RAFAEL M. MARTOS
15·12·2016
NO SE PUEDE dramatizar ni mucho menos sobre los presupuestos del PSOE y Ciudadanos para la Junta de Andalucía en relación a Almería. No se puede dramatizar, pero lo que tampoco se puede es frivolizar con ellos.
Si nos detenemos en los detalles principales de los que dio cuenta la consejera almeriense Carmen Ortiz, éstos atienden a demandas históricas de la provincia, como una partida para el hospital materno-infantil, para transformar la Casa del Mar en centro de salud, para el IES de El Toyo, para eliminar aulas prefabricadas… y todo eso, junto con otras actuaciones detalladas, no puede ser minusvalorado, ya que supone una importante inversión.
Ahora bien, no hace falta tener una gran memoria para recordar cuándo fue prometido todo eso, y tampoco para recodar cuántas veces se han movilizado los almerienses –y eso que son poco de agitarse- para que se tuvieran en cuenta esas reclamaciones.
Es de agradecer que el PSOE haya aparcado la política de la promesa fácil con el consiguiente incumplimiento postelectoral, y no nos haya obsequiado en estos presupuestos con una partida para el Conservatorio de Danza y el Auditorio de Música… para luego no ejecutarla, u otra para terminar la Autovía del Almanzora… que tampoco se ejecutara, u otra para ampliar y mejorar las sedes judiciales en Roquetas, El Ejido o Huércal Overa… que acabaran en nada, u otra… en fin, para callar bocas ahora, y tener que comerse sus promesas luego.
Que todo lo que está en estos presupuestos sea necesario, no quiere decir que en ellos esté todo lo que precisa Almería con urgencia. Es por eso que lo correcto es ser parco en los elogios, si es que acaso mereciera alguno, o de lo contrario se puede rozar el ridículo más patético, como cuando desde la tribuna del Parlamento Andaluz Adela Segura afirma que el curso comienza con normalidad y sin incidentes… No, si es con normalidad, es con incidentes, ya que siempre los hay… y cuando no está resuelta la adjudicación de profesores el primer día de clase, eso está mal, y cuando se nos vende bilingüismo sin serlo, es peor, cuando además eso depende de si te toca o no (en un colegio privado, pagas y recibes, en la enseñanza pública pagas… y te dan lo que quieren), cuando hay cursos enteros en los que los libros gratuitos NO EXISTEN y los profesores dan fotocopias y piden al alumnado que se bajen textos de internet… pues eso y otras muchas cosas, es hacer el ridículo, un ridículo espantoso.
Pues eso, que mientras unos deben evitar el ridículo al valorar los presupuestos, otros deben evitar la autoflagelación ya que desgraciadamente nuestros males no son ni más ni menos que los del resto de Andalucía… y comparar a un nivel de Gobierno lleva siempre a comparar con otro nivel, y eso nos conduce a ningún sitio.
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