboneros. Aquí escaseaba todo, el agua sobre todo, como en más de media Almería, y en los 50s y 60s con las sequías muchos emigraron, antes lo habían hecho otros, familias enteras vendían lo poco que tenían: casa o tierras y se marchaban a Almería, Algeciras, Cartagena, Cataluña, Francia, Alemania o América. Hay descendientes carboneros en todo el mundo”. 

-Disculpe, pero mi pregunta es si usted creía cierta esa especie de conjura contra Carboneras. 

-“Ya, esto era para explicarle las raíces del trauma. No tiene bases reales. El parador nacional fue un logro del alcalde Jacinto, de Mojácar, y están bien documentados todos los pasos que dio. Aquí en Carboneras, los caciquillos del momento, para tapar su ineptitud y falta de peso, dijeron a la gente que el parador venía para aquí, que teníamos mejores playas ¿y cómo iban a hacer un Parador Nacional sino teníamos ni carreteras ni agua? En lo que respecta al parque natural, que constriñe Carboneras al tener casi un 80% del término municipal en él, habría que preguntarle al que fue alcalde durante 28 años cómo lo hizo tan mal, porque a este pobre hombre o lo engañaron como a un pavo o tuvo más mala leche que Caín. Que el nombre de Carboneras no aparezca en la denominación del parque o que no se obtuviesen compensaciones a cambio sólo demuestran la vehemente incapacidad e impericia de quien rigió los destinos de este pueblo durante tres décadas”. 

“Y en cuanto a las gambas ¿están ricas eh? es un sinsentido. El mar no tiene dueño, se pescan en lo que llaman “El Canto” y es una zona que va de entre 20 a 60 millas náuticas. Así que cualquiera, desde el Cabo de Gata hasta Águilas puede decir que las gambas son suyas. Y eso lo único que demuestra es la falta de sentido comercial del sector pesquero de Carboneras. En Garrucha han sabido crearse una marca ¿por qué en Carboneras no? Si bien no para el marisco, pues no tiene flota arrastrera, si puede hacerlo para otros tipos de peces ¿los galanes? y de sistemas de pesca ¿palangre artesanal? En la actualidad hay que saber venderse: crear marca y publicitarse”. 

-Muy interesante, además, hace escasas fechas la prensa publicaba las estadísticas económicas y Carboneras es el segundo PIB provincial, solo por debajo de la capital ¿qué le parece? 

-“Es normal, el peso de la industria es muy alto. Y eso no parecen tenerlo muy claro los ciudadanos: gracias a la industria Carboneras es como es, muchos creen que sin la industria seríamos como Mojácar ¿están seguros de que quieren eso?, pero lo cierto es que seríamos como las Negras y Rodalquilar. Peor comunicados y con bajo nivel económico. Los salarios más altos se pagan en la industria, hay más especialización. Agricultura, pesca y hostelería tienen salarios mucho más bajos y requieren pocos especialistas. 

-Pues muchas gracias, me ha hecho usted el trabajo. 

-“A usted, ha sido un placer”. 

Desde Carboneras, Bianca L.


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