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Morales condiciona la entrega de la Alcaldía al PSOE a un acuerdo de transición

El regidor de Turre, que dice no tener prisa para convocar el pleno, quiere que sus coaligados de gobierno se comprometan a respetar los proyectos que él ha puesto en marcha


Arturo Grima (PP) y María Isabel López (PSOE)
Miguel Ángel Sánchez / 08·02·2017

La aspirante socialista a la Alcaldía de Turre y primera teniente, María Isabel López, dio su brazo a torcer y se reunió, al fin, con su socio de gobierno, el representante de Somos Turre y actual regidor desde las pasadas elecciones, Martín Morales, para negociar el relevo en la alcaldía.  

La reunión era para el primer edil una cita inexcusable antes de cumplir el pacto entre las dos formaciones, que contempla la alternancia en la Alcaldía a partir del próximo 13 de febrero, pero hasta el pasado domingo, 5 de febrero, no había fecha para su celebración por la reiterada negativa de la candidata socialista. 

“La he llamado varias veces y le he mandado mensajes a través del teléfono para que mantengamos un contacto previo al traspaso de poderes, pero María Isabel me ha hecho saber que no lo desea. Me dice que si hasta ahora no hemos tenido reuniones, tampoco las vamos a tener ahora”, explica el presidente de la Corporación. La versión de la otra parte no es posible reflejarla en esta información puesto que desde que fue elegida como concejal, incluso durante la etapa de la campaña, la joven López no ha querido mantener las lógicas relaciones de un político con los medios de comunicación. A este medio no le ha dado ni una sola declaración. 

La negativa de la socialista a verse con Morales, e incluso la respuesta que, según el regidor, le ha dado, muestra hasta qué punto reina la falta de simpatía entre las dos fuerzas que en junio de 2015 optaron por coaligarse para impedir que el popular Arturo Grima –ganador con minoría de las últimas elecciones- se hiciera con la vara de mando. Grima anticipó entonces que el acuerdo no funcionaría y añadió tiempo después que “lo único que les mantiene unidos es el sueldo y la falta de una alternativa para deshacerse los unos de los otros”.

A lo largo de este año y medio largo de mandato, las antipatías en el seno del equipo de gobierno han sido evidentes, dando lugar a numerosos episodios que reflejan la soledad en la que se mueve la primera autoridad municipal. Los cuatro representantes del PSOE más los dos de Somos Turre han protagonizado escenas en los plenos y en el despacho del alcalde que confirman un alto deterioro de las relaciones, con las naturales consecuencias sobre una gestión que apunta toda clase de maneras descoordinadas en la acción de gobierno. 

El escenario se agrava más, si cabe, con las conocidas discrepancias que han acabado en ruptura entre los dos representantes de Somos Turre, es decir, el alcalde y su compañera –ya excompañera- María Luisa Cervantes, a quien la asamblea del grupo de izquierdas vinculado a IU y Podemos decidió expulsar, si bien ésta ha mantenido su acta de concejal y se siente más próxima al PSOE que a la formación independiente por la que se presentó a los comicios locales de mayo de 2015. 

A lo largo del periodo transcurrido del mandato, los plenos han sido toda una prueba de la permanente confrontación que se vive en el gobierno municipal. El alcalde quiso poner en marcha una serie de grupos vecinales para impulsar la participación ciudadana, que no gozó del respaldo del PSOE. Tampoco su decisión de involucrar al Ayuntamiento en el difícil panorama urbanístico de los residenciales de la sierra ha contado con el apoyo socialista. Muy al contrario, la oposición ejercida por el PSOE ha sido firme. La pretensión de Martín Morales de obligar a los promotores a desarrollar sus planes parciales en Cabrera tomando el Consistorio el mando y supeditando la Junta de Compensación a las decisiones municipales, generó y mantiene vivo un verdadero espectáculo político en el que 10 de los 11 miembros de la Corporación –PSOE, PP (en la oposición) y la exSomos Turre María Luisa Cervantes- expresaron su negativa a refrendar las intenciones del primer edil, quien hubo de recurrir a los decretos para sacar adelante su iniciativa. 

Este hecho dio lugar a agrias disputas en las reuniones de la Junta de Gobierno, donde se pudieron escuchar expresiones como “dictador” y “sinvergüenza” dichas por la socialista López al alcalde. O sea, de la primera teniente a su superior jerárquico. 

Previo a ello, el regidor había optado por retirar las competencias en Urbanismo a la socialista, que mantiene su papel de número dos municipal pero queda privada por decreto de intervenir directamente en los asuntos de la sierra en calidad de titular de Urbanismo. 

INGOBERNABLE 

En las sesiones plenarias, el voto en bloque del gobierno se ha echado de menos en numerosas ocasiones, quedando propuestas de Alcaldía sobre la mesa y aprobándose mociones de la oposición por la falta de unidad de criterio entre quienes dirigen el Ayuntamiento. A la vista de lo referido, cualquiera tildaría de Consistorio ingobernable al de Turre. Pero ahí siguen los coaligados, sin llegar a romper el pacto y a la espera de que se den las condiciones para el traspaso de poderes y se cumpla el acuerdo de la alternancia que lleve a María Isabel López a sentarse en el sillón presidencial. 

Según cuenta Martín Morales, el propósito de reunirse con sus ‘socios’ estos días busca el cumplimiento del mandato de la asamblea de Somos de Turre, “que desea respetar los términos del pacto, ceder la Alcaldía al PSOE y garantías” de la futura alcaldesa de no echar tierra sobre los proyectos iniciados por el actual regidor. 

El arreglo de algunas calles comprometidas con el dinero de los planes provinciales que promueve la Diputación y la realización de una acera en la Avenida de Almería que salvaguarde a los peatones, en tanto llegan los esperados, y parece que inalcanzables, fondos para remodelar toda la travesía, deberían quedar garantizados. Pero no, el contacto entre las dos partes no tiene a esta hora día de celebración. Y ello pese a que cada jornada, se supone, uno y otros se ven por los pasillos de la Casa Consistorial, aunque no parece que con mucho aprecio político.


Sin embargo, el pasado lunes, a las 20:00, tuvo lugar la reunión, aunque se saldó sin ningún acuerdo firme y, por tanto, sin fecha para la investidura de María Isabel López, aunque la negociación continúa abierta, aunque el relevo de la Alcaldía, fijado para el 13 de febrero, no parece, por tanto, que se vaya a producir en la fecha prevista salvo sorpresa de última hora. 

No resulta gratuito plantarse si esta situación es coyuntural o, por el contrario, puede acabar dinamitando los frágiles –por no decir inexistentes- cimientos que sustentan el pacto de gobierno en Turre. 

El PP, mientras tanto al acecho, espera acontecimientos y a buen seguro que no descarta un contexto político que le permita sumar a sus cinco concejales un sexto que, hastiado del conflicto, facilite la presentación y el éxito de una moción de censura. 

La Fiscalía se interesa por el problema de la Sierra 

La Fiscalía ha requerido al Ayuntamiento de Turre documentación sobre la situación del residencial Cabrera. Lo hace después de que el alcalde, solo en su intención de buscar una solución al conflictivo asunto que destapa graves anomalías urbanísticas en Cabrera, pusiera en conocimiento del Ministerio Público presuntas ilegalidades cometidas por anteriores gobernantes y promotores. 

Falta de infraestructuras, viviendas sin licencia de primera ocupación, tomas de luz y agua que rozan, cuando no incurren, en clara infracción, y un desigual reparto de los costes de mantenimiento que premian a los promotores y castiga a los residentes, son aspectos que interesan inicialmente al fiscal.


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